Una rutina diaria calmada y bien organizada, ayuda a reducir la agitación. La fatiga, confusión, hambre, o enfermedad física son unas pocas de las causas que aumentan la agitación. Es importante observar e identificar los posibles motivos de agitación para cada individuo.
Identifique los “signos iniciales que advierten” agitación; intervenga proporcionando distracción, seguridad, o modificando la situación antes que la persona se vuelva extremadamente perturbada.
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