Los índices de evaluación del cáncer de colon siguen siendo bajos, según plantea un estudio

Incluso cuando los estadounidenses cuentan con una red de seguridad en atención de la salud, un informe halla que los índices cambian poco.

A pesar de campañas educativas altamente publicitadas y de que mucha gente está de acuerdo con la importancia de las evaluaciones del cáncer colorrectal, un estudio halla que apenas el 61 por ciento de los estadounidenses que deberían ser evaluados lo hacen.

Los índices para las minorías, los que no tienen seguro y otros grupos vulnerables son aún más bajos. Apenas el 22 por ciento de las personas de Texas de ingresos más bajos que cuentan con una “red de seguridad” se hace evaluar.

Con datos del sistema de salud del condado de Tarrant, Texas, los investigadores identificaron a 20,416 hombres y mujeres entre los 54 y los 75 que eran elegibles para la evaluación del cáncer colorrectal.

El Distrito Hospitalario del condado de Tarrant, en el que se encuentra Fort Worth, Texas, es un sistema de salud de red de seguridad que atiende a 155,000 personas al año, muchos de los cuales no tienen seguro o son beneficiarios de Medicaid.

Cerca del quince por ciento de los pacientes vivía por debajo de la línea de pobreza. El ingreso familiar promedio era de $35,419. La mayoría de los pacientes eran negros o hispanos y cerca del veinte por ciento informó que su primera lengua no era el inglés.

Los pacientes que tenían más probabilidades de ser evaluados eran los que acudían regularmente al médico o los que tenían seguro de salud, señaló el Dr. Samir Gupta, profesor asistente del departamento de medicina interna del Centro médico Southwestern de la Universidad de Texas en Dallas.

“En cuanto se controlaron esas variables, el índice de evaluación fue esencialmente de cero”, aseguró Gupta.

Cerca del cuarenta por ciento de los participantes del estudio tenían seguro de salud, lo que incluye Medicare y Medicaid, mientras que otro cuarenta por ciento tenía cobertura por medio de su conexión con el sistema de red de seguridad. El veinte por ciento carecía de seguro.

Los que tenían seguro tenían casi tres veces más probabilidades de ser evaluados y los que acudieron al médico regularmente tenían casi cuatro veces más probabilidades de ser evaluados.

Las mujeres eran ligeramente más propensas a ser evaluadas. Los hispanos eran ligeramente más propenso a ser evaluados que los blancos.

El estudio aparece en la edición de septiembre de Cancer Epidemiology, Biomarkers & Prevention.

Karen Glanz, profesora de medicina y enfermería de la Universidad de Pensilvania y miembro de la junta editorial de Cancer Epidemiology, Biomarkers & Prevention, señaló que el estudio documenta algunas de las barreras en la evaluación del cáncer colorrectal.

“La idea de que los índices de evaluación del cáncer colorrectal son muy bajos no es nueva, pero es una de las primeras veces que se documenta en una población específica”, aseguró Glanz. “El acceso a la atención claramente tiene consecuencia. Siempre que se hable de una reforma a la atención de la salud es necesario abordar medidas comprobadas de prevención, como la evaluación”.

Las mujeres de ingresos bajos que no tienen seguro tienen acceso a otro tipo de evaluaciones por medio del Programa nacional de detección precoz de cáncer de mama y de cuello uterino de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.

Aunque los esfuerzos de evaluación del cáncer de mama y del cáncer de cuello uterino son buenos, muchos otros tipos de cáncer no se benefician de un método de evaluación tan completo.

“En teoría, el mismo modelo podría aplicarse al cáncer colorrectal, pero ¿queremos que se sigan aprobando leyes para programas que se dirigen a tipos específicos de cáncer o podríamos ofrecer acceso más amplio a la atención de la salud para realizar un esfuerzo serio y coordinado de prevención?”, se preguntó Gupta. “Esa es la pregunta que hay que responder”.

El cáncer colorrectal, que cobra las vidas de unos 50,000 estadounidenses al año, es la segunda causa de muerte relacionada con el cáncer en los Estados Unidos, después del cáncer de pulmón. Existen varios tipos de pruebas de evaluación.

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Dieta reducida en grasa y rica en fibra es buena para el colon

Las personas a las que se les extirparon pólipos en el colon pueden reducir el riesgo de desarrollar nuevos crecimientos si cumplen estrictamente una dieta reducida en grasa y rica en fibras, frutas y verduras.

Así lo revela una revisión de datos de más de 1.000 adultos, que habían participado en el estudio llamado The Polyp Prevention Trial, que evaluó los efectos de una dieta reducida en grasa y rica en fibras sobre la recurrencia de pólipos de colon, que son crecimientos benignos que elevan el riesgo de una persona de desarrollar cáncer colorrectal.

Tras cuatro años de estudio, los investigadores no hallaron diferencias en la tasa de recurrencia de pólipos entre el grupo tratado con una intervención alimentaria y la cohorte de control.

