» ¿Son lo mismo la demencia y la enfermedad de Alzheimer?
La demencia es un término que describe de forma global aquellos trastornos que merman de forma progresiva las capacidades cognitivas y que llegan a interferir en la autonomía del paciente en su día a día. Hay diferentes enfermedades neurológicas que pueden producir demencia, entre ellas la enfermedad de Alzheimer, que es el tipo de demencia más frecuente.
» ¿Cuáles son los signos de alarma ante los que se debe tomar la decisión de acudir al médico?
Según Alzheimer´s Association, existen 10 signos de alarma ante los que se debe acudir al médico, aunque no es necesario que se den todos. Son los siguientes:
- Cambios de memoria que afectan a la vida cotidiana: olvidar información recién aprendida, pedir la misma información repetidamente, depender de ayudas para hacer cosas que antes hacía solo.
- Dificultad para planificar o resolver problemas.
- Dificultad para desempeñar tareas habituales en la casa, en el trabajo o en su tiempo libre.
- Desorientación en tiempo y lugar.
- Dificultad para comprender imágenes visuales y relacionar objetos en el entorno.
- Problemas nuevos en el lenguaje oral y escrito.
- Colocar objetos fuera de su lugar habitual y ser incapaces de recuperarlos.
- Disminución o falta de juicio para tomar decisiones.
- Pérdida de iniciativa a la hora de tomar parte en el trabajo o en las actividades sociales.
- Cambios en el humor o en la personalidad.
» ¿Cómo se pueden diferenciar los síntomas asociados a la edad de una posible demencia?
La edad adulta y el envejecimiento cerebral se caracterizan por cierto grado de declive natural de funciones cognitivas como la memoria, las habilidades de orientación espacial y la velocidad de procesamiento de la información.
La pérdida de memoria asociada a la edad constituye la queja más habitual y la que más alarma social provoca. El hecho de no recordar nombres de personas conocidas, lo que iban a comprar o qué iban a hacer no significa que estén empezando a desarrollar la enfermedad de Alzheimer (EA).
Una persona habitualmente olvidadiza puede recordar detalles relacionados con el asunto que ha olvidado, mientras que las personas enfermas de Alzheimer no sólo olvidan detalles, sino el contexto completo. Por tanto, es importante aclarar que es motivo de preocupación cuando los olvidos se acentúan en el tiempo, son persistentes, las personas no tienen registros de esos olvidos y se vinculan a eventos completos y no a detalles o afectan a las actividades de la vida diaria.
Entendemos por demencia al síndrome de comienzo gradual de al menos seis meses de pérdida de memoria, con afectación de otras capacidades cognitivas (lenguaje, cálculo, orientación y juicio) y que afecta a las actividades de la vida diaria de la persona (laboral, social, cuidado personal). Las personas con un envejecimiento normal también pueden tener algunos déficits leves; sin embargo, el seguimiento de estas personas muestra escasos cambios con el paso del tiempo y, además, estos cambios no llegan a suponer deterioro funcional.
También se debe estar alerta ante cambios de comportamiento, como pérdida de interés en sus aficiones y pasatiempos, pérdida de concentración, incapacidad para adoptar decisiones y evitar cualquier tipo de responsabilidad, cambios de humor e irritabilidad.
» ¿La enfermedad de Alzheimer forma parte del proceso normal de envejecimiento?
La enfermedad de Alzheimer tiene lugar más, frecuentemente, en fases avanzadas de la vida y, por este motivo, la edad es considerada un factor de riesgo. La enfermedad de Alzheimer es un trastorno neurodegenerativo, que como tal, conlleva un proceso patológico y un declive de diversas capacidades cognitivas. Estos cambios no forman parte del envejecimiento normal de una persona. Aunque en edades avanzadas de la vida pueden haber olvidos ocasionales o una menor agilidad cognitiva para llevar a cabo algunas tareas, la enfermedad de Alzheimer va más allá, dado que implica un conjunto de síntomas y cambios progresivos que requieren de diagnóstico y tratamiento.
