Diagnóstico
A todo recién nacido con ictericia no fisiológica o cuando existe un aumento brusco de su intensidad, se le debe medir, de inmediato, los niveles de bilirrubina en la sangre.
Esto permite identificar el nivel de gravedad de la misma, además de orientar con respecto a la conducta a seguir. Se indicarán otros exámenes para precisar su causa y para evaluar la evolución en los casos en que se requiere de algún tratamiento.
Tratamiento
La mayoría de las veces la ictericia neonatal es fisiológica y no se requiere tratamiento alguno. En los recién nacidos con ictericia patológica el tratamiento estará en función básicamente de su grado de madurez, días de vida, nivel de bilirrubina en sangre y su ritmo de incremento.
Es necesario que se le ofrezca al recién nacido leche materna cada vez que lo demande, preferentemente entre 10 y 12 veces al día como mínimo, para que las deposiciones sean frecuentes.
El tratamiento con fototerapia, con diodos emisores de luz, es el que más se indica. Permite desdoblar la bilirrubina impregnada en la piel y por debajo de esta en derivados que no son neurotóxicos como sí lo es la bilirrubina.

En el curso de la fototerapia deben protegerse los ojos de recién nacido y no se suspende la lactancia materna. En los casos más graves se indican otros tratamientos como inmunoglobuilina intravenosa y más excepcionalmente es necesario realizar una exsanguinotransfusión.
Los niveles muy elevados de bilirrubina en sangre se asocian con lesión cerebral dada su potencial neurotoxicidad. Por ende, es necesario examinar evolutivamente a todos los recién nacidos durante la primera semana de vida con el objetivo de diagnosticar oportunamente la ictericia patológica y evitar sus secuelas, entre las que se encuentran la sordera, algunos trastornos motores y la ictericia nuclear o encefalopatía bilirrubínica crónica también denominada kernicterus.

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