La adicción a los opiáceos con frecuencia comienza en el botiquín familiar, advierte un estudio reciente.

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LUNES, 11 de diciembre de 2017 (HealthDay News) — La adicción a los opiáceos con frecuencia comienza en el botiquín familiar, advierte un estudio reciente.

Si alguien toma opiáceos recetados para el dolor, como OxyContin, es más probable que otros que vivan en la misma casa también obtengan una receta de opiáceos, encontraron los investigadores.

“El uso de opiáceos recetados podría propagarse dentro de los hogares, y los pacientes quizá deban tomar en cuenta los riesgos para otros miembros de la familia”, planteó la investigadora principal, Marissa Seamans, miembro postdoctoral del departamento de salud mental de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Johns Hopkins, en Baltimore.

Aunque el aumento en el riesgo fue pequeño (de menos de un 1 por ciento) podría ser relevante en la población como un todo, dado que cada año se recetan millones de opiáceos en Estados Unidos, anotó.

Una epidemia de opiáceos continúa provocando estragos en EE. UU. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU., cada día 91 personas mueren por sobredosis de narcóticos. Entre 2000 y 2017, las sobredosis de narcóticos acabaron con más de 500,000 vidas en Estados Unidos.

Con frecuencia, el camino a la adicción a las sustancias comienza con la disponibilidad de opiáceos recetados en casa, dijo el Dr. Stuart Gitlow, vocero de la Sociedad Americana de Medicina de la Adicción (American Society of Addiction Medicine).

“La primera fuente de narcóticos recetados es el botiquín”, advirtió. “Los familiares los venden o los usan, así que estos hallazgos no me sorprenden”.

La forma de prevenir el acceso a estos potentes fármacos comienza con que los médicos limiten la cantidad de pastillas que recetan, dijo Gitlow.

“Comienza con que los médicos no receten narcóticos para todo un mes, sino solo para los tres o cuatro días en que probablemente sean necesario, y que se renueve si es necesario”, comentó.

Los pacientes tampoco deben conservar los opiáceos no utilizados, sino devolverlos a la farmacia o deshacerse de ellos de otras formas, aconsejó Gitlow.

En muchos casos, los opiáceos no son ni necesarios, explicó. Con frecuencia un analgésico no narcótico funciona igual de bien.

Por ejemplo, tomar Advil y Tylenol juntos “funciona en la mayoría de casos”, aseguró Gitlow. “Con frecuencia, los opiáceos no son necesarios excepto en los casos más graves. Se podría eliminar una buena parte de las recetas de narcóticos”.

Para ver si tener opiáceos recetados en casa influía en que otros los usaran, Seamans y sus colaboradores observaron a los familiares que compartían un plan de seguro de salud de 2000 a 2014.

En específico, los investigadores observaron las recetas de opiáceos dadas a otro familiar del hogar, más allá del individuo que comenzó a tomarlos inicialmente.

Compararon esas recetas con las de analgésicos no opiáceos, como los antiinflamatorios no esteroides (AINE, incluyendo la aspirina) para ver cuántos otros familiares recibieron recetas de opiáceos.

En total, casi 13 millones de pacientes recibieron recetas de opiáceos, y unos 6.4 millones recibieron recetas de AINE, mostraron los hallazgos.

En un plazo de un año, las probabilidades de que alguien obtuviera una receta de opiáceos cuando otro habitante del hogar había recibido una eran un 0.71 por ciento más altas, en comparación con los hogares donde se recetaron AINE.

Dado el diseño del estudio, los investigadores no pudieron explicar el motivo de que otros familiares recibieran recetas de opiáceos, sino solo que fue así. Y no probaron que tener esos potentes analgésicos en casa provocara que otros los usaran y que obtuvieran sus propias recetas.

Aunque el riesgo de tomar los opiáceos de otra persona u obtener una receta propia es bajo, esos fármacos se deben mantener fuera del alcance de otros, sobre todo de los adolecentes, comentó un experto en la adicción.

“Si tiene una receta de un opiáceo, lo mejor es guardarlo donde no sea fácilmente accesible”, dijo Jonathan Morgenstern, vicepresidente asistente de servicios de adicción de Northwell Health, en New Hyde Park, Nueva York.

Morgenstern también recomienda deshacerse de los opiáceos no utilizados.

El informe aparece en la edición en línea del 11 de diciembre de la revista JAMA Internal Medicine.
Tomado la traduccion de:(HealthDay News)

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