Células madre ayudarían a entender origen del cáncer de colon y detectar recaídas

Las células del cáncer colorrectal activan un conjunto de genes muy similar al de las células madre del intestino. Esto es lo que demuestran científicos del Instituto de Recerca Biomédica (IRB Barcelona) que, liderados por el investigador ICREA Eduard Batlle, proponen el estudio genético del epitelio del intestino para predecir aquellos pacientes que, afectados por la enfermedad, tienen un mayor riesgo de recaída. Este trabajo, publicado en línea en la prestigiosa revista Cell Stem Cell (doi:10.1016/j.stem.2011.02.020 ), ofrece nuevas posibilidades para el diagnóstico y la creación de tratamientos contra el cáncer. El cáncer de colon representa la segunda causa de muerte oncológica en todo el mundo. El tratamiento habitual para combatir la enfermedad combina la cirugía con la quimioterapia. Después de estos tratamientos, los pacientes presentan periodos de remisión, que pueden ser de meses e incluso años, después de los cuales un 40% de ellos desarrollan recaídas que en la mayoría de los casos se presentan en forma de metástasis. “Estos datos indican que hay células dentro del tumor que regeneran la enfermedad, aunque hasta el momento sabemos bien poco de las bases biológicas que lo provocan”, apunta Batlle.

Los resultados obtenidos por Anna Merlos-Suárez, primera autora del artículo y el resto de investigadores del equipo de Batlle, indican que existe una estrecha asociación entre las células madre intestinales (células no especializadas que se encargan de generar el resto de células del intestino) y el cáncer colorrectal. Los científicos compararon los genes que se activan en las distintas células del intestino sano – células madre y aquellas células ya especializadas – con los de los tumores procedentes de pacientes. “Nuestros análisis muestran que los pacientes con cáncer de colon activan genes muy similares a los de las células madre, de forma que cuanto mayor es esta relación, más probabilidades tienen los pacientes de que el cáncer se propague y de sufrir recaídas”.

Estos genes propios de células madre son activados por un grupo concreto de células del tumor, las llamadas “células madre tumorales”. Cuando el equipo de Batlle trasplantó estas células en ratones, estos desarrollaron la enfermedad. Estos resultados se suman a la creciente hipótesis de que el cáncer se organiza de una forma jerárquica en la que solo algunas de sus células, las “células madre tumorales”, son capaces de iniciar y propagar el tumor.

¿Qué propiedades tienen las células madre para beneficiar al cáncer? Por definición, las células madre renuevan tejidos, en este caso el epitelio del intestino, pudiendo llegar a producir hasta 5 gramos de células de epitelio intestinal al día. La comunidad científica apunta que los tumores podrían utilizar estas características de renovación indefinida para crecer y expandirse. Por otro lado, mientras que la mayoría de las células tienen una vida media de días, como en el caso de las células epiteliales del intestino, o meses, las células madre viven con nosotros durante años, lo que aumenta la probabilidad de que acumulen daños en su ADN y se transformen en células madre cancerosas.Uno de los mayores problemas que tienen los oncólogos actualmente es la falta de herramientas para identificar aquellos pacientes que tienen una mayor probabilidad de recaída. La estrecha asociación entre las células madre intestinales y la propagación de la enfermedad puede representar un claro avance en este aspecto. Además, la hipótesis de que el cáncer colorrectal necesita de un tipo concreto de células para desarrollarse y seguir creciendo, ya demostrada en otros tipos de cáncer como los gliomas, algunos tipos de linfomas o el cáncer de mama, brinda la posibilidad de generar nuevos tratamientos dirigidos contra estas nuevas dianas del cáncer: las células madre tumorales.

El estudio realizado es fruto de una estrecha colaboración con científicos de la Hubrecht Institute y de la University Medical Center Ultrecht, en Holanda, y clínicos de hospitales de referencia como el Hospital del Mar, el Hospital de Sant Pau y el Hospital Universitario de Barcelona

Barcelona, marzo 21, 2011 El Médico Interactivo

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El consumo exagerado de alcohol podría aumentar el riesgo de muerte por cáncer de páncreas

Los que beben alcohol en exceso están en mayor riesgo de morir por cáncer de páncreas, según una investigación reciente.

