Errores que pueden matar la Dirección por Objetivos.

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La implementación de cualquier teoría suele ser un acto difícil. En el caso de los sistemas de dirección y particularmente de la Dirección por Objetivos, McConkey considera que el éxito depende en gran medida de evitar los errores que siguen.

 Fragmento del artículo: “Rescatando la dirección por Objetivos (DPO). En un nuevo contexto.” De Alexis Codina.

Entre los errores que plantea Mc Conkey, que “pueden matar la DPO” están los siguientes:

  1. Creer que la DPO es una panacea, que su implantación producirá automáticamente los resultados esperados. La ansiedad por obtener resultados rápidos es una obsesión gerencial muy nociva. Para que algo nuevo de frutos, es necesario primero: preparar condiciones organizativas, capacitar a la gente y desarrollar una “cultura” de trabajo.
  2. La Alta Dirección fija los objetivos, sin participación de los directivos implicados. “El valor real de la DPO, su eficacia, está en la participación en el proceso de establecimiento de objetivos, no en los objetivos en si mismos”, plantea Mc Conkey.
  3. El exceso de formalismo (papeleo y burocratización).
  4. No proporcionar retroalimentación sobre el grado de cumplimiento de los objetivos.
  5. No relacionar recompensas con desempeño. (o consecución de los objetivos).
  6. Disponer de objetivos, pero no desarrollar planes de acción. “Esta es una forma estupenda de eliminar un Programa de DPO, es muy sencilla, consiste en que los directivos formulen objetivos aceptables y necesarios y luego no se les pida que formulen planes realistas para que se conviertan en hechos. Déjelo en manos de la Divina Providencia”, ironiza Mc Conkey.
  7. No reconocer la importancia de la formación de la gente, o realizarla sólo en la fase inicial.
  8. No integrar los objetivos individuales de cada directivo con los del resto, o desconexión con los planes a medio y largo plazo de la organización (falta de coherencia interna).
  9. La Alta Dirección no predica con el ejemplo y elude el compromiso.
  10. La Alta Dirección se resiste a delegar y “dejar las riendas”.

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