Todas las variantes del maltrato infantil pueden tener efectos negativos importantes y duraderos sobre la salud mental y el desarrollo del niño. Por ello, el apoyo psicosocial es esencial para su recuperación. La presencia de un cuidador respetuoso y de confianza que aborde seriamente la situación del niño representará para éste un sólido apoyo psicosocial. Lo ideal sería que, al recibir tratamiento médico, el niño recibiese también apoyo y tratamiento de profesionales competentes. En muchos grupos sociales, sin embargo, no es posible acceder a servicios institucionales de salud mental. Cuando el acceso a tales servicios sea limitado, habrá que procurar proporcionar al niño y a su familia apoyo comunitario, posiblemente no institucional. Institucional o no, tanto el apoyo como el tratamiento mental deberá contar con los cuidadores o la familia del niño, y deberá dispensarse en estrecha coordinación con las diligencias judiciales que se emprendan para proteger al niño. En los casos graves, podría ser necesario anteponer la terapia al proceso judicial. Esta consideración es procedente en los casos de trastorno mental grave, comportamientos suicidas o de autocastigo, disociación severa y trastornos de estrés postraumático.
Las intervenciones de salud mental que empíricamente han demostrado mayor eficacia suelen hacer uso de técnicas de intervención conductuales y cognitivas y trabajar conjuntamente con el niño y con la familia. Los tratamientos validados empíricamente suelen adoptar también una metodología estructurada y basada en objetivos. Su centro de atención es la enseñanza de prácticas repetitivas para controlar los trastornos emocionales
y conductuales. En el caso de los niños, sería importante aprender a: identificar, tratar y regular las emociones;
• controlar la ansiedad;
• identificar y modificar las apreciaciones incorrectas;
• resolver problemas.
Es importante que los padres y otros cuidadores enseñen a aplicar técnicas de control de la conducta que refuercen el comportamiento positivo en lugar de castigar las acciones negativas. Las intervenciones conductuales de orden cognitivo específicamente orientadas a los trastornos traumáticos parecen ser un medio particularmente eficaz para aliviar los estados de ansiedad, depresión y malestar sexual, y los síntomas del trastorno de estrés postraumático de las víctimas.
Obtenido de: Prevención del maltrato infantil. Qué hacer y cómo obtener evidencias. OMS, 2009.