De hecho, las personas que nunca fuman, un factor de riesgo conocido para la enfermedad, pero que beben tres o más copas de licores fuertes al día se enfrentan a un riesgo 36 por ciento mayor de morir por cáncer de páncreas, en comparación con los que no beben, halló el estudio.

“En general, estos hallazgos se suman a la evidencia de que el consumo exagerado de alcohol es un factor de riesgo independiente de cáncer de páncreas”, apuntó la investigadora principal Susan Gapstur, vicepresidenta de epidemiología de la Sociedad Americana del Cáncer.

“Además, subrayan la importancia de la guía de la Sociedad Americana del Cáncer para la prevención del cáncer que recomienda que si usted consume bebidas alcohólicas, debe limitar ese consumo a no más de una copa al día si es mujer y a dos si es hombre”, apuntó.

El cáncer de páncreas es uno de los cánceres más mortales. Con frecuencia, para cuando aparecen los síntomas el cáncer ya está en una etapa avanzada y se propaga rápidamente. Para empeorar las cosas, el cáncer de páncreas también es difícil de tratar. La tasa de supervivencia global a cinco años de este tipo de cáncer es inferior al 5 por ciento.

El Dr. Alberto J. Montero, experto en cáncer de páncreas y profesor asistente de medicina del Centro Oncológico Integral Sylvester de la Facultad de medicina Miller de la Universidad de Miami, dijo que este estudio confirma lo que las personas ya sospechaban.

Las probabilidades de supervivencia del cáncer de páncreas no son muy buenas, agregó. “La supervivencia no ha cambiado realmente en los últimos 30 años. Por el contrario, la supervivencia a cinco años del cáncer de mama se acerca ahora al 90 por ciento, y lo mismo aplica para el cáncer colorrectal”, apuntó.

A pesar de las mejoras en el diagnóstico y tratamiento de otros cánceres, “no hemos sido capaces de cambiar la historia natural del cáncer de páncreas”, apuntó Montero.

Montero señaló que el cáncer de páncreas a menudo se detecta cuando es inoperable. Además, el cáncer de páncreas es más resistente a la quimioterapia, subrayó.

Sin embargo, el cáncer de páncreas no es común, así que el riesgo absoluto de contraerlo es pequeño, agregó Montero. “Si es fumador, las probabilidades de tener cáncer de pulmón son mucho más altas que las de desarrollar cáncer de páncreas. En términos absolutos, el riesgo de desarrollar cáncer de hígado y cirrosis [por beber] es más alto que el de cáncer de páncreas”, agregó.

El tabaquismo ha sido citado como un factor de riesgo del cáncer de páncreas y ahora parece que consumir bebidas alcohólicas también tiene un papel importante en el desarrollo de esta enfermedad, apuntó la investigación.

El informe aparece en la edición del 14 de marzo de Archives of Internal Medicine.

Para llegar a estas conclusiones, los investigadores recopilaron datos de más de un millón de hombres y mujeres que formaron parte del segundo estudio sobre prevención del cáncer (Cancer Prevention Study II). Durante 24 años de seguimiento, 6,847 de estas personas murieron por cáncer de páncreas, apuntaron los investigadores.

Aunque varios estudios epidemiológicos han examinado la relación entre el alcohol y el riesgo de cáncer de páncreas, la mayoría eran demasiado pequeños para separar los efectos de fumar de los del alcohol, ya que las personas que beben alcohol también son más propensas a fumar, explicó Gapstur.

“En este estudio prospectivo de gran tamaño, pudimos examinar la relación entre consumo de alcohol y la mortalidad por cáncer de páncreas en personas no fumadoras y en un rango de consumo diario”, señaló.

Entre las personas que nunca habían fumado hubo un riesgo 36 por ciento mayor de morir por cáncer de páncreas para los que bebían tres o más copas de licores al día en comparación con los que no bebían, apuntó Gapstur.

“Esta relación parecía observarse solamente con el consumo de licores, y no entre los que bebían cerveza o vino”, destacó. “Las razones de las diferencias por tipo de bebidas no están claras, pero podría deberse a que se consume una mayor cantidad de alcohol realmente en un solo trago de licor en comparación con el vino o la cerveza”.

