IA

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Podemos preguntarnos si es posible el surgimiento de una inteligencia superior a la humana, de lo cual hemos hablado en artículos anteriores. Comenzaremos por la definición de Singularidad tecnológica dada en Wikipedia: “Es un acontecimiento futuro en el que se predice que el progreso tecnológico y el cambio social se acelerarán debido al desarrollo de inteligencia sobrehumana, cambiando nuestro entorno de manera tal, que cualquier ser humano anterior a la Singularidad sería incapaz de comprender o predecir”. De lo que se desprende que para que se produzca ese progreso tecnológico acelerado que se nos escapa de las manos y somos incapaces de predecir una vez que se desencadeno, es el surgimiento de una inteligencia superior a la humana.

Siguiendo a Vinge, el primero en usar el término singularidad tecnológica, esta inteligencia artificial superior a la humana se puede lograr por cuatro vías: superinteligencia artificial (cuando las máquinas se hacen más inteligentes que los humanos), superinteligencia hibrida (cuando los humanos y las máquinas se funden en un Cyborg), superinteligencia colectiva (cuando humanos y máquinas por medios de internet interactúan y crean una inteligencia colectiva o cerebro global) y la superinteligencia biológica (donde se mejora la inteligencia a través de la manipulación genética). Siendo la superinteligencia artificial la más defendida por los teóricos de la singularidad.

Aunque la superinteligencia artificial parecía la más lejana de las cuatro dado el estado del arte de las investigaciones en inteligencia artificial y el sueño de una inteligencia artificial parecía abandonado, los denodados esfuerzos de Ray Kurzweil, la han puesto de nuevo de moda y prueba de ello son la creación de la Universidad de la Singularidad por el propio Kurzweil y su ingreso en Google como directivo para el desarrollo de la IA. Ya el hecho de que Google se haya tomado en serio las ideas de Kurzweil, demuestra que la transnacional está convencida de la posibilidad de alcanzar una superinteligencia artificial (en otro artículo nos referiremos a los pasos que está dando Google) y por lo tanto la aceptación del surgimiento de una singularidad tecnológica y el ideal de una inteligencia artificial capaz de autoprogramarse, de aprender por sí misma y en un futuro ser autoconsciente. El cofundador de Google Sergey Brin dijo que sueña con un día construir el equivalente a HAL de 2001: Una odisea del espacio, excepto que su HAL no mataría a la gente.

Vamos algunas ideas de cómo se puede alcanzar una inteligencia artificial

1.- El test de Turing, idea del matemático inglés Alan Turing: Sostiene que un sistema se considera inteligente cuando se puede conversar con él sistema sin que se note que es una computadora, aquí estamos hablando de una maquina que iguala al razonamiento humano ya que es capaz de pensar y hablar como un humano (al menos no se hace la diferencia).

2.- El modelo emergente: La idea de lograr construir una mente siguiendo la idea de descifrar los algoritmos de la mente para luego reproducirlo en una maquina resulto demasiado ingenua y agotadora, influidos por la idea de una singularidad tecnológica que parte que la consciencia dada ciertas circunstancia puede emerger por sí misma, se abandono la idea de una IA totalmente reconstruida por otra donde solo se necesita desarrollar el núcleo de esa IA y que esta, luego, sea capaz de reproducirse a si misma hasta despertar como una inteligencia. Aquí se hace hincapié en computadoras cada vez más veloces, capaces de procesar una mayor cantidad de conocimientos o que se pueden representar una mayor cantidad de conexiones emulando el funcionamiento del cerebro (redes neuronales)

3.- La construcción de una mente. El sueño de la inteligencia artificial fuerte, de copiar la mente en una computadora. Se asume que el cerebro y la computadora son dos sistemas equivalentes ya que ambos se basan en el procesamiento de la información y la única diferencia está en el soporte que utilizan, los humanos el cerebro y las maquinas su hardware. Lo único que hay que hacer es encontrar la forma como el cerebro procesa la información (los programas que lo componen) y reproducirlos en una computadora. Como dije anteriormente, esta idea había sido abandonada pero recientemente ha recibido nueva fuerza y así como nuevas interpretaciones, pero el principio sigue siendo el mismo, la equivalencia entre uno y otro. En este caso si podemos hablar de maquinas con sentimientos con consciencia de sí misma, incluso de copias humanas viviendo en Internet, al estilo matriz.

