marzo 2014 Archives

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La inteligencia artificial (IA)

La IA durante sus primeros años se mantuvo fiel al paradigma simbolista, el cual a su vez se dividía en dos grupo, los que se apoyaban en la lógica para la representación de los conocimientos, un ejemplo de ello el el lenguaje Prolog y los que se apoyaban en la semántica y buscaban representar los conocimientos a través de estructuras semánticas como guiones, marcos (frames), redes semánticas, etc. Pero ambos se basaban en la presentación de los estados mentales en forma de algoritmos. Con el tiempo surgió un nuevo paradigma: el conexionista el cual más que representar los estados mentales buscaba la representación de las conexiones que se establecen entre las diferentes de una organismo, ya sean neuronas (redes neuronales), agentes (agentes inteligentes), genes (algoritmos genéticos) y como de estas conexiones se genera un accionar inteligente.

Hoy en día el enfoque más prometedor parece ser en de las redes neuronales, el cual está siendo adoptado actualmente por Google, en su aspiración de crear una inteligencia artificial. Las redes neuronales a diferencia de los sistemas simbolistas que obligaba a describir todo el conocimiento humano en forma de reglas, lo cual obligaba a tener en cuenta toda la experiencia humana, tarea imposible. Las redes neuronales permiten crear un núcleo de conexiones, que esta puedan sobre su propia experiencia ir ampliándose, similar a como funciona el cerebro.

Otro de los problemas era el aprendizaje automático, como lograr que la maquina fuera aprendiendo por sí misma, si era un sistema que estaba aislado de la realidad y había que estar suministrándole los datos del mundo exterior, era necesario que las máquinas estuvieran interactuando con el mundo real, lo cual llevo a un retorno a la cibernética y sus ciberanimalitos. Hoy Rodney Brooks, investigador del MIT, tiene deambulando por su oficina pequeñas arañas cibernéticas, cuyo único objetivo es aprender a desplazarse por el laboratorio.

En estos tiempos se ha puesto de moda el concepto de aprendizaje profundo, el cual consiste en comprender y profundizar sobre los conocimientos propios y obtener nuevos conocimientos. Lo cual requiere de la ya mencionada interacción con el mundo, un sistema aislado como se pretendía con los sistemas expertos, es imposible que aprende por sí mismo. La forma más utilizada ha sido, desde la cibernética hasta nuestros tiempos, el uso de pequeños robots con uno conocimientos mininos, pero que sus “cerebro electrónico” sea capaz de crear nuevas conexiones y nuevas interpretaciones de la realidad, la otra seria un sistema (software) que este en interacción con el medio, el caso del buscador de Google, que esta interactuando con los usuarios y puede aprender de ello, por eso no es de extrañar que Google este apostando al aprendizaje profundo y realizan enormes inversiones. Lo interesante en Google, es que esta combinando las ideas de las redes neuronales con las del aprendizaje profundo y para ello ha contratado a varios expertos en las dos ramas los que tiene trabajando en la creación de un buscador inteligente, lo que justifica porque el desinterés de Google en la web semántica, evidentemente su proyecto es otro.

Actualmente Google está utilizando el aprendizaje profundo para mejorar el sistema de reconocimiento de voz en su sistema operativo Android. Ray Kurzweil, conocido por sus ideas una singularidad tecnológica y de la posibilidad de crear una mente superior a la humana, ha vaticinado el surgimiento en Google de un amigo cibernético basado en el aprendizaje profundo que escucha adentro en su conversación telefónica, lee sus mensajes de correo electrónico y realiza un seguimiento de todos tus movimientos para que pueda saber las cosas que usted quiere saber, incluso antes de preguntar.

El mundo está cambiando y la idea que teníamos de una inteligencia artificial surgida de los grandes centros de investigaciones y que luego comenzaría a aplicarse lentamente en las grandes empresas, hoy no se cumple y todo indica que las grandes transnacionales encabezadas por Google van a in construyendo y aplicando su propia inteligencia artificial. Ahora la pregunta es: ¿Qué consecuencias tendrá para la humanidad? De esto hablaremos en el próximo artículo.

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¿Cuál será nuestro futuro común?

