Hay momentos en que los jefes dejan de ser jefes y tienen que ser vistos como lo que son. Como nuestros semejantes, nuestros compañeros, nuestros amigos y ¿Por qué no? muchas veces como nuestra propia familia.
Y no es que ser jefes les prive de esas otras posibilidades, sino que en el quehacer diario, en ocasiones no tenemos, o nos justificamos diciendo que no tenemos tiempo por encima de los nexos lógicos del trabajo, para expresarles esos otros sentimientos.
Y precisamente hoy es uno de esos momentos en que queremos deslindar la frontera, y dejar a un lado, momentáneamente, al jefe, para referirnos, al compañero, al amigo, al familiar querido.
Que nadie piense en lisonja pueril o aduloneria vulgar, nada de eso.
Hoy nuestro compañero, amigo y querido familiar, Pedro Urra, cumple años. No importa cuántos, los necesarios para tener un aval de trabajo, una trayectoria revolucionaria, un humilde y dedicado quehacer como padre, hijo, esposo, amigo y compañero y también como jefe.
En esta ocasión no le vamos a consultar, no vamos a pedir su opinión sobre estas líneas, y no es insubordinación, es que sabemos que no aceptaria que dediquemos este espacio a habla de él.
Por esta vez, que nos disculpe, pero es nuestro deseo que cumpla muchos años más, que siga con su vitalidad y entrega al trabajo, que siga siendo el buen amigo, el buen compañero, el buen familiar, y claro está el buen jefe.
Muchas felicidades
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