participios activos

En: Gramática #

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Verán qué complicado. En el idioma español existen los participios activos como derivados verbales. Por ejemplo, el participio activo del verbo atacar, es atacante; el de sufrir, es sufriente; el de cantar, es cantante; el de existir, existente. ¿Y cuál es el participio activo del verbo ser? El participio activo del verbo ser, es ente. El que es, es el ente, y tiene entidad. Eso lo aprendimos en las clases de gramática, cuando éramos tan jóvenes… Si lo recordamos o no, es otro tema. Y también nos dijeron que los sufijos -ente y -ante no tienen género. Por eso en aquellos tiempos, nunca se nos ocurrió decir La pacienta era una estudianta adolescenta sufrienta, representanta e integranta independienta de las cantantas y la velaron en la capilla ardienta ahí existenta. Suena feo, ¿verdad?
Pero resulta que la vida pasa y las cosas cambian. Y el cambio incluye la manera en que nos comunicamos también. Nos guste o no. Y la lengua española ha cambiado muchísimo, desde que Colón llegó acá. Este tema en particular, lleva implícito un problema de género que aunque pretendamos mantener al margen, no deja de ser influido por la forma en que enfrentamos esa cuestión. No creo que sea difícil darse cuenta que cuando se decidió que se utilizaría el género masculino para generalizar:  hombres, estudiantes, comerciantes, marineros, colonizadores….. estábamos en medio de una sociedad machista. Pero eso fue hace mucho tiempo. Y estoy de acuerdo en que las reglas deben ser respetadas porque por alguna razón necesaria se establecen, pero también pueden ser cambiadas si se considera justo. Y siempre habrá quien esté de acuerdo y quien no. Eso también es una regla.
Esto no es una invitación al debate, así que no se sientan obligados a opinar, aunque no está prohibido ¿no? Pero sí a la reflexión. Sobre todo acerca de la tolerancia al cambio sin ser permisivos, y sobre la aceptación sin renunciar al sentido común.
Entonces, les dejo aquí con una pregunta que hicieron a Fundéu, y la respuesta que dieron. Yo por mi parte, estoy de acuerdo en que existamos las presidentas, las clientas, las asistentas,… Y miren que la persona es un caso aparte, y es femenino. Lo que no estoy de acuerdo y no me gusta, es que se vaya a lo específico cuando se debe generalizar:

Comenzar un discurso o una exposición con Compañeros y compañeras…. Para mi está bien Compañeros, yo me siento incluida con ovarios y todo.

Y que le dediquen un programa televisivo a los cubanos y las cubanas, a los niños y las niñas.… Al final sería un programa igual para todos los cubanos o para todos los niños, independientemente de…

En fin, aquí va el caso de Fundéu:

La señora Presidenta, sentada, ¿es sedenta?, si va andando ¿es caminanta? ¿La señora Presidenta, quizás, no es consecuente? ¿O es que es consecuenta?

A los preocupados por el sexismo del idioma debería molestarles esta feminización morfológica de un participio, que casi es la única construcción que mantiene la misma forma casable con ambos géneros. Claro, que quien confunde género con sexo está en peligro de llegar a la conclusión de que el femenino de presidente sea presidenta.

Creo que presidente es, originalmente, participio del verbo presidir y que con tal palabra nos referimos al ciudadano, socio, o cofrade que está al frente o delante de la asamblea, la sociedad o la cofradía. Al sustantivizarlo, eludiendo decir «ciudadano», «socio» o «cofrade» presidente, realzamos la función y ocultamos la condición del aludido. Algunos se lo creen, y de primus inter pares pasan a usurpar la autoridad del cargo y se la quedan como derecho personal, con las antidemocráticas consecuencias que deben suponerse. Así que «Presidenta» es forma peligrosa para el idioma, creo. Pero mucho más para la sociedad, por la implícita suposición de que el cargo es consustancial a la persona que lo desempeña y a una característica tan intrínseca de la persona como su sexo.

No se me ocurren muchos participios sustantivados que se utilicen casi únicamente sin mencionar el sujeto, como es el caso de presidente. Supongo que los hay. De pasada aparecen estupefaciente, cuyo sujeto más corriente es sustancia, de género femenino si no me equivoco. No creo que nadie proponga cambiar a estupefacienta cuando se refiera a la heroina o a la marihuana, y estupefaciente ?o, ya puestos, estupefaciento? cuando hable del opio.

Les agradecería una aclaración sobre la Presidenta, la razón de su proliferación y su corrección ?gramatical, por supuesto?. Y en el caso de que compartieran mi criterio, me complacería oir algo al respecto en los medios de comunicación a los que puedan acceder y que diariamente utilizan tal «participia».

R/ Lamentamos no compartir su criterio y por lo tanto le informamos de que no hablaremos de eso en los medios de comunicación a nuestro alcance. Es más, si lo hiciéramos, sería en sentido contrario, pues por aquí (en la Fundación del Español Urgente) pensamos que hay que favorecer el uso del femenino y hacer visibles a las personas que han estado tantos años invisibles en nuestra lengua: las mujeres.

Ya hay algunos participios de ese tipo que llevan años funcionando en español: presidenta, clienta, asistenta, gobernanta, parienta, tenienta, penitenta, practicanta, ayudanta, comedianta, principianta, postulanta, almiranta, danzanta, intendenta, sargenta, vicepresidenta… (datos tomados del Diccionario inverso de la lengua española, de Ignacio Bosque y Manuel Pérez Fernández. Madrid: Gredos, 1987), y es de esperar que cada vez sean más.

No se trata como verá de forzar la lengua cambiando adjetivos como los de sus ejemplos (sedenta, consecuenta, estupefacienta…), sino de simples sustantivos que tienen formas femeninas en la lengua española. Y no creemos que presidenta sea una forma peligrosa para el idioma, sino más bien consideramos que es muy beneficiosa.

En cuanto a la aclaración que nos pide al final de su mensaje sobre si presidenta es o no correcta gramaticalmente, solo podemos repetirle que sí es correcta. Y respecto a la proliferación de esa palabra se nos ocurre que se debe únicamente a que cada vez hay más mujeres que ocupan ese cargo y gracias a ello nuestra lengua va siendo, poco a poco, menos sexista.

Fuente

Fundéu BBVA