Con todo, la cantidad de objetivos alimentarios que cumplió el grupo tratado mediante la alimentación varió enormemente, lo que explicaría la falta de efectos observados.

Para investigar esa teoría, el equipo de Leah B. Sansbury, del Instituto Nacional del Cáncer en Bethesda, Maryland, revisó los datos y evaluó cuánto adherían los participantes a la dieta reducida en grasa y rica en fibras.

En American Journal of Epidemiology, el equipo indica que el 30 por ciento de los 821 participantes tratados con la dieta no la cumplieron adecuadamente, el 45 por ciento lo hizo relativamente y el 26 por ciento, estrictamente.

Este último grupo dijo que había cumplido o superado todos los objetivos alimentarios en los cuatro controles médicos anuales.

El equipo descubrió que ese grupo tuvo un 30 por ciento menos probabilidad de desarrollar un nuevo pólipo, a diferencia de la cohorte de control, y casi un 50 por ciento menos posibilidad de desarrollar más de un pólipo recurrente.

Los resultados respaldan la recomendación de elegir una alimentación reducida en grasa y rica en fibras para proteger la salud intestinal y general.

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Una prueba de sangre podría detectar el cáncer de páncreas de forma precoz.

Los investigadores esperan detectar la enfermedad mientras aún se puede tratar.

Científicos de Texas afirman haber encontrado pequeñas moléculas en la sangre que pueden detectar el cáncer pancreático, un hallazgo que podría tener implicaciones diagnósticas en un futuro.

Los niveles de estas moléculas, conocidas como microARN, se encuentran elevados en pacientes que sufren de cáncer de páncreas, la cuarta causa principal de muerte por cáncer en EE. UU. La enfermedad por lo general no se diagnostica hasta que está en etapa avanzada, cando el tratamiento es casi inútil, apuntaron los investigadores. Menos del cinco por ciento de estos pacientes sobreviven cinco años tras el diagnóstico.

“Hemos detectado niveles elevados de estos microARN en la sangre de los pacientes de cáncer pancreático”, afirmó el líder de la investigación Subrata Sen, del departamento de patología molecular del Centro oncológico M.D. Anderson de la Universidad de Texas.

“Es un hallazgo muy promisorio en cuanto al desarrollo de una prueba basada en sangre para detectar el cáncer de páncreas”, aseguró.

Si se puede desarrollar la prueba, la pregunta seguirá siendo a quién se debe evaluar. Sen opina que las personas que tienen antecedentes familiares de cáncer de próstata, las que tienen factores de riesgo de la enfermedad, como fumar, deberían ser los primeros candidatos para la prueba.

Sin embargo, aún no se sabe qué tan pronto aparecen los niveles altos de estos biomarcadores en el desarrollo del cáncer pancreático, según señaló Sen. “Esa es la pregunta del millón”, sostuvo. “Es algo que hay que investigar con una mayor población de pacientes”.

Los microARN son filamentos cortos de ARN que regulan qué proteínas producen los genes, y desempeñan un importante papel tanto en las células normales como en las cancerosas. Se han observado cambios en los micro ARN en distintos cánceres. Sen dijo que, debido a que los microARN se pueden detectar en la sangre, podrían ser útiles en el diagnóstico del cáncer.

El informe aparece en la edición en línea del 1 de septiembre de la revista Cancer Prevention Research.

Para el estudio, el equipo de Sen estudió cuatro microARN que se han relacionado al cáncer pancreático: miR-21, miR-210, miR-155 y miR-196a. Los investigadores observaron los niveles de estos microARN en 28 pacientes de cáncer de páncreas y los compararon con los de 19 individuos sanos.

El equipo encontró que los cuatro biomarcadores detectan con precisión el cáncer de páncreas el 64 por ciento de las veces. Además, los biomarcadores pudieron encontrar a los pacientes que no sufrían de cáncer de páncreas el 89 por ciento de las veces.

Toumy Guettouche, gerente del Centro de oncogenómica del Centro oncológico integral Sylvester de la Facultad de medicina Miller de la Universidad de Miami, opina que esta prueba se muestra promisorio, pero que aún le falta mucho para su “momento de protagonismo”.

“Se trata de un método diagnóstico interesante, con mucho potencial”, dijo Guettouche.

Sin embargo, la sensibilidad y especificidad de la prueba son demasiado bajas, advirtió. “Esto no tiene oportunidad de que [la FDA] lo apruebe como diagnóstico”, añadió. Anotó que la FDA busca una precisión del 98 por ciento.

Además, Guettouche dijo que estos mismos microARN se han relacionado a otros cánceres. “El problema, para comenzar, es determinar el cáncer de páncreas”, apuntó.

“¿Cómo se sabe que estos microARN hiperactivos son del cáncer de páncreas? Podría tratarse de otro cáncer”, advirtió.

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La etnia no influye en resultado de trasplante hepático: estudio.

Un nuevo estudio señala que la etnia no influye en la supervivencia después del trasplante de hígado por una infección con el virus de la hepatitis B (VHB) ni durante la espera del trasplante.

