Actividades diurnas, ejercicios adecuados y el uso de luces nocturnas para reducir el nivel de confusión en la oscuridad pueden minimizar la intranquilidad nocturna. Sin embargo, el transtorno puede ser consecuencia de la incapacidad del “reloj” humano para determinar cuándo es de noche y cuándo es de día. En casos extremos, puede ser necesaria la prescripción de medicamentos para reducir la frustración y fomentar el sueño.
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