Las estatinas no limitan el riesgo de cáncer colorrectal.

Consumir una estatina para reducir el colesterol cumplirá su objetivo pero no disminuiría el riesgo de desarrrolar cáncer colorrectal, según reveló un estudio sobre más de 400.000 canadienses.
“Nuestro estudio sugiere que no hay una reducción significativa en el riesgo de cáncer de colon con el uso regular de estatinas, más allá de la dosis o la duración del consumo”, dijo a Reuters Health el doctor Harminder Singh, de la University of Manitoba, en Winnipeg.
El cáncer colorrectal es el tercer tipo de tumor más común en el mundo y los agentes preventivos efectivos tendrían consecuencias centrales para la salud pública.
Aunque estudios de laboratorio indicaban que las estatinas -que incluyen fármacos como Lipitor, Crestor, Pravachol y Mevacor- pueden inhibir la proliferación de las células cancerosas, ensayos clínicos no lograron confirmar esos hallazgos.
Para investigar más, el equipo de Singh observó una base de datos de medicamentos prescriptos en la provincia de Manitoba.
Los expertos identificaron 35.739 adultos de mediana edad que eran usuarios regulares de estatinas, incluidos 10.287 que habían tomado estatinas por al menos cinco años (usuarios de largo plazo), y a 377.532 adultos de edad similar sin registro de prescripción de estatinas.
El seguimiento medio fue de tres años en el caso de los usuarios regulares (comenzando desde la fecha de su primera prescripción) y de siete años en los usuarios de largo plazo (que comenzaron tras cinco años de terapia con estatinas).
El consumo regular de una estatina no limitó el riesgo de cáncer colorrectal, informaron los investigadores en American Journal of Gastroenterology.
“Este estudio no encontró ninguna reducción estadísticamente significativa en el riesgo de cáncer colorrectal con el uso regular de estatinas, más allá de la dosis o la duración”, escribió el equipo.

En un comentario, los doctores Dennis J. Ahnen y Tim Byers, de la University of Colorado, en Denver, coincidieron con las conclusiones de los investigadores.
Ahnen y Byers escribieron: “Los estudios mejor diseñados sobre el tema indican que el consumo de estatinas no es ni un factor de riesgo importante ni un factor de protección para el cáncer colorrectal y que llegamos muy cerca del final de la hipótesis que relaciona las estatinas con el riesgo de cáncer colorrectal”.
FUENTE: American Journal of Gastroenterology, diciembre del 2009

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Las bacterias que causan caries podrían haberse originado en el intestino.

Investigadores afirman que un germen relacionado con las caries dentales evolucionó a partir de un organismo beneficioso

Una investigación reciente ofrece conocimiento sobre la conformación genética de un germen que causa caries y muestra el motivo por que el germen pueda colonizar tan bien la boca.

El germen se conoce como Bifidobacterium dentium Bd1. Otros gérmenes relacionados son mejor conocidos por habitar en el intestino y hacer cosas buenas, como ayudar en la digestión y mejorar el sistema inmunitario. Pero este germen en particular es la oveja negra de la familia porque se relaciona con las caries.

En el nuevo estudio, los investigadores examinaron la conformación genética del germen, y encontraron que se ha adaptado al ambiente de la boca. Tolera el ácido, puede protegerse contra cosas que matan gérmenes y tiene otras herramientas para sobrevivir en su ambiente.

Los hallazgos aparecen en línea en la revista PLoS Genetics.

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No existe la cura perfecta para el reflujo gastroesofágico.