4.- La simulación del pensamiento: Se acepta que la forma de pensar de los humanos es totalmente diferente a la de las maquinas (inteligencia artificial débil) y que el método es crear programas capaces de desarrollar actividades llamadas inteligentes sin imitar al pensamiento humano. Por supuesto, esto nos lleva a maquinas carentes de sentimientos (al menos como los humanos), tan inteligentes como los humanos o quizás más, pero dentro de su propia estructura.

5.- La reconstrucción del cerebro, Aunque se parece a la idea de reconstruir la mente, no es igual, mientras la anterior se basa en reproducir la mente por medio del software, aquí se quiere reproducir las funciones del cerebro neurona a neurona, hasta alcanzar la capacidad de procesamiento del mismo.

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En otros artículos he hablado sobre la singularidad tecnológica (la de Vinge, no confundirla con la de Kurzweil que tiene otras pretensiones) y de las superinteligencias que esta contempla.

Hoy quiero enfocar el problema desde una visión más realista, por lo que comenzaremos con la pregunta: ¿Surgirá una inteligencia superior a la humana?

Teníamos cuatro posibles superinteligencias (algunos le llaman inteligencias suprahumanas).

  • Superinteligencia artificial
  • Superinteligencia hibrida
  • Superinteligencia colectiva
  • Superinteligencia biológica

Comencemos por la artificial. ¿Estará el hombre dispuesto a construir una inteligencia no humana que lo supere? “Si no trabajamos en las tecnologías inteligentes alguien lo hará”. O sea que las necesidades del mercado y la competencia que esta genera, nos llevara inevitablemente a el desarrollo de inteligencias artificiales (IAs) superior a la humana. Y no hemos mencionado la carrera armamentista, que tampoco se detendrá.

La única preocupación de que estas ideas no se lleven a cabo, con la prontitud requerida, serian las acciones que puedan desplegar los llamados “luditas” o “bioluditas”. Que son aquellos que proponen la prohibición de aquellas tecnologías que puedan significar un riesgo para la humanidad. Sin dudas una IA superior a la humana es un peligro para los humanos, si aceptamos que vivimos en una sociedad basada en la competencia y en la lucha por el poder.

Otros afirman que las ventajas son tantas que vale la pena correr los riesgos, pero algunos piensan que nos adentraremos en una aventura cuyas consecuencias son impredecibles.

Una de las ventajas, que traeria el surgimiento de una superinteligencia artificial, seria la copia de la mente (recargar la mente en una computadora). De la que Hans Moravec es un defensor. Y destaca las siguientes:

  • Aumentar la velocidad de calculo
  • Extender la vida
  • Vivir en un espacio reducido; en una computadora
  • Viajar a la velocidad de la luz
  • Incrementar los conocimientos; podrían aumentar su memoria, agregar nuevos sentidos, etc.
  • Aprender y comunicarse directamente; comunicación directa mente a mente.

Aquí hay cierta confusión. ¿De qué estamos hablando? De un artefacto que se conecta al cerebro y es capaz de extraerle la mente al individuo o de reproducir la mente desarrollando sus programas (programar todos los estados mentales), por supuesto estos programas se irán introduciendo directamente en una computadora, lo que han estado haciendo durante años los investigadores de la IA, sin mucho éxito (al menos, no han cumplido con las expectativas). En este segundo caso estamos hablando de una copia de la mente (codificada en forma de algoritmos) que se ejecutaría en una computadora. En mi opinión no estamos hablando de la mente humana, en todo caso de un sistema inteligente que simula aspectos de la mente. El primer caso sigue, aun, perteneciendo a la ciencia ficción.

