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Incluir en las guías anticipatorias de la Consulta de Puericultura prenatal, las recomendaciones especiales para evitar la exposición directa de la piel y los ojos del recién nacido a las radiaciones solares hasta los 6 meses de vida.
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Clasificar el fototipo cutáneo de cada niño o adolescente según la clasificación de Fitzpatrick, incluida en el libro consulta de Puericultura (Colectivo de Autores. Consulta de Puericultura. Centro Nacional de Puericultura y Dirección Materno Infantil. UNICEF. Ciudad de la Habana; 2011).
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Recordar que durante el examen físico programado en la Consulta de Puericultura, está incluida la piel, y es una oportunidad para la detección de alteraciones relacionadas con la exposición solar.
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Tratar el tema de la fotoprotección en la Consulta de Puericultura, al menos una vez al año, sobre todo, en los grupos más vulnerables, enfatizando especialmente antes de las vacaciones de verano.
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Dirigir la educación en las medidas de fotoprotección a toda la familia, así como a la comunidad.
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Recordar a los niños y adolescentes buscar áreas protegidas del sol, como la sombra de árboles y edificaciones.
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Orientar el uso de prendas de vestir para actividades al aire libre que cubran la mayor superficie de la piel posible, y que no presenten espacios entre las fibras que permitan el paso libre de las radiaciones.
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Recomendar el uso de gorras, viseras y sombreros de alas anchas para una protección adecuada, preferiblemente confeccionados por un tejido que no permita la filtración de las radiaciones UV.
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Recomendar el uso de gafas de sol que cubran adecuadamente los laterales de los ojos, con filtros de protección ocular, así como brindar información sobre el efecto negativo que pueden provocar las gafas oscuras sin filtro de protección UV.
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Recomendar el uso de fotoprotectores de amplio espectro y su aplicación adecuada, teniendo en cuenta las indicaciones diferenciadas.
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Enfatizar en que el uso de protectores solares no significa que el niño puede aumentar de forma descontrolada el tiempo total de exposición al sol, sino que se realiza de forma lógica y progresiva, teniendo en cuenta el fototipo cutáneo, y evitando las exposiciones entre las 10 y las 16 horas, sin confiar en un día nublado.
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Promover el autoexamen periódico de la piel, al menos una vez al año, dependiendo de la presencia o no de factores de riesgo, sin olvidar labios y ojos.
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Garantizar el aporte de vitamina D para niños y adolescentes, durante el cumplimiento de las medidas de fotoprotección, mediante suplementos dietéticos (400 a 600 UI diarios), e indicar fuentes de obtención, como la leche de vaca, la mantequilla, el yogur, el huevo, el queso, el pescado y el hígado.
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Realizar indicaciones y seguimiento diferenciando en niños y/o adolescentes con factores de riesgo, incluyendo el cumplimiento de medidas adecuadas de fotoprotección.
Fuente:
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Acuña Aguilarte Pilar María, Esquivel Lauzurique Mercedes, Izquierdo Izquierdo María Elena, Fundora Hernández Hermes, Álvarez Rivero Mirta Beatriz. Recomendaciones para la fotoprotección en la edad pediátrica, una propuesta basada en evidencias científicas. Rev Cubana Pediatr [revista en la Internet]. 2013 Dic [citado 2014 Ago 01] ; 85(4): 552-558. Disponible en: http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0034-75312013000400016&lng=es.
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