No obstante, un experto que no participó de la investigación advirtió que la cantidad de afroamericanos incluidos en el estudio (23, de los que 17 recibieron trasplante) es demasiado pequeña como para concluir que no existen diferencias étnicas en la supervivencia en el período “en lista de espera” o postrasplante.

Las diferencias étnicas influyen en varias áreas del cuidado de la salud, desde el tratamiento de la enfermedad cardíaca hasta las tasas de supervivencia oncológica y varios estudios han sugerido que a los pacientes blancos les va mejor que a los afroamericanos después de un trasplante hepático.

Hasta 2 millones de estadounidenses están infectados con el VHB y el 10 por ciento de todos los trasplantes hepáticos se deben a la enfermedad que causa esa infección.

Varios estudios habían hallado que a los asiáticos a los que se les realiza un trasplante hepático por VHB les va peor que a los blancos, pero existe poca información sobre cómo evolucionan los afroamericanos después del trasplante por el VHB o durante la espera en lista, indicó el equipo de Natalie Bzowej, del Centro Médico de California Pacífico.

Para investigarlo, el equipo de Bzowej analizó a 274 pacientes en lista de espera de un trasplante hepático por una infección por el VHB en 15 hospitales en Estados Unidos, incluidos 116 blancos, 135 asiáticos y 23 afroamericanos.

Todos los pacientes habían sido incluidos en la lista de espera llamada United Network of Organ Sharing entre 1996 y el 2005.

El equipo no halló diferencias étnicas en la probabilidad de que un paciente reciba un trasplante o de que sobreviva en lista de espera. A cinco años del trasplante, el 94 por ciento de los afroamericanos estaban vivos, a diferencia del 85 por ciento de los asiáticos americanos y del 89 por ciento de los blancos, publicó la revista Liver Transplantation.

El único factor asociado con la supervivencia postrasplante fue si un paciente desarrolló o no una recurrencia del cáncer hepático y esa reaparición de la enfermedad fue igual en los tres grupos étnicos.

Pero a los cuatro años del trasplante, el 19 por ciento de los pacientes blancos sufrió una reaparición del VHB, a diferencia del 7 por ciento de los asiáticos y del 6 por ciento de los negros. El hecho de que el VHB hubiese reaparecido o no después del trasplante no modificó la supervivencia después de la cirugía.

En un editorial sobre el estudio, el doctor Charles D. Howell, de la Escuela de Medicina de la University of Maryland, en Baltimore, destacó que un estudio sobre trasplante hepático por el VHB, realizado entre 1997 y el 2001, halló que mientras los blancos y los afroamericanos tenían tasas similares de supervivencia, ésta era menor entre los afroamericanos.

El nuevo estudio, señaló Howell, incluyó muy pocos afroamericanos como para sacar conclusiones sobre si les va peor o igual después del trasplante hepático por VHB, comparado con otros grupos étnicos.

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Observan incongruencia en el flujo sanguíneo en el cáncer de páncreas

Los hallazgos podrían ayudar a explicar por qué muchos pacientes no responden bien a la quimio y a la radioterapia.

Investigadores finlandeses aseguran haber identificado una incongruencia en el metabolismo del flujo sanguíneo que predice la agresividad del cáncer de páncreas.

Los investigadores usaron una técnica tridimensional de imaginología llamada tomografía por emisión de positrones (TEP) para medir el flujo sanguíneo y el consumo de glucosa, una medida de la actividad metabólica general de un tejido, en 26 personas. Los investigadores anotaron que el flujo de sangre en tumores malignos fue sesenta por ciento más bajo que en tejidos pancreáticos normales.

Los hallazgos podrían ayudar a explicar por qué muchos pacientes de cáncer de páncreas tenían baja respuesta a la radioterapia y a la quimioterapia, anotaron los autores del estudio en su informe publicado el 25 de agosto de Clinical Cancer Research.

“La imaginología de varios de estos parámetros tumorales podría ser importante para la planeación y para el éxito de las terapias [oncológicas]”, señaló en un comunicado de prensa de la Asociación Estadounidense de Investigación Oncológica el Dr. Gaber Komar, becario de investigación del Centro de TEP Turku. “Consideramos que una mejor comprensión de estos mecanismos podría ayudar a superar la resistencia general al tratamiento del cáncer de páncreas”.

“Este estudio confirma que la incongruencia en el metabolismo del flujo sanguíneo existe en los tumores pancreáticos, similar al de otros tipos de cáncer, como los de mama y los de pulmón, y predice malos resultados para los pacientes”, señaló en el comunicado de prensa el Dr. David Mankoff, profesor de radiología, medicina y bioingeniería de la Universidad de Washington en Seattle.

“Una incongruencia en el metabolismo del flujo sanguíneo en un TEP parece estar relacionado con la agresividad del cáncer y con la resistencia al tratamiento. Sólo hasta hace poco reconocimos este patrón como resultado de las ventajas en los métodos de imaginología funcional”, agregó Mankoff.

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