A la euforia de Moravec, su une una predicción, algo preocupante, de Nick Bostrom: La superinteligencia (SI) será quizás el último invento que la raza humana necesita hacer, ya que esta (luego) se ocupará de la civilización en todos sus aspectos. Como se cuestionara Bill Joy, el futuro no nos necesita.

Entre las críticas al surgimiento de una inteligencia artificial, está la de Roger Penrose quien establece diferencias entre el funcionamiento de un ordenador, que es capaz solamente de un razonamiento algorítmico basado en secuencias lógicas, y el funcionamiento del cerebro humano, que es capaz de estar abierto a la improvisación y a lo inesperado, a lo caótico, es decir, a lo creativo.

Los investigadores de IA, siguen creyendo que, aunque pueda tomar décadas para aclarar todos los detalles, no hay nada adicional subyacente en el pensamiento: es solo tratamiento de la información. Y siguen aferrados a la metáfora de que el cerebro es equivalente al hardware de una computadora, por lo que es totalmente factible transferir la mente de un soporte (el cerebro) a otro (la maquina).

En cambio, los expertos en computación tradicional no pueden creer que las computadoras relativamente simples, en las que se ejecutan sus programas, se almacenan sus bases de datos, sus gráficos; que requiere de un sistema operativo y opera sobre algoritmos numéricos; puedan ser también el sustrato donde se puedan ejecutar los complejos procesos de la mente humana.

 

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Según sus defensores la singularidad debe acontecer antes del 2030. El tiempo que resta antes de que se llegue a ese fenómeno se acelera con la utilización de máquinas para apoyar tareas de diseño o mejoras de diseño de nuevos inventos. Una vez llegado al punto en que se cree una inteligencia superior a la humana, se entraría en una etapa poshumana que probablemente conduzca a la extinción de la humanidad o a su subordinación a esos nuevos entes inteligentes. Aunque, para muchos, resulta ingenuo, creer que los aciertos de la IA surjan de métodos tan simples como búsqueda por fuerza bruta, y que la contribución más importante para el avance de la IA haya sido la Ley de Moore y los aumentos implacables en la velocidad de la computadora.

¿Hay alguna razón que nos pueda llevar a pensar que será así? Hoy la máquina supera al campeón del mundo en ajedrez, no sería esto razón suficiente. Sin embargo la máquina no utiliza la misma forma de pensar que el humano, su fuerza se basa en su velocidad de cálculo que le permite explorar de forma casi exhaustiva todas las variantes además, por supuesto, de contar con valoraciones estratégicas, pero lo que la hace invencible es su velocidad para calcular las variantes, lo que se llama algoritmo de fuerza bruta. Pero, esto apoya la tesis que según las máquinas mejoren su hardware obtendrán resultados mejores así, hasta superar a los humanos en todas sus facetas.

Comencemos por la artificial. ¿Estará el hombre dispuesto a construir una inteligencia no humana que lo supere? “Si no trabajamos en las tecnologías inteligentes alguien lo hará”. O sea que las necesidades del mercado y la competencia que esta genera, nos llevará inevitablemente a el desarrollo de inteligencias artificiales (IA) superior a la humana. Y no hemos mencionado la carrera armamentista, que tampoco se detendrá.

La única preocupación, radica,  en que estas ideas no se lleven a cabo, con la prontitud requerida, debido a las acciones que puedan desplegar los llamados “luditas” o “bioluditas”. Que son aquellos que proponen la prohibición de aquellas tecnologías que puedan significar un riesgo para la humanidad. Sin dudas una IA superior a la humana es un peligro para los humanos, si aceptamos que vivimos en una sociedad basada en la competencia y en la lucha por el poder. Otros afirman que las ventajas son tantas que vale la pena correr los riesgos, pero algunos piensan que nos adentraremos en una aventura cuyas consecuencias son impredecibles.

Entre las críticas al surgimiento de una inteligencia artificial, está la de Roger Penrose quien establece diferencias entre el funcionamiento de un ordenador, que es capaz solamente de un razonamiento algorítmico basado en secuencias lógicas, y el funcionamiento del cerebro humano, que es capaz de estar abierto a la improvisación y a lo inesperado, a lo caótico, es decir, a lo creativo.

