Preguntas frecuentes

¿Es la lepra una enfermedad como otras?

Sí, pero se distingue desde el punto de vista social pues usualmente padecerla implica un elevado prejuicio que se traduce en temor, horror y otras actitudes peyorativas, mantenidas por una equivocada tradición oral y escrita. Es decir, una cosa es la enfermedad y otra es la idea que se tiene de ella.

¿Cuáles son los primeros síntomas de la enfermedad?

La enfermedad se presenta en forma de manchas insensibles (anestésicas) o durezas (pequeños tubérculos), con alteraciones de la sensibilidad llamadas parestesias y anestesias; a veces por resfríos persistentes con hemorragias nasales, más raramente por debilidad muscular en pies y manos.

¿Cómo es el aspecto de un enfermo de lepra?

Generalmente la lepra no altera el aspecto exterior de los enfermos, siendo además su capacidad física e intelectual normal. También su conducta ética y comunitaria lo es. Solo aquellos enfermos que no han recibido tratamiento oportunamente o lo han abandonado, ocasionalmente, sufren alteraciones deformantes en la cara o en manos y pies, cuya rehabilitación puede realizarse por métodos quirúrgicos o fisioterápicos.

 ¿Cómo se transmite?

Es de baja contagiosidad. La lepra se transmite de persona a persona por contacto directo con casos de enfermos infectantes (es decir no tratados). Debe mediar una predisposición especial (susceptibilidad) ya que el 80 por ciento de las personas expuestas al riesgo de enfermar posee resistencia a la infección.

¿Se cura la lepra?

La lepra se cura. Existe actualmente una variedad de drogas que concurren eficazmente a ese fin. Debe destacarse que el tratamiento es prolongado, con una duración que se extiende de seis meses a dos años, según la forma clínica de la enfermedad. Solamente las drogas modernas antileprosas curan la enfermedad.  La clave de la curación es el diagnóstico precoz y la terapia oportuna.