Comprobación de la Teoría

Comisión Médica Americana

Carlos J. Finlay desempeñó un papel excepcional en la ciencia cubana. Su enorme talento y sus conocimientos cimeros en medicina, su capacidad de hacer uso de otras disciplinas científicas, y su hondo amor al trabajo y al estudio, su fidelidad ilimitada a los postulados científicos, su clara intuición para elegir el objeto de sus investigaciones, y realizar observaciones correctas y exactas, acertadas síntesis, conclusiones certeras y nuevos descubrimientos; hacen de él una personalidad notable de la ciencia universal. Su gran visión práctica y su desvelo por salvar a la humanidad de la enfermedad y la muerte, liberándola del acicate de una de las más horrendas y desvastadoras enfermedades, contra la que no había defensa alguna: la fiebre amarilla; le permitió abrir causes para el conocimiento y la erradicación de otras enfermedades transmisibles por vectores biológicos, y lo acreditan, además de sabio, como hacedor del progreso social y benefactor de la humanidad.

Las principales conclusiones que aportó Finlay a la historia médica con sus descubrimientos puede resumirse en:

    1.  La teoría científica del contagio de las enfermedades epidémicas; su modo de propagación y trasmisión de una persona enferma a un sujeto apto para contraerla, lo cual representa una formulación estelar, original y exclusiva, sin antecedentes, ni precursores en la historia médica de las enfermedades epidérmicas.
    2. La aplicación de esta teoría por extensión a todos los seres orgánicos la enmarca dentro de las ciencias biológicas.
    3. La solución del problema del contagio, no como cuestión médica, sino como un contenido filosófico, como lo revela el hecho de haber tenido que expresarlo mediante la síntesis dialéctica, de las 2 principales corrientes epidemiológicas de su tiempo.
    4. Los resultados de la aplicación de esta teoría, en la investigación del modo de propagación de la fiebre amarilla, que lo condujo al descubrimiento del Culex mosquito (Aedes aegypty) como el vector biológico trasmisor de la enfermedad.
    5.  La selección del mosquito Aedes aegypty como el único agente trasmisor de la fiebre amarilla.
    6. La teoría del contagio enunciada por él tiene un carácter eminentemente científico, al poderse establecer de un modo riguroso su comprobación mediante la experimentación.
    7. El conocimiento del ciclo evolutivo de la fiebre amarilla, su naturaleza, su clínica y su diagnóstico le permitieron descubrir las formas benignas o larvadas de la fiebre amarilla; sobre su base se experimentó en seres humanos, y reproducirla bajo el control clínico terapéutico.
    8. Con la aplicación de su método experimental produjo por primera vez, en la historia de la medicina, casos de fiebre amarilla benigna, o intermedios, sin riesgo para la vida del individuo que se prestaba a ser inoculado con mosquitos contaminados.
    9. Sus experiencias clínicas, y sus trabajos experimentales, le permitieron adquirir el más completo y cabal conocimiento de la fiebre amarilla como entidad nosológica, reputándose mundialmente como la primera autoridad en esta enfermedad.
    10. El hecho de que su teoría fuese acogida con reservas e incomprensiones por los científicos de su tiempo, tanto en Cuba como en el extranjero, se explicó porque su enunciado constituía una discontinuidad, un salto cualitativamente brusco en el pensamiento medicocientífico de la época. Era la subversión total de conceptos mantenidos durante largo tiempo por los sanitarios e higienistas. La oposición se motivó como en el caso de otros grandes descubrimientos, por la inercia mental, por la presión de los criterios establecidos, por viejas ideas que no querían abrir cauce a las nuevas, y también por ciertos intereses creados en la profesión médica que ven en lo nuevo la pérdida de prestigio por la incapacidad de asimilarlas y afectarse en su rango económico y social; en el caso de los sanitarios, su apego intransigente a los criterios derivados de la policía cuarentenaria de la que eran dependientes profesionalmente
    11. La comprobación de la teoría, aunque sólo fuese de modo parcial, resultó un estímulo para desarrollar el capítulo de la trasmisión de otras enfermedades; promovió la investigación interdisciplinaria entre médicos y biólogos; creó y desarrolló una importante ciencia nueva, la entomología médica; modificó sustancialmente los postulados de la profilaxis, de la higiene pública y de la medicina preventiva.
    12. Junto con los descubrimientos de Pasteur y Koch estableció la nueva doctrina de las enfermedades epidémicas e infecciosas, deviniendo en el enlace necesario para explicar como los gérmenes o agentes causales de una enfermedad podían penetrar en el organismo humano sano.
    13. Su teoría se apoyaba en el principio de proteger e impedir la propagación de las enfermedades, esforzándose por encontrar métodos que asegurarán la inmunidad del individuo a la fiebre amarilla, bien por la inoculación directa del mosquito contaminado o por la sueroterapia.
    14.  De su teoría se derivaron reglas precisas que él mismo prescribió para la erradicación de la fiebre amarilla mediante la destrucción del vector, y así nació uno de los métodos más eficaces para la eliminación de las epidemias, como lo testimonia la erradicación de la fiebre amarilla en La Habana, Veracruz, Brasil, Nueva Orleans y otras zonas endémicas, y su efectividad en los casos de epidemias esporádicas u ocasionales. La aplicación de las reglas de la lucha antivector representan en la actualidad, el mejor medio para el control y la extinción de las enfermedades infecciosas; su ejecución en las diferentes campañas promovidas, ha salvado millones de vidas humanas y ha favorecido el progreso económico y social de las naciones.
    15.  Los propósitos de EE.UU. de adjudicarse este descubrimiento, aparte de constituir una evidente prueba de robo científico y cultural propio de la acción del imperialismo, fueron tratar de justificar la intromisión en los asuntos internos de una nación, violando los derechos soberanos de la misma. Los médicos integrantes de la comisión militar americana que se prestaron a esta usurpación faltaron a los principios morales y éticos universales que rigen los derechos de la creación científica y contribuyeron a que se falsearan los postulados de la verdad histórica.

(Tomado de Sánchez Dager G, Sánchez Dager JA, Herrera O. Finlay, científico cubano. Rev Cubana Hig Epidemiol. May-Ago 2000). Disponible en: http://scielo.sld.cu/pdf/hie/v38n2/hie09200.pdf)