Los pacientes con enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) grave pueden optar entre fármacos o cirugía para aliviar los síntomas, pero un grupo de expertos realizaron un estudio donde se advierte que ambos recursos difieren significativamente.
La ERGE hace que los líquidos estomacales vuelvan al esófago y la boca, lo que genera una sensación de quemazón. De hecho, sustancias en esos líquidos, como ácidos y bilis, pueden inflamar y lesionar el esófago.
En Suecia, el equipo de Lars Lundell, del Hospital Universitario Karolinska, en Huddinge, estudió a 255 pacientes con ERGE: 122 habían optado por una solución quirúrgica para controlar el reflujo y 133 usaban el fármaco omeprazol (Prilosec).
La investigación, que iba a durar cinco años, se prolongó a 12 y el equipo de expertos siguió en contacto con 53 pacientes operados y 71 tratados con el fármaco.
En estos 12 años de seguimiento, los investigadores observaron que “se pueden mejorar ambos tratamientos”.
En la revista Clinical Gastroenterology and Hepatology, se informa que de los 53 pacientes operados, 28 (el 53%) seguían en remisión continua. De los 71 tratados con el fármaco, el 45% con ajustes en las dosis ante la ingestión de fármaco y el 40% con dosis fija siguieron en remisión continua.
En general, la cirugía permitió controlar mejor los síntomas de la ERGE, como quemazón y náusea, pero el uso prolongado de omeprazol evitó los problemas posquirúrgicos al tragar, las flatulencias y la incapacidad de eructar o vomitar.
A los investigadores les llamó la atención que las quejas posquirúrgicas no cedieron con el tiempo. El 38% de los pacientes operados necesitó fármacos para reducir la acidez.
La calidad de vida fue “similar (…) en ambos grupos durante todo el estudio”, según los autores.
En un correo electrónico a Reuters Health, Lundell advirtió que la mayoría podría interpretar que el estudio concluyó que el omeprazol en dosis ajustadas es casi tan efectivo como la cirugía.
En un editorial sobre el estudio, el doctor Stuart Jon Spechler, de la Universidad de Texas, en Dallas, escribió: “Es difícil comprender por qué un pacientes con ERGE optaría por una cirugía potencialmente peligrosa para resolver un problema que se puede manejar también con un fármaco razonablemente seguro”.
AstraZeneca, que comercializa el omeprazol como Prilosec, financió el estudio.

Fuente: Nueva York, diciembre  30/2009 (Reuters Health).

Tomado de: Al Día, Infomed.

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¿Tiene pancreatitis aguda? Acuda a un hospital grande.

¿Padece pancreatitis aguda pero no sabe adonde acudir? Debería dirigirse a un hospital habituado a manejar muchos casos similares.

Una nueva investigación sugiere que los pacientes que van a un hospital que admite a 118 personas o más con pancreatitis al año experimentan estadías más breves y menores tasas de muerte que aquellos que acuden a centros que reciben a menos de 118 personas con pancreatitis por año.

En general, los hospitales que lidian con más casos de pancreatitis suelen ser centros de investigación más amplios y urbanos, y atender a una mayor cantidad de pacientes hispanos o negros.

Los resultados, que fueron publicados en la revista Gastroenterology, se basaron en una revisión de más de 416.000 casos de pancreatitis agua tratada en hospitales estadounidenses entre 1998 y el 2006.

El equipo del doctor Shimul A. Shah, de la Escuela de Medicina de la University of Massachusetts, indicó que los motivos de la diferencia en los resultados en hospitales de bajo y alto volumen tendría que ver con la disponibilidad de cuidados intensivos, especialistas y última tecnología.

“Dada la creciente incidencia de pancreatitis aguda y los costos informados que exceden los 2.000 millones de dólares anuales en Estados Unidos, nuestro estudio sugiere que la derivación de casos complicados de pancreatitis aguda a centros de alto volumen debería debatirse a nivel político”, concluyeron Shah y colegas.

Se han tomado decisiones políticas similares con otras enfermedades, indicó en un comentario el doctor Bechien U. Wu, de la Escuela de Medicina de Harvard, en Boston.

Por ejemplo, el Centro de Servicios de Medicare y Medicaid sólo reembolsa la cirugía bariátrica -para bajar de peso- si se realiza en ciertos “Centros de Excelencia”.

Lo que es diferente sobre el tratamiento de la pancreatitis aguda, es que es una enfermedad que requiere tanto tratamiento médico como quirúrgico. Los beneficios de la terapia en hospitales más amplios hasta ahora sólo se ha observado en las intervenciones quirúrgicas.

Wu sugiere que el próximo paso de la investigación sería determinar cuándo la derivación de un paciente con pancreatitis aguda a un hospital más amplio brindaría el mayor beneficio.

“No estamos sugiriendo que todos los pacientes deban ir a centros de alto volumen”, dijo Shah a Reuters Health.

Lo que esta investigación señala, añadió, es que hay un subgrupo de pacientes que se beneficiaría del tratamiento en hospitales habituados a tratar a una cantidad mayor de personas con pancreatitis aguda.

