Respuesta a las revelaciones de los niños maltratados

Cuando se revela un caso de maltrato infantil, ya sea voluntaria o involuntariamente, suele producirse una situación de crisis. Los niños no saben cómo se acogerá la noticia, e ignoran si serán creídos, si recibirán apoyo o si serán culpabilizados. Los niños pequeños, en particular, posiblemente no comprendan las consecuencias de su revelación, y podrían resultar impresionados o asustados ante la reacción de los adultos.

Cuando un niño revela un caso de abuso o desatención, es esencial que la persona que recibe la noticia responda adecuadamente y apoye al niño. Con ello se evitará debilitar la investigación posterior, que podría agravar los riesgos a que está expuesto el niño. Lo habitual es que éste empiece revelando una parte de la información, para ver cómo reaccionan los adultos, con la intención de ampliarla después si se siente seguro.

Se ofrecen a continuación algunas sugerencias sobre la manera de responder a un niño que ha revelado un maltrato:

• Trate al niño con dignidad y respeto.

• Mantenga la calma y no evidencie reacciones de escándalo, repulsión o indignación moral. La influencia de quien escucha es menor cuando se deja embargar por las emociones, especialmente si éstas son diferentes de las que el niño esperaba percibir.

• Evite las expresiones de desaprobación del supuesto perpetrador, ya que podría tratarse de una persona a quien el niño ama o por quien siente afecto, pese a los abusos o desatenciones posiblemente padecidos.

• Escuche atentamente al niño que está revelando un maltrato, y evite interpretar sus silencios en voz alta. Permita al niño expresar sus pensamientos con sus propias palabras, aunque se exprese en una jerga inapropiada. No corrija ni haga dudar al niño, por ejemplo preguntándole “¿Estás seguro de que era tu tío?”.

• Permita que el niño exprese y comunique por sí mismo sus emociones, sin hacer suposiciones, posiblemente inexactas, acerca de sus sentimientos.

• Nunca obligue al niño a mostrar sus lesiones físicas o a revelar sentimientos que no está dispuesto a expresar.

• Evite vocablos que pudieran perturbar o asustar al niño, como, por ejemplo, “violación”, “incesto” o “agresión”. Tranquilice al niño y ofrézcale su apoyo con expresiones como, por ejemplo:

— ”Has sido muy valiente atreviéndote a hablar de esto.”

— ”Me alegro de que me cuentes todo esto.”

— ”Me duele que te haya sucedido esto.”

— ”No te sientas solo: a otros niños les ha sucedido también.”

— ”Haré todo lo que pueda por ayudarte”

Evite hacer comentarios sobre el incidente, y en particular haciendo referencia al supuesto perpetrador o a los efectos del abuso con frases como:

— ”¿Cómo puedes decir cosas así de..?”

— ”¡Qué mentiroso!”

— ”Ese hombre abominable ha echado a perder tu vida”

— ”¿Cómo pudiste dejar que te hiciera esas cosas?”

— ”¿Por qué no me lo dijiste antes?”

No haga ninguna conjetura sobre la identidad del supuesto perpetrador.

Responda a las preguntas del niño en términos simples y con franqueza. Si el niño pregunta, por ejemplo, “¿Meterán a papá en la cárcel?”, una posible respuesta sería: “No lo sé. Eso lo decidirán otras personas”.

No haga promesas que no pueda cumplir. No prometa, por ejemplo, guardarle el secreto. Si el niño así lo pide, explíquele que algunos secretos deben ser divulgados para obtener ayuda o para evitar que alguien sufra. Dígale que únicamente conocerán su historia personas que tratan de ayudarle y protegerle

Obtenido de: Prevención del maltrato infantil. Qué hacer y cómo obtener evidencias. OMS, 2009.