A pesar de los enormes avances en el campo de las neurociencias, no existe hoy en día una curación para la enfermedad y el tratamiento actual impide controlar de forma mantenida e indefinida los síntomas. Ante esta perspectiva terapéutica, se ha ido imponiendo un abordaje integral multi e interdisciplinar, desde el inicio del diagnóstico, a fin de que la atención coordinada de diferentes profesionales de la salud subsane las necesidades de los afectados y sus familiares.
Tratamiento farmacológico: El tratamiento farmacológico sintomático debe considerar: el alivio sintomático, los resultados de las complicaciones a corto y largo plazo, el grado de evidencia de los fármacos disponibles en el momento actual, su disponibilidad en los diferentes sistemas de salud y la posibilidad individual o colectiva de acceso a ellos.
- Fármacos antiparkinsonianos: fármacos que aportan dopamina, que permiten recuperar las funciones del sistema nervioso central que se han perdido por la enfermedad y aumentar los años de vida de los pacientes.
- Medicación sintomática: fármacos que controlan las molestias secundarias causadas por la enfermedad, ejemplo los antidepresivos.
Tratamiento no farmacológico: Son numerosas las disciplinas, además de la neurología y la neurocirugía, que intervienen en el manejo de la EP. Entre ellas encontramos:
- La rehabilitación con terapias complementarias tales como logopedia, fisioterapia, terapia ocupacional, la psicología y la neuropsicología hidroterapia, masajes, etc., que ayudan a mantener una vida activa y con el mayor grado de autocontrol de las funciones motoras.
- Intervenciones quirúrgicas: reversibles o irreversibles, que ayudan a seleccionados pacientes a aliviar el parkinson.