Miocardiopatías Quimioinducidas

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Existen diversos fármacos que se asocian a esta toxicidad, destacando las antraciclinas. Además de la quimioterapia, otros fármacos utilizados en el tratamiento del cáncer como las terapias dirigidas, también pueden producir cardiotoxicidad (como por ejemplo el trastuzumab), por lo que el uso combinado de fármacos con potencial cardiotóxico está en diversas ocasiones contraindicado. La cardiotoxicidad producida por las antraciclinas es dosis dependiente (aparece hasta en el 7.5 % de los pacientes que han recibido una dosis acumulada de doxorrubicina de 550 mg/m2).

Según el momento de aparición de la cardiotoxicidad, existen:

  • Cardiotoxicidad aguda:

Durante el tratamiento o pocas horas después de su administración. Se manifiesta sobre todo en forma de taquicardias supraventriculares. No son dependientes de dosis ni aumentan el riesgo de cardiopatía posterior. Desaparecen al interrumpir el tratamiento.

  • Cardiotoxicidad crónica:

La que aparece entre la última dosis de quimioterapia hasta 2 años y medio después. Las manifestaciones clínicas son similares a los de la insuficiencia cardíaca congestiva de otra causa (sensación de falta de aire o disnea, cardiomegalia, edema periférico o hinchazón de las extremidades, derrame pleural o presencia de líquido en pleura, taquipnea o aumento del número de respiraciones por minuto, etc)…

Tiene una mortalidad entre el 25 %-60 %.

  • Cardiotoxicidad tardía:

Pueden aparecer de 6 a 20 años tras el tratamiento. Pueden aparecer incluso arritmias graves (incluidas fibrilaciones ventriculares). Se aconseja realizar un ecocardiograma una vez finalizado el tratamiento con quimioterapia para poder predecir la probabilidad de desarrollar alteraciones tardías y así valorar la frecuencia en el seguimiento a largo plazo.

Tratamiento de las miocardiopatías

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