Tratamientos intrarteriales

Los diferentes tipos de tratamientos intraarteriales comprenden la quimioembolización clásica con oxaliplatino o floxuridina (derivado del 5-fluorouracilo [5FU]) y las nuevas técnicas con irinotecán (DEBIRI), la radioembolización hepática (microesferas de itrio: TheraSphere o SIR-Sphere) y la embolización transarterial hepática.

Quimioterapia intraarterial hepática (QIAH)

Consiste en inyectar directamente un tratamiento antitumoral en las arterias hepáticas para aumentar su efecto local y disminuir a la vez los efectos sistémicos. El interés por esta técnica empezó en la década de 1970 con sistemas de catéteres por vía percutánea y después bombas implantables. En el CCR, la QIAH ha demostrado una eficacia superior al 5FU intravenoso solo y permite obtener un porcentaje de respuesta elevado (90%) y de conversión a la cirugía (40%).

No existen ensayos aleatorizados que la comparen con los protocolos de quimioterapia más recientes y, por lo tanto, es una opción que debe discutirse en centros especializados. El catéter se coloca después de la arteria gastroduodenal y se conecta a una bomba subcutánea. Pueden producirse complicaciones postoperatorias precoces (lesiones arteriales, trombosis de la arteria hepática, fallos de perfusión hepática, perfusión accidental del estómago o el duodeno) o tardías (úlcera gastroduodenal, infección, trombosis del catéter). Las quimioterapias utilizadas comprenden la fluorodesoxiuridina (FUDR), el oxaliplatino o el irinotecán. También es posible combinar la quimioterapia intraarterial y sistémica para optimizar el tratamiento.

Embolización transarterial hepática

La embolización transarterial con o sin quimioterapia se utiliza con frecuencia en el tratamiento del carcinoma hepatocelular y se ha estudiado en las metástasis hepáticas de CCR. Con este tratamiento se puede obtener una estabilización de la enfermedad hepática en el 40-60% de los pacientes tratados, pero los resultados son discordantes en lo referente a un posible beneficio sobre la supervivencia

Técnicas de destrucción (ablación) focal

Las técnicas de destrucción focalizada se dividen en dos categorías:

  • Destrucción térmica: radiofrecuencia (uni o bipolar), microondas;
  • Destrucción no térmica: electroporación irreversible (técnica no validada en el tratamiento de las metástasis hepáticas).

Pueden realizarse por vía percutánea o durante un abordaje quirúrgico.

Las indicaciones son:

  • Metástasis de pequeño tamaño (< 3 cm), en número limitado (< 5), a distancia de las estructuras vasculares y biliares;
  • Metástasis hepáticas resecables que:
    • Tengan contraindicación quirúrgica.
    • Metástasis hepáticas de pequeño tamaño y en número limitado cuya localización requiere una resección hepática amplia.
    • Metástasis hepáticas susceptibles de desaparecer con quimioterapia.
  • Metástasis hepáticas no resecables:
    • En combinación con la cirugía, si el conjunto de la enfermedad hepática no puede resecarse a causa de un futuro hígado restante insuficiente o de un riesgo elevado de insuficiencia hepática postoperatoria.
    • En una intervención quirúrgica hepática en dos tiempos, puede utilizarse una técnica de destrucción focalizada en el primero o el segundo tiempo hepático.
    • Si las metástasis hepáticas no son resecables, pero todas son accesibles a un tratamiento por destrucción focalizada (< 10 metástasis).

El equipo de radiología intervencionista debe valorar las contraindicaciones relativas o absolutas del tratamiento focal. Estas contraindicaciones pueden incluir: ascitis, trastorno graves de la coagulación, la presencia de cirrosis, localización subcapsular, dilatación de las vías biliares intrahepáticas, metástasis en contacto con una estructura digestiva o biliar de primer orden, destrucción múltiple (> 3), presencia de una anastomosis biliodigestiva, que requiere una antibioticoterapia profiláctica.

El seguimiento de los casos


 

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