Progresión patológica y respuesta terapéutica, dos de los retos pendientes

El principal reto a corto plazo es simplificar la aplicación de la metabolómica, según ha explicado Juan Caballería Rovira: “En el futuro será más fácil y más accesible para más hospitales. Se trata de una técnica en evolución que debe abaratarse y abrirse hacia nuevas indicaciones”.

En los próximos años su utilidad en enfermedades hepáticas podría ampliarse, abordando, por ejemplo, el cáncer: “En hepatocarcinoma podría ser posible saber qué población va a responder o no a la terapia”. En este sentido, ya se están haciendo estudios con sorafenib y otros fármacos similares. Con respecto a la enfermedad hepática alcohólica, la metabolómica está empezando a validarse, mientras que en trasplantes relacionados con infecciones por el virus de la hepatitis C “sería posible saber cómo va a progresar la enfermedad”.

Uso en neurodegeneración
Progresión patológica y respuesta farmacológica son posibles nichos para la metabolómica, según ha apuntado Caballería Rovira. Otro de los campos de posible aplicación se relaciona con la toxicidad de los fármacos, mientras que “en enfermedades del sistema nervioso central y neurodegeneraciones también puede tener cabida”.

El especialista augura que “los próximos años representarán el estallido de la metabolómica, que aún supone un porcentaje pequeño en aplicación frente a técnicas más tradicionales. Los clínicos deben ver su utilidad y acostumbrarse a ella”.

Acerca de Dra. Mirtha

Doctora en Ciencias Médicas. Especialista de II Grado en Gastroenterología. Profesora Auxiliar.
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