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Según un estudio, los pacientes que se han sometido a una cirugía de derivación gástrica tardan más tiempo en procesar el alcohol

Investigadores señalan que los pacientes de derivación gástrica tardan más tiempo en procesar el alcohol, lo que podría ponerlos en cierto riesgo de abusar de la bebida.

La cirugía de derivación gástrica (bypass gástrico), una operación en la que el cirujano grapa una gran parte del estómago, dejando solamente una pequeña bolsa, se utiliza para ayudar a las personas que tienen obesidad mórbida a bajar de peso.

Este estudio de 19 personas que se sometieron a una cirugía de derivación gástrica en Y de Roux (BPG, por sus siglas en inglés) encontró que tenían un contenido de alcohol en el aliento mucho mayor después de consumir alcohol y que tardaban más tiempo en volver a estar sobrias después de beber, en comparación con antes de su cirugía.

Antes de la operación, el porcentaje máximo de contenido de alcohol en el aliento justo después de beber cinco onzas de vino tinto era de 0.024 por ciento. El nivel era de 0.059 a los tres meses después de la cirugía y de 0.088 a los seis meses de la cirugía, que es más alto que el límite legal para conducir de 0.08 por ciento.

Antes de la cirugía, los pacientes tardaban 48 minutos en tener un contenido de alcohol en el aliento de cero después de beber cinco onzas de vino tinto. A los tres meses de la cirugía tardaban 61 minutos en tener un contenido de alcohol en aliento de cero y 88 minutos a los seis meses de la cirugía.

El estudio se publicó en la edición de febrero de la Journal of the American College of Surgeons.

A pesar de los beneficios del procedimiento, “queremos plantear la preocupación potencial para los pacientes de cirugía de derivación gástrica en Y de Roux que siguen bebiendo después de la operación, ya que pueden tender a abusar del alcohol, lo que puede, a su vez, llevar a la recuperación del peso, a deficiencias nutricionales, y/o a la dependencia del alcohol”, apuntó en un comunicado de prensa de la revista el autor principal, el Dr. John M. Morton, profesor asociado de cirugía en la Universidad de Stanford.

Los pacientes de derivación gástrica “deben entender que su cuerpo responde al alcohol de manera diferente después de la cirugía y que es necesario que extremen las medidas de precaución si deciden beber alcohol”, señaló Morton. “Nuestra recomendación para todos los pacientes de cirugía de derivación gástrica en Y de Roux es que si beben no conduzcan, y que si deciden beber alcohol que el limiten el consumo a una copa estándar (12 onzas de cerveza, cinco onzas de vino o dos onzas de licor) por cada dos horas. La clave para preservar los beneficios de la cirugía bariátrica es proporcionar una educación adecuada al paciente”.

El gobierno de EE. UU. recomienda que el consumo de bebida de los adultos debería limitarse a una bebida alcohólica estándar al día para las mujeres y dos al día para los hombres.

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Asocian aspirina y otros fármacos con riesgo sangrado estomacal

Las personas que toman bajas dosis de aspirina para cuidar el corazón podrían tener sangrados estomacales, según reveló un nuevo estudio.

En los usuarios de aspirina junto con otros fármacos comunes, ese riesgo sería aun mayor.

Los autores estimaron que si 1.000 personas que no toman aspirina o clopidogrel (Plavix) tomaran ambos fármacos, entre una y tres más de ellas sufrirían sangrado estomacal cada año.

En el mismo período, entre cinco y 10 de cada 1.000 personas de la población general padecerían el mismo trastorno, publican los expertos en la revista Circulation.

El doctor Colin Baigent, investigador de la University of Oxford en el Reino Unido, y que no particip del estudio, opinó que los resultados no sorprenden y “coinciden con las evidencias disponibles”.

La aspirina previene la formación de coágulos, lo que reduce el riesgo de sufrir un infarto cardíaco o cerebral. Las guías recomiendan que las personas que sufrieron un infarto tomen entre 75 y 325 mg diarios de aspirina durante el siguiente año y que también la usen las personas en riesgo de tener un infarto.

Pero también hay pruebas de que la aspirina y el Plavix elevan el riesgo de tener sangrados en el estómago y el primer tramo del intestino delgado.

El equipo del doctor Luis Rodríguez, del Centro Español para la Investigación Farmacoepidemiológica, en Madrid, analizó una base de datos con información de pacientes de atención primaria del Reino Unido.

