El Consejo de Investigación de Ciencias Sociales de Estados Unidos ha publicado este documento sobre la piratería de medios en la economía emergentes. La piratería de medios ha sido llamada un “flagelo mundial”, “plaga internacional” y “nirvana para delincuentes”, aunque la mejor descripción tal vez sea la de un problema de fijación de precios. Los altos precios de los productos de medios, los bajos ingresos y el bajo costo de las tecnologías digitales son los principales ingredientes de la piratería de medios en el mundo. Si la piratería está presente en casi todas partes es porque también están presentes esas condiciones. El precio de un CD, DVD o copia de Microsoft Office en relación a los ingresos locales en Brasil, Rusia o Sudáfrica es entre cinco y diez veces más alto que en Estados Unidos o Europa. Los bienes mediáticos legales son artículos de lujo en la mayor parte del mundo y, en consecuencia, los mercados para estos bienes son reducidos. Las estimaciones de la industria de los altos índices de piratería en los mercados emergentes 68% de software en Rusia, 82% de la música en México, 90% de las películas en India reflejan esta disparidad, e incluso es posible que se esté subestimando la prevalencia de los artículos pirateados. Reconocer el efecto de los precios equivale a ver la piratería desde el lado de los consumidores en lugar de hacerlo desde la producción en la economía global de medios. La piratería conlleva una variedad de costos de producción y distribucióntanto en el plano nacional como internacionalpero también es la forma principal de acceso a una amplia gama de medios en los países en desarrollo, desde música grabada y películas hasta software. Esto último resulta fundamental para entender las soluciones de compromiso entre piratería y cumplimiento de la ley en los mercados emergentes. La muy exitosa globalización de la cultura de medios no ha ido de la mano de la correspondiente democratización en el acceso a los medios, por lo menos en sus formas legales. La abundancia de productos legales disponibles en los países de ingresos altos durante las últimas dos décadas apenas se ha reflejado en la mayor parte del mundo.