Los investigadores de IA, siguen creyendo que, aunque pueda tomar décadas para aclarar todos los detalles, no hay nada adicional subyacente en el pensamiento: es solo tratamiento de la información. Y siguen aferrados a la metáfora de que el cerebro es equivalente al hardware de una computadora, por lo que es totalmente factible transferir la mente de un soporte (el cerebro) a otro (la máquina).

En cambio, los expertos en computación tradicional no pueden creer que las computadoras relativamente simples, en las que se ejecutan sus programas, se almacenan sus bases de datos, sus gráficos; que requiere de un sistema operativo y opera sobre algoritmos numéricos; puedan ser también el sustrato donde se puedan ejecutar los complejos procesos de la mente humana.

La idea de la fusión responde al sueño de los transhumanistas de lograr un humano mejorado. El transhumanismo es un movimiento tecnológico, que, según Nick Bostrom, afirma la posibilidad y el deseo de mejorar, en modo fundamental, la condición humana a través de la razón aplicada, especialmente por medio del desarrollo y la puesta a disposición de tecnologías para eliminar el envejecimiento y potenciar grandemente las capacidades humanas, intelectuales, físicas y psicológicas.

La definición de una superinteligencia colectiva nos lleva  a tomar la posición de los que creen que podrá surgir una supeinteligencia no humana  y, de alguna forma, a estar de acuerdo con los presupuestos transhumanistas. Y surge de la idea del cerebro global, que además de tener como soporte la metáfora del cerebro, también parte la creencia de una inteligencia colectiva. Tal como la define Pierre Levy, una forma de inteligencia universalmente distribuida, constantemente realizada, coordinada en tiempo real, y resultando en la movilización efectiva de habilidades que de forma cooperada pueden conformar una inteligencia; como sucede con las sociedades de las hormigas.

Pienso que el surgimiento de una superinteligencia superior al humano, fíjense que digo superior al humano y no a la humanidad, será un proceso inevitable, el problema radica en tomar las decisiones correcta y en aprender a manejarnos con una inteligencia; capaz de integrarse y colaborar con los humanos, en lugar de ser una amenaza que inevitablemente nos irá desplazando.

Otra de las proyecciones del transhumanismo es la carga de la mente, la transferencia de la conciencia humana o de la personalidad en otro sustrato, por ejemplo; a una supercomputadora. Idea que parece extraída de la ciencia ficción y que hoy en día parece irrealizable. Para los defensores de la singularidad tecnológica esta es una de sus predicciones futuras favoritas, ellos parten de una visión mecanicista del hombre,  según la cual el cerebro y sus funciones se pueden reducir a un sistema de procesamiento de información y han formulado la hipótesis de una existencia post-biológica y aspiran realizar un escaneo de la matriz sináptica de un individuo y reproducirla dentro de una computadora, lo que permitiría emigrar cuerpo biológico a un substrato puramente digital y con ello obtener varias copias de la matriz sináptica del cerebro, y así, alcanzar periodos de vida ilimitado.Para su realización afirman que se requiere del uso de una Nanotecnología ya madura, aunque, hay, también, otras formas menos extremas de fusionar la mente humana con la computadora y hoy día se están desarrollando interfaces del tipo neuro/chip. Esta tecnología está en sus pasos iníciales y sueñan en un futuro poder conectarse en forma directa al ciberespacio.

Son  muy pocos los que analizan la posibilidad de sociedades en las cuales hombres y máquinas vivan de forma cooperativa y que dadas sus diferencias, que son evidentes, puedan complementarse y realizar las tareas para la cual cada uno está mejor capacitado. Por otra parte, se ignoran las posibilidades de desarrollo del cerebro, el que, al igual que la máquina no se utiliza en toda su potencia y esta capacidades podrían ser estimuladas y ampliadas. En cambio son muchos los que creen que las máquinas vendrán a sustituir a una humanidad decadente y sin futuro, y piensan que solo las máquinas estarán a la altura del mundo posmoderno o posindustrial que se avecina.