Una técnica pionera de endoscopia, el 'endocoil', reduce el reingreso de los pacientes con varices gástricas

Colocar los coil en la vena transmisora de la variz con el objetivo de conseguir la trombosis y, de este modo, evitar las hemorragias que pueden llevar al fallecimiento del paciente es la técnica que se ha mostrado en una de las sesiones en directo del LXX Congreso de la Sociedad Española de Patología Digestiva, que finaliza hoy en Sevilla con el lema Avanzando hacia la excelencia clínica en Gastroenterología y Hepatología“, y en el que se dan cita casi un millar de especialistas en medicina digestiva, nacionales e internacionales.

“Al tratar las varices gástricas con los endocoil, el riesgo de hemorragias disminuye y el tratamiento resulta muy efectivo”. Así lo ha expresado Francisco Pellicer, jefe de la Unidad de Endoscopia del Hospital Universitario Virgen Macarena, de Sevilla, durante el Curso Práctico de Avances en Endoscopia, Ecoendoscopia y Ecografía Digestiva.

Actualmente, más de 20 millones de españoles, casi la mitad de la población de nuestro país, padecen algún tipo de enfermedad digestiva. De todos ellos, sólo entre un 10 y un 15 por ciento de los pacientes con cirrosis presentan varices gástricas. Esta patología también es común en pacientes con hepatitis del tipo B y C, con hepatocarcinoma y enfermedades raras que provocan esta hipertensión portal. “Ahora mismo, hemos dado un nuevo paso al tratar las varices gástricas con los endocoil porque antiguamente se trataban con lo que se llamaba un balón de Linton, luego con sustancias esclerosantes como el polidocanol y la etanolamina y, más tarde, aparecieron unas sustancias de tipo plástico como el cianoacrilato, que se intentaron aplicar en el interior de la variz pero no fue posible porque había fugas que producían embolismos pulmonares”, ha explicado Pellicer.

Asimismo, ha hecho hincapié en que esta técnica hay que saber hacerla y que no todo el personal está preparado para ello porque se debe manejar muy bien el ecoendoscopio y el instrumental, como son los coil, además de tener una cierta seguridad y rapidez a la hora de llevarla a cabo.

Hace cuatro años que Pellicer junto con Rafael Romero, médico adjunto de Digestivo del Virgen Macarena, pusieron en marcha esta técnica basándose en los trabajos publicados del tratamiento de los aneurismas cerebrales con los endocoil. Fue entonces cuando decidieron aplicar a la variz gástrica el mismo procedimiento empleado en estos aneurismas y hasta ahora han conseguido resultados muy positivos. “El beneficio que la aplicación de esta técnica tiene para los pacientes es que el riesgo de sangrado en el estómago es mínimo, mientras que con la anterior volvían a sangrar con cierta frecuencia hasta que en alguna de esas hemorragias fallecían”, ha comentado Pellicer.

Hoy día se ha reducido el reingreso de estos pacientes y sólo se realizan unas dos o tres operaciones al mes mediante esta técnica. “Cuando solamente se ponía el balón de Linton, el reingreso se producía cada semana, cada mes o cada dos meses. Ahora, si en el primer tratamiento se consigue cerrar el vaso aferente, no vuelven a ingresar más por esa variz”, ha concluido Pellicer.

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Aumento en España de la incidencia de todas las enfermedades digestivas, excepto de la úlcera

“La obesidad es una gran plaga en nuestro país, un factor de riesgo fundamental tanto para los tumores digestivos como para las enfermedades inflamatorias digestivas y funcionales”.

