Nos proponemos en estas 8 lecciones, analizar algunas de estas ideas y de alguna forma saber en que lugar estamos en el presente y que podemos hacer para alcanzar un futuro mejor.
La primera pregunta es: ¿Cómo vemos el futuro? Y no me refiero a si somos optimistas o pesimistas. Me refiero a la vieja pregunta de si el destino existe. Si todo esta determinada y nada podemos hacer, solo resignarnos con nuestro destino o si por contrario podemos influir en él. Y aquí es sonde entra la prospectiva. Como bien dice Edgard Cónico: “El objetivo del futurista, no es predecir el futuro, sino mejorarlo”.
Algunos utilizan los términos de pronóstico descriptivo cuando aceptamos el futuro como viene y pronostico normativo cuando deseamos cambiar ese futuro. En las técnicas de mercado, las modas y en las campañas publicitarias que se generan, el pronostico descriptivo (aceptar lo que viene) se utiliza como una forma de imponer tendencias a los consumidores. Mientras el pronóstico normativo nos lleva a lo que se conoce como prospectiva.
La prospectiva en la ciencia que estudia el futuro para comprenderlo y poderlo influir, ya que nos permite generar consensos, articular futuros deseables (dentro de los posibles) y contribuir desde las políticas y las acciones presentes a delinear proyectos de futuro.
¿Cuál es nuestra actitud ante la vida?
- Aceptar que nada podemos hacer.
- Aceptar la idea que somos los dueños de nuestro destino.
Michel Godet, introduce la siguiente tipología para precisar la actitud humana frente al porvenir.
(a) La actitud del avestruz que consiste en ignorar el cambio. Evita plantearse problemas y prefiere esquivarlos.
(b) La actitud reactiva. Se traduce en acudir a solucionar o a encarar situaciones conflictivas en el momento que se presenten. El mejor símbolo es el bombero que corre ansioso a apagar el fuego cuando éste se desencadena.
(c) La actitud preactiva. Consiste en prepararse para los cambios del futuro.
El mejor ejemplo es el del futbolista que conociendo el juego de los contendores se sitúa en los mejores sitios para realizar desde allí las jugadas oportunas.
(d) La actitud proactiva. Está fundamentada en la construcción del futuro. La podemos ilustrar con la conducta del futbolista imaginativo que diseña cambios creativos en el juego y desconcierta al contendor.
La actitud (a) nos lleva a evitar los cambios y negar las amenazas que se ciernen sobre el planeta como, por ejemplo, el calentamiento global. O en el mejor de los casos pensar que la solución esta en manos de otros.
La actitud (b) nos lleva únicamente a atacar los efectos y no enfrentar los retos de encarar a las causas, por ejemplo, disminuir los efectos del calentamiento global, disminuir la contaminación, disminuir la pobreza.
Con la actitud (c) por ejemplo, podemos estar preparados para el impacto de las nuevas tecnologías y los cambios que se avecinan y con ello estar en una buena posición. Comprende las causas pero cree que nada se puede hacer y solo nos queda aprovecharnos de las tendencias y apostar al ganador.
La actitud (d) enfrenta las causas y los cambios que se necesitan. Para ello asume el papel de actor (actores sociales). En palabras de Godet: “El sueño fecunda la realidad; conspirar por un futuro deseado es no sufrir más por el presente. Así, la actitud prospectiva no consiste en esperar el cambio para reaccionar -la flexibilidad por sí misma no conduce a ninguna parte-, sino que pretende dominar el cambio en el doble sentido, el de la preactividad (prepararse para un cambio esperado) y el de la proactividad (provocar un cambio deseado): es el deseo, fuerza productiva del futuro.”
