EFECTOS TARDÍOS DEL TRATAMIENTO CANCEROSO EN LA NIÑEZ

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EFECTOS TARDÍOS DEL TRATAMIENTO CANCEROSO EN LA NIÑEZ

El tratamiento del cáncer puede causar problemas de salud en los sobrevivientes de cáncer infantil meses o años después de terminar un tratamiento eficaz. Los tratamientos para el cáncer pueden dañar los órganos, los tejidos o los huesos del cuerpo, y causar problemas de salud más tarde en la vida. Estos problemas de salud se llaman efectos tardíos
Durante las últimas cinco décadas, se han logrado avances notables en la formulación de un tratamiento curativo para las neoplasias malignas infantiles. Se espera que más de 80 % de los niños logren una supervivencia a largo plazo si tienen acceso a los tratamientos contemporáneos de las neoplasias malignas infantiles. El tratamiento responsable de esta supervivencia también puede producir desenlaces adversos a largo plazo para la salud, conocidos como efectos tardíos, que se manifiestan meses a años después de terminado el tratamiento del cáncer.
Se ha utilizado una variedad de abordajes para avanzar en la comprensión de la morbilidad a muy largo plazo relacionada con el cáncer infantil y su contribución a una mortalidad temprana.
Los investigadores del Childhood Cancer Survivor Study (CCSS) demostraron que el riesgo elevado de morbilidad y mortalidad en los sobrevivientes de la cohorte que envejece aumenta más allá de la cuarta década de vida. A los 50 años, la incidencia acumulada autonotificada de una afección grave, incapacitante, potencialmente mortal o mortal fue de 53,6 % en los sobrevivientes, en comparación con 19,8 % en los hermanos del grupo de control. De los sobrevivientes que alcanzaron los 35 años sin presentar una afección previa grave, incapacitante, potencialmente mortal o mortal, 25,9 % presentaron una afección nueva de grado 3 a 5 dentro de los 10 años siguientes, en comparación con 6,0 % de los hermanos sanos
El reconocimiento de los efectos tardíos, junto con los avances en la biología del cáncer, las ciencias radiológicas y la atención de apoyo, ha dado lugar a un cambio en la prevalencia y la gama de los efectos del tratamiento. En un esfuerzo por reducir y prevenir los efectos tardíos, el tratamiento contemporáneo de la mayoría de las neoplasias malignas infantiles ha evolucionado hasta un enfoque adaptado al riesgo que se asigna de acuerdo con una variedad de factores clínicos, biológicos y, a veces, genéticos.
En el CCSS, se notificó que, con la disminución de la dosis acumulada y la frecuencia de uso de la radiación terapéutica durante las décadas de 1970 a 1999, los sobrevivientes experimentaron una disminución importante del riesgo de neoplasias subsiguientes. Con excepción de los sobrevivientes que necesitan tratamiento multimodal intensivo, que a veces incluye un trasplante de células hematopoyéticas, por neoplasias de crecimiento rápido, resistentes o recidivantes, los efectos potencialmente mortales son relativamente poco comunes luego de los tratamientos contemporáneos durante el seguimiento temprano (hasta 10 años después del diagnóstico). Sin embargo y con frecuencia, los sobrevivientes todavía presentan una morbilidad que les altera la vida relacionada con los efectos del tratamiento del cáncer en el funcionamiento endocrino, reproductivo, osteomuscular y neurológico.
Mortalidad
Tal como se observa en los siguientes datos, los efectos tardíos también contribuyen a un exceso de riesgo de muerte prematura entre los sobrevivientes de cáncer infantil a largo plazo.
• En varios estudios de cohortes muy grandes de sobrevivientes, se notificó una mortalidad temprana entre las personas tratadas por cáncer infantil comparadas con los controles de la población general emparejados por edad y sexo. El cáncer primario que recae o es resistente al tratamiento sigue siendo la causa más frecuente de muerte, seguida de un exceso de mortalidad por causa específica debido a cánceres primarios subsiguientes, así como a toxicidad cardíaca y pulmonar.
• En un análisis del estudio del CCSS y del estudio del Surveillance, Epidemiology, and End Results (SEER) en el que se evaluó la supervivencia condicional, se demostró una tasa de supervivencia subsiguiente a 5 años de 92 % o más para la mayoría de los diagnósticos después de 5, 10, 15 y 20 años. Entre quienes sobrevivieron por lo menos 5 años desde el diagnóstico, la probabilidad de morir por cualquier causa en los 10 años siguientes fue de 8,8 % en el estudio del CCSS y de 10,6 % en el estudio SEER; las neoplasias fueron la causa de muerte en cerca del 75 % de los sobrevivientes.
A pesar de las tasas altas de morbilidad prematura, la mortalidad general ha disminuido con el tiempo. Esta reducción se relaciona con una disminución de las defunciones por el cáncer primario que no se vincula con un aumento de la mortalidad por cánceres subsiguientes o efectos tóxicos relacionados con el tratamiento. La primera refleja mejoras en la eficacia terapéutica y lo último refleja los cambios en el tratamiento posterior al estudio de las causas de los efectos tardíos. La expectativa de que las tasas de mortalidad de los sobrevivientes seguirán excediendo las de la población general se basa en las secuelas a largo plazo que tienen probabilidad de aumentar con la edad. Si se realiza un seguimiento a los pacientes tratados con protocolos terapéuticos durante períodos prolongados hasta la edad adulta, será posible evaluar el exceso de mortalidad de por vida que se relaciona con intervenciones terapéuticas específicas.
Neoplasias subsiguientes
• Síndrome mielodisplásico y leucemia relacionados con el tratamiento
• Neoplasias sólidas relacionadas con el tratamiento
• Neoplasias subsiguientes y susceptibilidad genética
• Enzimas que metabolizan fármacos y polimorfismos de reparación del ADN
• Detección y seguimiento de las neoplasias malignas subsiguientes
Las neoplasias subsiguientes (NS), que pueden ser benignas o malignas, se definen como neoplasias con características histológicas diferentes que se presentan por lo menos 2 meses después de finalizar el tratamiento de la neoplasia maligna primaria.
Las NS son la principal causa de mortalidad tardía sin recaída (cociente de mortalidad estandarizada, 15,2; intervalo de confianza [IC] 95 %, 13,9–16,6).
En comparación con la población general, esto representa un aumento de 6 veces del riesgo de NS entre los sobrevivientes de cáncer.
El exceso de riesgo de NS se mantiene incluso después de los 40 años de edad tal como se observa en diferentes estudios.
En conjunto, los estudios demuestran que los exámenes de detección identifican una proporción importante de personas con complicaciones clínicas de diferentes grados de gravedad relacionadas con el tratamiento que no se habían reconocido previamente. En los resultados de los estudios también se identificaron evaluaciones de rendimiento bajo que alentaron revisiones de las recomendaciones de los exámenes de detección. En las investigaciones en curso se evalúa la rentabilidad de los exámenes de detección en un contexto en que se toman en cuenta los beneficios, los riesgos y los perjuicios.

Actualización: 9 de noviembre de 2017 NIH Instituto Nacional del Cáncer.
Disponible en su totalidad en :
https://www.cancer.gov/espanol/tipos/infantil/efectos-tardios-pro-pdq1#section/_4

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