Así lo ha señalado J. Enrique Domínguez, presidente de la Sociedad Española de Patología Digestiva y jefe del Servicio de Aparato Digestivo del Hospital de Santiago de Compostela, en el LXX Congreso de la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD), celebrado en Sevilla. El cambio en la forma de vida de los españoles está afectando de manera considerable a este tipo de enfermedades. Según Domínguez, el sedentarismo y el cambio de la dieta suponen un aumento del sobrepeso y de la obesidad, por lo que el riesgo de sufrir reflujo, colon irritable y dispepsia, entre otras complicaciones, es más frecuente. Al mismo tiempo, el desarrollo de nuestra sociedad está conllevando enfermedades propias de países del norte de Europa y Estados Unidos, como la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa. “Se ha percibido un aumento de todas las enfermedades digestivas, excepto de la úlcera, que hace unos años era la enfermedad digestiva por excelencia”. Por otra parte, las inflamatorias, funcionales y tumorales están aumentando su incidencia y prevalencia, lo que explica los avances técnicos que se están produciendo en esta área.

Durante el congreso se han presentado algunas técnicas que, poco a poco, van a ir suplantando en determinados pacientes a la cirugía, como el drenaje transgástrico a través de la pared del estómago y el tratamiento de lesiones de cáncer de esófago en estadios muy iniciales mediante la técnica de ablación del tejido que evita el desarrollo del tumor. “Técnicas que hasta hace muy pocos días eran dominio de la cirugía digestiva y que, progresivamente, con el avance tecnológico, están recayendo en el especialista del aparato digestivo”.

Asimismo, se ha abordado la edad en la que aparecen las enfermedades digestivas, ya que cada vez hay más pacientes jóvenes en riesgo. “Es frecuente encontrar niños con estas enfermedades, algo que hasta hace algún tiempo era excepcional en nuestro país, así como personas de 30 años con cáncer de páncreas”.

Otra patología que está dando mucho que hablar a los especialistas y que produce unos 200.000 casos al año en España es el cáncer de colon. Una de las batallas fundamentales de la SEPD consiste en prevenir esta enfermedad mediante las campañas de cribado de lesiones premalignas. Con esta técnica se detectan los pólipos, se quitan endoscópicamente y desaparece el riesgo de desarrollar el cáncer de colon, a diferencia de lo que ocurre con el cáncer de mama, próstata o cuello de útero, en los que se intenta buscar un diagnóstico precoz, pero ni se evita la cirugía ni las quimioterapias o radioterapias posteriores. “Esto supone un beneficio para los pacientes y para el Sistema Nacional de Salud porque económicamente es eficiente”, ha explicado Domínguez. No obstante, ha señalado que el momento económico actual que atraviesa el país hará de muchos de los avances tratados durante el congreso un largo proceso hasta que se pongan en marcha. “A cualquiera nos gustaría aplicarlos mañana mismo a nuestros pacientes, pero es necesario evaluar el coste-beneficio”.

Enfermedad inflamatoria:
Un tema que cada vez está preocupando más a los especialistas de digestivo es la enfermedad inflamatoria intestinal. Según Federico Argüelles, gastroenterólogo del Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Virgen Macarena, de Sevilla, en los últimos años ha aumentado su incidencia de forma extraordinaria en los países occidentales y se ha duplicado su presencia en nuestro país, con más de 100.000 pacientes con esta patología. Además, resulta llamativo el aumento de la incidencia en gente joven, sobre todo en pacientes menores de 15 años. “Aparece en edades más tempranas y estamos preocupados sobre cómo tratarla y seguir el desarrollo de los afectados”.

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Más abanico terapéutico para tratar la hepatitis C

“El LXX Congreso de la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD) está dando resultados mejores de los esperados”. Así lo ha afirmado J. Enrique Domínguez, presidente de la Sociedad Española de Patología Digetiva y jefe del Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Clínico de Santiago de Compostela, que se ha mostrado muy satisfecho al haber superado las expectativas previstas.La cita ha contado con cerca de 600 trabajos, tanto de investigación como de experiencia clínica, y de entre los temas que se han abordado, Domínguez ha destacado el tratamiento endoscópico del cáncer de esófago en fases iniciales y las bases para el diagnóstico precoz del cáncer de páncreas de alto riesgo.