 

 

FUENTE: Gastroenterology, diciembre del 2009.

Tomado de: Noticias de salud, MedlinePlus: http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/news/fullstory_93450.html

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Test de anticuerpos aumenta diagnóstico de enfermedad celíaca.

El uso de pruebas de anticuerpos para diagnosticar la enfermedad celíaca condujo a un aumento sustancial en la cantidad de casos detectados entre los niños, señaló un nuevo estudio.

La enfermedad celíaca es un trastorno digestivo por una respuesta inmune anormal al gluten, una proteína presente en el trigo, la avena y el centeno, como así también en muchos productos de uso cotidiano, como los medicamentos y las vitaminas.

La enfermedad lesiona las vellosidades de las paredes internas del intestino delgado, lo que altera la absorción de los nutrientes.

Antes, la enfermedad celíaca “clásica” se diagnosticaba cuando los bebés y los niños tenían síntomas como diarrea crónica y pérdida de peso significativa.

Pero en los últimos años, los expertos hallaron que la enfermedad celíaca tiene una gran variedad de síntomas, incluido el dolor abdominal crónico, el reflujo ácido, los vómitos y la constipación, en especial en los niños más grandes.

Esa mejor comprensión de los síntomas de la enfermedad celíaca se debió en gran parte a los análisis de sangre que detectan ciertos anticuerpos que produce el organismo de las personas con el trastorno.

Esos test permitieron derivar cada vez a más personas con síntomas “atípicos” a una biopsia intestinal definitiva, en la que se obtiene una muestra del intestino delgado para identificar lesiones.

Con el nuevo estudio, publicado en la revista Pediatrics, los autores observaron que la frecuencia de los diagnósticos se triplicó tras la aparición en 1997 de los test de anticuerpos. Y la mayoría de esos niños no tenían los síntomas clásicos de la enfermedad celíaca.

Aunque el estudio abarcó un sólo hospital, el aumento de los diagnósticos no es un caso aislado, aclaró el autor principal del estudio J. Decker Butzner, de la University of Calgary y el Hospital de Niños de Alberta, en Canadá.

Otros estudios hallaron un incremento diagnóstico similar tras la aparición de los test de anticuerpos.

Los nuevos resultados surgen de 266 niños que habían sido derivados al Hospital de Niños de Alberta entre 1990 y el 2006 para realizar una biopsia intestinal y diagnosticar la enfermedad celíaca.

Entre 1990 y 1996, antes de la aparición de los test de anticuerpos, se diagnosticó la condición a 36 niños de alrededor de 2 años; el 67 por ciento había sido derivado por síntomas “clásicos”.

En cambio, entre el 2000 y el 2006, se diagnosticaron 199 niños con enfermedad celíaca a los 9 años. Apenas el 19 por ciento de esos chicos tenía síntomas clásicos de la enfermedad.

El 38 por ciento presentaba síntomas digestivos atípicos, como dolor abdominal crónico, y un 15 por ciento tenía síntomas no digestivos, como deficiencia de hierro y del crecimiento.

El resto de los niños (el 28 por ciento) no tenía síntomas definidos, pero se los derivó para el examen porque tenían antecedentes familiares de enfermedad celíaca o habían tenido problemas asociados con un aumento del riesgo de desarrollarla, como la diabetes tipo 1 y el síndrome de Down.

Butzner dijo que el análisis de sangre para la enfermedad celíaca se debe hacer cuando un niño tiene síntomas gastrointestinales crónicos que no desaparecen solos ni responden a un tratamiento.

También debe utilizarse en los niños con antecedentes familiares o enfermedades asociadas con la celiaquía, aunque Butzner aclaró que es discutible hacerlo cuando no hay síntomas.

El investigador enfatizó que los test de anticuerpos son sólo un procedimiento de control y no un diagnóstico definitivo. Ante un resultado positivo, dijo, la confirmación es con una biopsia intestinal.

Eso es importante porque, como explicó Butzner, el tratamiento de la enfermedad celíaca es una dieta sin gluten de por vida. Aunque es efectiva para aliviar los síntomas y curar y prevenir el daño intestinal, la dieta es también muy costosa y difícil de cumplir.

 

 

FUENTE: Pediatrics, diciembre del 2009

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