Mar 23rd, 2018 Archives

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La acupuntura puede reducir el dolor articular causado por los fármacos llamados inhibidores de la aromatasa, de acuerdo con los resultados de un estudio extenso y riguroso sobre este método de tratamiento, en mujeres posmenopáusicas con cáncer de seno en estadio inicial. A fin de reducir el riesgo de recidiva, muchas mujeres que tienen cáncer de seno con receptores de hormonas en estadio inicial, el cual depende del estrógeno para alimentar el crecimiento del tumor, toman inhibidores de la aromatasa después de la cirugía. Estos fármacos, que inhiben la producción de estrógeno, se usan también para prevenir el cáncer de seno en mujeres posmenopáusicas con riesgo elevado de sufrir la enfermedad y para el tratamiento del cáncer metastático de seno con receptores de hormonas. “Alrededor de 50 % de las pacientes que toman estos medicamentos sufren en alguna medida de dolor o rigidez articular, y cerca de la mitad de esas pacientes describen el dolor como intenso”, esto causa que algunas mujeres dejen de tomar los fármacos, dijo la investigadora principal del estudio doctora Dawn Hershman del Centro Médico de la Universidad de Columbia. Los resultados de varios estudios pequeños hacen pensar que la acupuntura podría aliviar el dolor y la rigidez articular causados por los inhibidores de la aromatasa, si bien otros estudios no mostraron ningún beneficio, dijo la doctora Hershman, quien presentó los hallazgos del nuevo estudio el 7 de diciembre en el Simposio sobre Cáncer de Seno de San Antonio. La doctora y sus colegas diseñaron el estudio extenso para obtener respuestas más claras al interrogante de si la acupuntura puede aliviar el dolor relacionado con los inhibidores de la aromatasa. “Si bien es crucial identificar intervenciones para abordar el dolor articular inducido por los inhibidores de la aromatasa, hasta la fecha esto no se ha realizado. Este estudio demostró que, en comparación con los placebos, la acupuntura podría proporcionar una opción duradera y sin fármacos para mejorar los síntomas osteomusculares que sufren estas pacientes”, manifestó la doctora Raquel Reinbolt, una oncóloga especializada en cáncer de seno del Centro Oncológico Integral de la Universidad del Estado de Ohio que no participó en el estudio. “La reducción de los efectos de la toxicidad del fármaco quizá se traduzca en una mejora del cumplimiento [del tratamiento] y, en último término, en una mejora de los desenlaces del cáncer de seno”, expresó la doctora Reinbolt. Además, la acupuntura como tratamiento alternativo o complementario a los analgésicos de venta con receta, conjuntamente con la relación que se establece con el acupunturista, podría ayudar a las pacientes a sentirse más capaces de controlar el dolor articular que puede ocurrir como efecto secundario del tratamiento del cáncer, manifestó la doctora y enfermera profesional Ann O’Mara, jefa de investigación de atención paliativa de la División para la Prevención del Cáncer del NCI. La doctora O’Mara señaló que la solidez principal del estudio es que la investigación se realizó en varios lugares e incluyó muchas pacientes de consultorios oncológicos generales, no solo de centros médicos universitarios. Esto significa que los resultados podrían generalizarse con mayor amplitud a las mujeres de la comunidad. El alivio del dolor continuó después de terminados los tratamientos El estudio fue dirigido por el grupo de estudios clínicos de SWOG financiado por el NCI y se llevó a cabo en 11 centros que participaron en el Programa de Investigación Oncológica Comunitaria del NCI (NCORP). Las 226 mujeres que participaron en el estudio recibieron un inhibidor de la aromatasa de tercera generación —anastrozol (Arimidex®), letrozol (Femara®) o exemestano (Aromasin®)—después de la cirugía para el cáncer de seno en estadio inicial con receptores de hormonas; a todas se las asignó en forma aleatoria a diferentes grupos para recibir acupuntura real, tratamiento simulado de acupuntura (placebo) o ningún tratamiento. En el tratamiento simulado de acupuntura se realizan inserciones superficiales de agujas cortas y finas en puntos en los que usualmente no se aplica la acupuntura. Todos los acupunturistas que participaron en el estudio tenían licencia profesional y recibieron capacitación rigurosa en el propio centro impartida por un acupunturista del equipo del estudio. Se les observó durante todo el estudio para garantizar la calidad de atención. Para participar en el estudio, las mujeres no podían haber recibido opioides o corticosteroides en las últimas 4 semanas, ni ningún otro tipo de tratamiento