Trabajo conjunto
Por otra parte, Fernando Carballo, responsable del Comité de Excelencia Clínica de la SEPD y jefe del Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Virgen de La Arrixaca, de Murcia, ha señalado que cualquier cáncer avanzado implica sufrimiento, coste y menor probabilidad de sobrevivir, lo que justifica el trabajo conjunto de los especialistas de digestivo para atacar esta enfermedad en sus orígenes. “Sin abandonar la lucha permanente y sostenida por el cáncer en todos sus estadios, los médicos debemos mentalizar a la población de la importancia de la prevención primaria y, al mismo tiempo, favorecer su participación en el cribado institucional”.

En cuanto a la cuestión de la hepatitis C, el catedrático Agustín Albillos, presidente del Comité Científico de la SEPD que ejerce en el Servicio de Gastroentereología del Hospital Ramón y Cajal, de Madrid, ha hecho referencia a la amplitud del abanico terapéutico. “Las posibilidades de tratamiento de estos pacientes se van a ampliar con la introducción en el mercado de dos nuevos fármacos pertenecientes al grupo de los inhibidores de la proteasa”. Esto supondría unas tasas de curación más eficaces, pasando de un 40 a un 70 por ciento.

Asimismo, Albillos ha destacado la individualización del tratamiento de la hepatitis C para conseguir identificar a pacientes que por sus características genéticas van a responder mejor a las distintas terapias existentes, y ha comentado que se trabaja en el desarrollo de nuevas soluciones para la cirrosis y el cáncer de hígado. “Del diagnóstico precoz de este último depende que los pacientes accedan a terapias potencialmente curativas”.

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Riesgo CV y gastrointestinal se deben abordar en conjunto

Es necesario abordar el riesgo cardiovascular y gastrointestinal del paciente de manera coordinada por el gastroenterólogo y el cardiólogo.

A esta conclusión se ha llegado en el simposio Riesgo cardiovascular, antiinflamatorios no esteroideos y toxicidad gastrointestinal: Manejo práctico en el siglo XXI, que se ha celebrado en el LXX Congreso de la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD), en Sevilla.

Actualmente, los pacientes con riesgo cardiovascular precisan tratamientos profilácticos que incluyen antiagregantes plaquetarios, como la Aspirina y el clopidogrel, o fármacos anticoagulantes que se asocian con un aumento del riesgo de hemorragias digestivas. Cuando éstas se producen en el tracto digestivo superior constituyen una de las urgencias gastroenterológicas más importantes por su frecuencia y gravedad y, además, causa al año en España la hospitalización de entre 50 y 150 personas por cada 100.000 habitantes.

Según Carlos Martín de Argila, del Servicio de Gastroenterología del Hospital Universitario Ramón y Cajal, de Madrid, no cabe duda de que los antiagregantes son fármacos muy eficaces para prevenir problemas cardiovasculares, pero tienen riesgos importantes desde el punto de vista gastrointestinal, produciendo hemorragia digestiva.

A pesar de haber introducido una nueva familia de anticoagulantes orales que no precisan de un control tan estricto de los niveles de anticoagulación, aún no se dispone del antídoto eficaz para contrarrestar ese efecto anticoagulante en pacientes que presenten una hemorragia digestiva. En este contexto, ha señalado que para la protección gástrica del paciente con riesgo cardiovascular y tratamiento antiagregante se deben contemplar los inhibidores de la bomba de protones (IBP) porque reducen de forma muy eficaz la producción de ácido en el jugo gástrico, disminuyendo los riesgos gastrointestinales de esos fármacos y facilitando la cicatrización de las lesiones que puedan originar.

Sin embargo, en pacientes con riesgo cardiovascular doblemente antiagregados, tratados simultáneamente con ácido acetil salicílico y clopidogrel, se sospecha de que los IBP pueden aumentar el riesgo de problemas cardiovasculares por lo que se recomienda no tomarlos, ya que comparten la misma vía de metabolización hepática que el clopidogrel.

