Higiene
La higiene debe ser el primer aspecto a tener en cuenta. Una condición que abarca la limpieza de manos, los utensilios, los alimentos y la superficie donde se cocinará.
– El lavado de las manos con frecuencia es fundamental, especialmente después de utilizar el servicio sanitario, al cambiar los pañales a un bebé o a un adulto mayor, antes de comer o preparar los alimentos.
– Hierva el agua de consumo, aun cuando le impresione limpia y segura; y si disfruta de deportes náuticos, evite tragar agua durante esta práctica.
– Tenga presente que el hielo y las bebidas confeccionadas con agua no hervida tienen igual riesgo.
– Separe los alimentos: no guarde juntos alimentos crudos y cocinados y utilice diferentes recipientes para conservar unos y otros.
– Tenga en cuenta que cada alimento tiene cocción diferente y conseguir que esta sea adecuada supone reducir los riesgos de que la carne, pescado o pollo, puedan contaminarse. Dos de las comidas más susceptibles de contaminarse son el pollo y los huevos, los cuales deben estar bien cocinados.
– Refrigerar: lo mejor es cocinar y consumir el alimento justo después de su preparación. Si no es posible, hay que poner en el refrigerador la comida cocinada antes de dos horas después de la cocción.
Puntualicemos sobre algunos mitos…
– La infección por Giardia no provoca quistes en la vesícula, ni en el hígado y tampoco afecta su funcionamiento.
– Ni la congelación, ni las cantidades de cloro que se añaden al agua para el consumo humano evitan la enfermedad, pues no destruyen al parásito.
Recuerde:
Si por cuestiones del azar, Giardia hace diana en su intestino, no olvide que si usted cumple con el tratamiento y preserva las medidas higiénicas, podrá curarse y prevenir ataques posteriores.