Los actores sociales
Para Francisco J. Mojica la teoría Prospectiva del futuro no lo construye el hombre individual, sino el hombre colectivo que son los “Actores Sociales”. Y define a los actores sociales como grupos humanos que se unen para defender sus intereses y que obran utilizando el grado de poder que cada uno puede ejercer. Y afirma que las tendencias (sociales, económicas, etc.) existen porque han sido el fruto de estrategias desplegadas por Actores Sociales. Y si las rupturas a estas tendencias no han logrado hacerlas cambiar su rumbo, ha sido porque el poder de estos actores sociales no sido suficientemente fuerte para aniquilarlas.
Mojica, afirma que al igual que el ajedrez, la construcción del futuro es un campo de batalla, donde el sujeto de esta actividad son los actores que pugnan para imponer su poder de defender sus intereses.
Siguiendo el símil del ajedrez, estamos entonces, hablando de una estrategia que nos lleve desde un estado inicial hasta un estado final, por medio de ciertos estados intermedio, lo que en inteligencia artificial se llama “espacios de estados”. Estos estados serian considerados los escenarios posibles, donde el estado inicial seria el presente y estado final o escenario deseado, seria la visión del futuro. En resumen, seria como partiendo del estado inicial (presente) y pasando por diferentes escenarios podemos llevar a alcanzar nuestra visión (futuro deseado).
Con respecto a la visión del futuro, los grandes cambios solo se producen, cuando los que lideran los cambios, logran que el colectivo comparta esa visión y la hagan suya; solo así, se puede partiendo de la realidad actual alcanzar sueños que antes se veían como imposibles.
Hay una pregunta que a la corta o a la larga, todos se van a hacer. Si potencialmente podemos cambiar el futuro como actores sociales, entonces: ¿No puedo también en el plano individual, cambiar mi vida? Si, aunque algunos futurólogos afirman que es más fácil cambiar el entorno que cambiar la naturaleza humana.
Existen libros, artículos, etc. Sobre como mejorarse a si mismo. Pero todos consisten en “pensar positivo”, desde el punto de vista de la unión pensamiento-lenguaje-acción. Para ello hay que tener una clara imagen (visión) de lo que queremos, visión con la que tienen que comprometerse con todo su ser.
Por último veremos dos términos sumamente importante para interpretar la realidad. La sincronía y la diacronía. Estos dos términos fueron definidos por Ferdinand de Saussure donde la sincronía se refiere a la percepción del fenómeno en un momento del tiempo y la diacronía a la apreciación del mismo durante su evolución.
Constantemente vemos foros por Internet donde se debate un tema determinado y se pregunta: ¿Es correcta la clonación? ¿Es correcto realizar implantes en el cerebro? (ej. Un chip), etc. Esta respuestas no pueden realizarse enfocando cada caso como un fenómeno estático (sincronía), ya que nos llevaría a respuesta parciales tales como: “No es correcta ya que no todos pueden pagarla” o “si es correcta ya que mejoraría la raza” “no es correcta ya los clones serian utilizados como esclavos”, etc.
No podemos responder a estas preguntas sin analizar sus consecuencias a lo largo de la evolución que va seguir ese esa actividad. Por ejemplo la tala de árboles es correcta ya que permite construir viviendas, muebles… Pero es incorrecta si se utiliza de forma indiscriminada (sin reponer) y con fines comerciales de vender cada vez mas sin importar las consecuencias, como ha sucedido. Solo los efectos actuales que estamos sintiendo producto de la degradación del planeta nos ha llevado a cuestionarnos el superconsumismo como una de las amenazas a la extinción de la especie humana por agotamiento de los recursos así como la contaminación por el mal uso de las tecnologías, entre otras grandes causas.
Por eso en lugar de preguntarnos si la clonación es correcta o no, debemos preguntarnos si el uso indiscriminado de la clonación y su evolución debido al uso o mal uso, no nos conducirá a una degradación de la naturaleza humana. Por lo que cada fenómeno debe ser visto de forma diacrónica siguiendo su evolución y las consecuencias no solo tecnológicas o económicas (o peor aun, militares) sino también las sociales y culturales desde un enfoque generacional, o sea a lo largo de cada generación.
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