Aunque después del análisis retrospectivo de los ensayos disponibles, sigue quedando poco clara la cuestión de que se produzca un incremento de accidentes vasculares en los tratados con doble antiagregación e IBP, en comparación con los que no toman IBP. Por eso, ha aconsejado no privar a estos pacientes de gastroprotección con un IBP.

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Tras los pasos del virus de la hepatitis C

Pablo Gastaminza se incorporó el año pasado al Centro Nacional de Biotecnología (CNB) para continuar el trabajo que llevó a cabo durante años en el Instituto Scripps de Investigación de La Jolla, en California. El objetivo de su grupo es conocer más a fondo el virus de la hepatitis C y, para ello, se vale de la farmacología. A su juicio, los fármacos sirven, además de para tratar la enfermedad, para conocer aspectos básicos de la infección: “Partiendo de la farmacología podemos ver qué sucede con el virus y la célula infectada”.

Gastaminza ha explicado a Diario Médico los orígenes de su investigación para lo que ha retrocedido más de veinte años: “Desde 1989, año en que se clonó el primer virus de la hepatitis C, se ha tomado ARN de pacientes para introducirlo en células e intentar generar nuevos modelos de cultivo. Pero los resultados no fueron satisfactorios hasta que Takaji Wakita, de la Universidad de Tokio, tomó una muestra de un paciente con infección aguda hepática y niveles muy altos de virus, generó por clonación molecular un clon infeccioso y probó con éxito su utilidad en cultivo celular”.
Preguntar sin respuesta
Gracias a que Wakita compartió su hallazgo, tres laboratorios pudieron trabajar sobre este modelo. Gastaminza fue partícipe de las publicaciones que se derivaron de esas investigaciones: “Empezamos a explotar este sistema de cultivo porque había muchísimas preguntas básicas por responder: cómo se ensambla el virus, cómo entra en la célula, cómo la abandona, qué genes celulares están implicados en la salida y entrada del virus, etc.”.

Junto a sus colaboradores en el Scripps, el investigador español desarrolló una estrategia que permitía analizar miles de compuestos farmacológicos frente al virus de la hepatitis C. Este fue el primer paso para iniciar un screening sobre una librería de compuestos, entre los que destacan principalmente fármacos anfifílicos catiónicos inhibidores de la entrada del virus. También han trabajado con antioxidantes inhibidores del ensamblaje de partículas y antidepresivos, entre otros.

De esta forma, han dado con un antiviral “del que desconocemos su labor y cómo la realiza, aunque sabemos a qué parte de la infección afecta, qué proteína viral se ve implicada (NS5A) y qué tipo de resistencias genera”. Para mejorar el conocimiento de su mecanismo molecular, el grupo de Gastaminza en el CNB sigue colaborando con el equipo estadounidense.

Al trabajar con este sistema se desconoce cómo se va a comportar cada compuesto, o si afecta a la entrada, la salida, la replicación y la producción de más partículas: “Es una ventaja, porque se trata de un cribado no sesgado que se aleja de lo común, que es tomar una proteína purificada con actividad concreta y buscar un inhibidor, para luego trasladar esta información a modelo celular y animal”.

¿Cómo actúa la diana?
Los investigadores se ahorran este proceso, pero la cruz de la moneda supone desconocer qué labor lleva a cabo el compuesto. Pese a ello, Gastaminza cree que “mientras investigamos este punto aprendemos mucho sobre el virus de la hepatitis C, como se ha visto en el hallazgo de NS5A. Disponemos de una diana pero no sabemos cómo se comporta molecularmente”.

Trabajar a la inversa también les ha dado alegrías: “En compuestos que sí sabemos cómo afectan a la célula, con diana conocida y aplicación clínica ya validada, tratamos de demostrar si un determinado factor celular está implicado en el ciclo de infección del virus”. Este abordaje ha permitido identificar factores celulares que necesita el virus para infectar: “Hemos dado con dos o tres genes, cuya diana ya se conoce, aún pendientes de publicación”. Las respuestas, poco a poco, van llegando.

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