Ayer participé en una reunión virtual de la BVS donde Abel Packer daba una conferencia. Esto pudo llevarse a cabo gracias a que la OPS le está financiando a Infomed 5 salones virtuales de un sistema muy bien hecho, llamado Elluminate, que brinda la posibilidad de la realización de este tipo de reunión, con video, audio y chat incorporado: Todo en uno!
Ver el Elluminate en plena faena me hizo ir atrás, a donde empezó todo esto de mi relación con Infomed. Recordé mucho, y en la medida que iba sumando hechos, acciones y sentimientos a mis recuerdos, me di cuenta que debía compartirlos, porque en cierto punto, dejaban de ser míos para ser parte de la historia de Infomed, quien es en definitiva la protagonista de lo que hoy escribo. Sin la existencia de Infomed nada de esto hubiera sido posible.
Cuando imparto docencia sobre Tecnologías, siempre le cuento a mis alumnos la sensación que me embargó la primera vez que envié y recibí un mensaje eléctronico…fue tremendo, algo que me dejó perpleja, atónita. Esa sensación no es para nada comparable con la que tuve cuando vi por vez primera una comunicación textual en tiempo real a través de una RED. Estoy hablando de la segunda mitad de la década de los 90, Infomed apenas gateaba, y tenía un maravilloso Portal estático al que acudíamos una y otra vez buscando información a velocidades de conexión increiblemente bajas, soportado por un nodo de una capacidad que hoy nos daría lástima. Cuando lográbamos conectarnos por “dial up”, nos concedían 45 minutos y al cabo de ese tiempo el sistema nos desconectaba de forma automática, así se garantizaba que más personas pudieran beneficiarse de los servicios. En esa medida se refleja que desde los comienzos había en Infomed una idea nítida de lo que es una verdadera red. En mi casa yo tenía lo que pocos, una pc propia, con un DD que no le cabía el programa Harvard Graficc, todo era de palo, lento, terrible (no sufríamos pues aun no teníamos la percepción real de cuan lento era. Imagino que los conductores de los primeros automóviles consideraban toda una hazanna ir por la vía a una velocidad de 40km/h , así me sentí yo en los inicios).
Entonces ocurrió aquella escena, yo parada frente a una “486” mirando cómo un grupo de personas de distintos lugares del planeta, DEL PLA NE TA!! se comunicaban de forma síncrona y fluídamente a través de textos.
No puedo negarlo, tenía una vívida sensación de estar fizgoneando por el huequito de una puerta, pero la emoción no me permitía dejar de mirar aquello. Estaba imantada, pegada, encolada, hipnotizada con lo que estaba viendo. Había una pantalla con dos divisiones principales, la de la derecha decía unos nombres y en la de la izquierda iba apareciendo el texto que cada uno de esos nombres escribía (no es gracia, ahora es muy sencillo explicarles esto, aunque pronto dejará de serlo para los que vienen creciendo). Cuando el que daba la clase o conferencia terminaba algún acápite, yo veía unos símbolos, unas palabras, un lenguaje que no entenía….. después me di cuenta que el resto aplaudía…en vez de poner la palabra “aplausos”, escribían “plash, plash, plash”!!! Y al final hablaban algo de que lo escrito se podía salvar…..
Esa escena cambió mi vida profesional (yo tan psicóloga creyéndome saber de comunicación!), fue una sacudida, un mazazo, un desorden, un caos en las entendederas, qué es lo que va a venir ahora, pero carijo! no acabo de entender eso que ví, y qué pasará con las cartas, con esas de papel, qué haremos con los teléfonos, no, pero esto me gusta más que el teléfono, me da menos pena escribir que hablar. Que susto, que aleteo en mi estómago, que desesperación por volver a sentarme a ver “aquello”, no, no solo quería mirar!, quería ser parte de “aquello” cuanto antes!!!, tenía cosas que decir y muchas ganas de usar aquel invento trastocador de vidas.
Recuerdo esa noche haber malgastado horas intentando explicarle a mi familia lo que había visto, fue absolutamente en vano.(Continuará)
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