Las caídas ponen en riesgo la independencia de los ancianos y causan una cascada de consecuencias individuales, con incremento de los traumatismos, siendo la fractura de cadera la más frecuente.

Muchas personas ancianas se muestran reticentes a informar una caída, porque la atribuyen al proceso de envejecimiento o porque tienen miedo de que limiten sus actividades.

En 1990, la suma de todas las fracturas de cadera que ocurrieron en el mundo llegó al 1,7 millón. Para el 2050 se espera que ocurran 6,3 millones de fracturas en el planeta.

La epidemióloga Martha Peláez (asesora regional de envejecimiento en la Organización Panamericana de la Salud)  es una de las gestoras del primer informe sobre ” El estado de envejecimiento y salud en América Latina y el Caribe”, presentado en forma conjunta por la OPS y el Instituto Merck de Envejecimiento y Salud.

El informe ofrece una radiografía acabada del problema en la región, y propone asimismo un plan de acción general “realizable” para garantizar que las personas mayores “sobrevivan y estén cada día mejor, y que el ciclo de salud de América Latina y el Caribe aumente junto con el ciclo de vida”.*

Un desafío que involucra a gobiernos, sociedades y proveedores de servicios de salud, y de cuyos éxitos seremos todos beneficiarios.

*   Perspectivas de Salud, publicado en la revista de la Organización Panamericana de la Salud. Volumen 9, Número 1, 2004.