» ¿La enfermedad de Alzheimer es hereditaria?
En la gran mayoría de personas con enfermedad de Alzheimer los factores genéticos pueden tener una influencia en el riesgo (marcadores de riesgo), pero no causan por sí mismos la enfermedad. Por tanto, en general la enfermedad de Alzheimer no es hereditaria y no se transmite de padres a hijos. Existe una forma infrecuente, llamada enfermedad de Alzheimer genético (afecta menos de 1 de cada 200 casos de enfermedad de Alzheimer) en que la enfermedad es causada por una alteración genética que se transmite de padres a hijos y se inicia en edades muy precoces (20-50 años).
» ¿La pérdida de memoria es el único síntoma de la enfermedad?
Los problemas de memoria son el síntoma principal, el de primera aparición y el más característico de la enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, hay otros síntomas que aparecen a lo largo del proceso de la enfermedad y que pueden acompañar a los problemas de memoria desde fases iniciales o añadirse en fases más avanzadas. Estos otros síntomas son: dificultades a la hora de expresar el lenguaje, problemas con la orientación en el espacio y el tiempo o cambios en la conducta como la apatía o la desinhibición.
» ¿Se debe comunicar el diagnóstico a la persona enferma de Alzheimer?
Si la persona está en una fase moderada-grave de una demencia tipo Alzheimer podríamos suponer que sabe que algo ocurre, aunque no le pueda poner nombre ni identificarlo claramente. Cierto es que también existen personas enfermas que no son conscientes de enfermedad y eso habría que valorarlo, pues cambia la estrategia de afrontamiento de esta situación. La necesidad de hablar con ella, en realidad radica en su derecho a saber qué le ocurre. Esto no implica que necesariamente le dé el diagnostico tal cual lo conocemos, pero sí se le puede decir que necesita un tratamiento farmacológico y no farmacológico, especialmente estimulación cognitiva, que ayudará a enlentecer el proceso de deterioro cognitivo. Si así se decidiera, hace falta, entonces, que se le diga con mucho cuidado y respeto, siempre escuchando lo que la persona sienta y necesite para vivir este proceso lo mejor posible.
El criterio siempre es que la decisión de informar o no del diagnóstico provoque más beneficio que daño, por un lado, y en términos éticos considera el derecho que tiene toda persona de conocer su diagnóstico para, entre otras cosas, tomar decisiones importantes sobre sí misma y su futuro, mientras está capacitada para ello: temas legales, patrimonio, por quién y cómo quiere ser cuidado, tratamientos, etc. Esto debe ser evaluado por los familiares asumiendo que la persona necesitará apoyo y contención una vez se le dé la información.
Por todo lo anteriormente señalado, es importante y necesario hablar con calma con la persona enferma, saber cómo se siente y qué piensa sobre lo que le ocurre. Así, será ella quien nos orientará sobre qué tipo de información quiere saber y hasta donde puede elaborarla según su grado de deterioro. Esta conversación debe desarrollarse en un momento de confianza y acogimiento de sus sentimientos y aprehensiones.
Si es consciente de algunos síntomas, sería una buena oportunidad para hablar tranquilamente y decirle lo que sea capaz de asimilar y digerir. Hay personas que se niegan rotundamente a saber lo que ocurre, ya sea por un mecanismo de defensa o sencillamente porque no existe consciencia de enfermedad, lo que en algunos casos forma parte de los síntomas y complica bastante las cosas.
En esta fase necesitaría supervisión de algún cuidador que esté con ella más tiempo, al principio para actividades instrumentales de la vida diaria (banco, transporte, paseos, medicinas, etc.) y posteriormente las actividades básicas de la vida diaria (higiene, alimentación, adecuado descanso, ejercicio, etc.).
» ¿Cuántos años viven las personas con la enfermedad de Alzheimer después de que se les diagnostica la enfermedad?
Cada caso es distinto y el progreso de la enfermedad varía de una persona a otra. Como promedio, desde la aparición de los síntomas, las personas con alzhéimer pueden vivir de 8 años (el promedio) a 20 años.
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