Por: Dr.C. Julio César Hernández Perera.
El diagnóstico correcto de una lesión hepática encuentra sus pilares en el juicio acertado y balanceado que se haga de los hallazgos clínicos, los estudios hematológicos, las técnicas imagenológicas y de los estudios histopatológicos.
Es importante tener presente que la evaluación inicial es relevante para descartar posibles factores predisponentes, como por ejemplo:
- Los antecedentes del tratamiento con anticonceptivos orales en una mujer joven pueden predisponer el desarrollo de un adenoma hepatocelular.
- La historia previa de un síndrome disentérico puede orientar al diagnóstico de un absceso hepático amebiano.
- La cirrosis hepática (independientemente de su causa), la exposición a la aflatoxina A1 y la infección crónica por el virus de la hepatitis B son factores de riesgo de desarrollo de un carcinoma hepatocelular.
Aparte de la ineludible evaluación clínica del paciente realizada por un especialista, donde se contempla un buen interrogatorio y adecuado examen físico, una de las primeras acciones a realizar es conocer si la lesión es líquida o sólida: Puede ser tomada este primer ejercicio que realiza el médico como el comienzo del siguiente algoritmo de estudio que persigue organizar el estudio y establecer el diagnóstico definitivo de estas lesiones.
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