La base incluía todos los casos de sangrado estomacal entre el 2000 y el 2007: un total de 2.049 personas de entre 40 y 84 años.

El equipo reunió también a un grupo de 20.000 personas de la misma edad y sexo, pero que no habían tenido sangrado en el mismo período. Los autores compararon a ambos grupos para identificar qué remedios tomaban los participantes y cuáles se les habían indicado el año anterior.

El 31 por ciento del grupo con sangrado estomacal estaba tomando una dosis baja de aspirina al momento de la hemorragia, a diferencia del 19 por ciento en el grupo de control.

Y los usuarios de dosis diarias de aspirina tenían casi el doble de riesgo de sufrir sangrado estomacal que los que no tomaban el fármaco. En los usuarios de aspirina y Plavix, el riesgo se triplicaba o cuadruplicaba.

Los pacientes que tomaban aspirina más otros fármacos, incluidos antiinflamatorios como el ibuprofeno y anticoagulantes como la warfarina (Coumadin), corrían más riesgo de tener sangrados que los que sólo tomaban aspirina.

A pesar de todo, Rodríguez consideró que la aspirina es un remedio importante para las personas que tuvieron un infarto y están tratando de prevenir otro.

“En la mayoría de esos pacientes, si la aspirina es para prevención secundaria, el riesgo nunca es tan alto como los beneficios”, indicó el autor a Reuters Health.

No así en la población que nunca sufrió un infarto, en especial cuando la aspirina se combina con otros remedios que aumentan aun más el riesgo de tener sangrados estomacales.

Según Baigent, “adherir por completo a las recomendaciones sobre el uso de la aspirina duplicaría el riesgo de sufrir hemorragias y la mayoría de esos problemas se atribuyen al sangrado grastrointestinal”.

Una forma de prevenir ese riesgo en usuarios de aspirina, explicó Rodríguez, es indicar el uso de inhibidores de la bomba de protones, que reducen parcialmente esa probabilidad.

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El gen FGF19 está alterado en el 15% de tumores hepáticos

El gen FGF19 está sobreexpresado en el 15 por ciento de tumores hepáticos humanos, según ha determinado un equipo del Laboratorio Cold Spring Harbor de Nueva York. Tras analizar más de cien genes en ratones que tenían el p53 inhibido y presencia de Myc, los investigadores llevaron a cabo una labor de cribado hasta quedarse con 18, entre los que se vio que FGF19 era el más activo. El estudio de los amplicones genómicos ha sido fundamental.

Un estudio multicéntrico que se publica en Cancer Cell ha identificado una nueva estrategia para una terapia molecular localizada en cáncer hepático. El trabajo está coordinado por un equipo del Laboratorio Cold Spring Harbor, de Nueva York, en el que trabaja Scott Powers, director del Centro para la Genómica del Cáncer. Los autores destacan que los ensayos realizados han desvelado que más del 15 por ciento de los cánceres hepáticos están causados por la hiperactividad del gen FGF19.

Este gen ya era conocido por su implicación en diversos procesos biológicos como el crecimiento celular y la reparación de tejidos. Powers ha demostrado que bloquear su actividad con un anticuerpo inhibe el crecimiento tumoral, lo que supone un gran avance debido a la inexistencia de terapias genéticamente dirigidas en este tipo de tumores. La investigación revela que FGF19 desencadena el cáncer hepático cuando aparece con numerosas copias en vez de con las dos normales. La sobreexpresión del gen provoca que las células tumorales se caractericen por un crecimiento continuado.

Atención a los amplicones
Powers destaca la importancia de identificar genes relacionados con los llamados amplicones del cáncer humano, regiones genómicas que aparecen multiplicadas y que causan un aumento del número de copias de un determinado gen. Durante la investigación, su equipo ha trabajado sobre 124 genes vinculados a estos amplicones, de los que se ha estudiado su capacidad para inducir cáncer hepático causado por hiperactividad.

Los ratones del ensayo carecían de la proteína tumorsupresora p53 y tenían activado el oncogén Myc, una combinación que aparece en más del 40 por ciento de tumores hepáticos humanos. Así se hallaron 18 genes diana y se determinó FGF19 como el más activo.

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