alternativo o fisioterapia para dolor articular causado por inhibidores de la aromatasa. Cabe destacar, según lo manifestó la doctora Hershman, que 80 % de las pacientes del estudio estaban tomando acetaminofeno o ibuprofeno de venta libre para el alivio del dolor articular sin obtener resultado. Aproximadamente la mitad de las participantes del estudio (110) recibieron inicialmente acupuntura real dos veces a la semana durante 6 semanas primero y, a continuación, sesiones de mantenimiento una vez a la semana durante 6 semanas o más. La otra mitad participó en uno de los dos grupos de control: 59 participantes recibieron tratamiento simulado de acupuntura con la misma pauta de administración del grupo que recibió acupuntura real, las restantes 57 participantes no recibieron tratamiento. La doctora Hershman explicó que el grupo que no recibió tratamiento fue incluido para controlar los posibles beneficios o efectos negativos del tratamiento simulado de acupuntura. Los investigadores del estudio realizaron el seguimiento de las mujeres durante 12 semanas más después de finalizarse los tratamientos. Las pacientes informaron sobre su dolor antes, durante y después del tratamiento mediante varios métodos, por ejemplo con un cuestionario en el que podían indicar una calificación de “el dolor más intenso” en una escala del 0 al 10. Luego de transcurridas 6 semanas, “observamos una media de dos puntos de reducción del dolor más intenso [en el grupo que recibió acupuntura real, en comparación con la calificación del dolor más intenso antes del tratamiento] lo que se trata de una reducción muy significativa”, y estos efectos se mantuvieron después de 12 semanas, dijo la doctora Hershman. Más aún, agregó la doctora Hershman, “incluso a las 24 semanas, las mujeres que recibieron acupuntura real sentían menos dolor en general que las mujeres en los otros dos grupos [de control]”. El principal efecto secundario de la acupuntura real y del tratamiento simulado fue la formación de hematomas leves, y fue más frecuente en el grupo que recibió el tratamiento real que en el grupo que recibió el tratamiento simulado. Las pacientes del grupo de tratamiento simulado y del grupo que no recibió tratamiento notificaron una reducción de una media de aproximadamente un punto en la calificación del dolor más intenso a las 6 semanas. Si bien no es claro por qué se observó también una mejora en los grupos de control, la doctora Hershman explicó que en estudios de control de síntomas en los que los pacientes son observados y evaluados a través del tiempo, los investigadores habitualmente observan una mejora de los síntomas en el grupo de control. Se planifican más investigaciones La doctora Hershman dijo que los nuevos hallazgos deberían hacer que los proveedores de atención médica sugieran más que antes los tratamientos de acupuntura a sus pacientes. “La acupuntura es un método alternativo seguro y eficaz para el control del dolor articular producido por los inhibidores de la aromatasa. Las principales limitaciones de este tratamiento en la actualidad son el costo y la disponibilidad. Esperamos que esta [nueva] información genere más discusión acerca del reembolso [por parte de los seguros médicos] y el acceso al tratamiento”, manifestó la doctora Reinbolt. Una posible limitación del estudio, dijo la doctora O’Mara, es que la mayoría de las participantes (88 %) fueron blancas, a pesar de que se incluyeron pacientes de todos los Estados Unidos. Solamente 5 y 7 % de las participantes fueron negras o asiáticas, respectivamente. Como siempre, todavía quedan algunos interrogantes. “Si la persona comienza a sentir dolor, ¿debería volver [para recibir más sesiones de acupuntura]? ¿Debería continuar, por ejemplo, con tratamientos de una vez a la semana hasta terminar de tomar los inhibidores de la aromatasa?” preguntó la doctora O’Mara. El equipo no tiene planes de responder a estos interrogantes. Sin embargo, la doctora Hershman dijo, “ofrecimos a todas las participantes 10 sesiones de acupuntura al terminar las 24 semanas, independientemente de cuál fuese el grupo en el que habían participado, y realizaremos un análisis por separado para estudiar cuántas pacientes en cada grupo aceptaron la oferta.” El equipo tiene también planes de usar las muestras de tejido que se extrajeron de las pacientes durante el estudio para lograr un mayor conocimiento de las causas de los síntomas articulares causados por los inhibidores de la aromatasa “y de cuál es el mecanismo de la acupuntura que produce el alivio del dolor” dijo la doctora Hershman.

Tomado de: National Cancer Institute

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