En el informe se plantea la necesidad de definir cuál será nuestro futuro común. Sin dudas necesitamos saber hacia qué futuro vamos ¿Cuál es el escenario futuro más probable: el futuro sostenible o el futuro poshumano? Y si son compatibles. Una vez determinado los escenarios futuros posibles podemos, entonces, definir nuestro futuro común y surge la pregunta: ¿Qué futuro queremos construir entre todos?

Estamos necesitados de una visión clara del mundo que queremos construir, lo objetivos que debemos cumplir y las acciones a llevar a cabo. De una ideología común y abarcadora de carácter transdisciplinar y proactiva, que permita un accionar no solo gubernamental sino también individual (sociedad civil). Por otra parte el problema no se va a resolver con rastrear los avances científicos sino estamos claro hacia donde queremos ir con respecto a la Ciencia y la Tecnología y si no sabemos qué escenario futuro queremos alcanzar y, desde hoy, aprender a manejarse con las tecnologías dentro de una superestructura tecnológica (superinteligencias) desde una relación colaborativa que nos lleve a una simbiosis con la tecnología donde la especie humana pueda seguir progresando como tal.

Hoy estamos ante el dilema de saber si vamos hacia un futuro sostenible o si vamos hacia un futuro poshumano. Cuestion que siguen sin aclararse. Los tecnologistas dan por sentado que vamos hacia un futuro poshumano y se debaten entre el transhumanismo y la singularidad tecnológica, que parecen lo mismo pero no son iguales, sin excluir variantes más blandas con el tecnoprogresismo; de la otra parte los ecologistas están convencidos de que vamos hacia un futuro sostenible y apuestan por un desarrollo sostenible menos radical que la ecología profunda, pero su debilidad radica en no ver el protagonismo de las tecnologías y creer que estas siempre estarán bajo el control humano, por lo que ambos casos vamos a ciegas hacia el futuro: o nos dejamos arrastrar por un optimismo tecnoutópico donde las tecnologías van a resolver todos los problemas que históricamente no se han podido resolver o asumimos que el problema solo lo pueden resolver los humanos y para ello solo hay que buscar una solución de compromiso entre el crecimiento económico, la justicia social y el deterioro del planeta, donde las tecnologías y la religión son relegadas a un segundo plano.

En mi opinión la tendencia actual dada la estructura social actual basada en el mercado y la competencia por las ganancias, nos dirigiremos inevitablemente hacia un futuro poshumano. Y es que mientras los que defienden el desarrollo sostenible siguen hablando de ponerse de acuerdo sobre el futuro; las transnacionales ya están construyendo el futuro sin previo aviso y pronto estaremos interactuando con inteligencias artificiales sin darnos cuenta, piensen en Watson de IBM, en las adquisiciones de Google en el tema de la IA, en Amazon y los Drones, en Apple, en Microsoft y la lista aumenta por día.

Los objetivos del desarrollo sostenible

El nuevo informe pone énfasis en el medio ambiente y el deterioro del planeta y destaca la importancia de los objetivos de desarrollo sostenible, siempre ha existido cierto divorcio entre los objetivos futuristas y los objetivos del desarrollo sostenible, incluso sus escenarios futuros son diferentes y lo peor es que uno no tiene en cuenta al otro, son dos futuros paralelos que se están gestando uno independiente del otro, de una parte el poshumano y de la otra el sostenible.

En qué consisten las divergencias entre los tecnologistas y los ecologistas. Freeman Dyson puso el dedo en la yaga cuando dice: “Los ambientalistas han concentrado su atención en los males que la tecnología ha producido más que en lo bueno que ha intentado hacer”. Observen que él no dice lo bueno que ha hecho sino como ha fallado en querer hacer cosas buenas, porque en realidad muchas de las malas consecuencias de las aplicaciones científicas fueron debido a causas bien intencionadas. Entonces, ¿Dónde se fallo? Todo apunta a la necesidad de una ética global (incluida como el desafío global No 15 en de Millennium Project) donde se tenga en cuenta cuales son los objetivos sobre el futuro queremos alcanzar y cómo podemos lograrlo entre todos.

Hoy vamos a ciegas al futuro, carecemos de objetivos comunes beneficiosos para todos y es que las tecnologías han fallado; al tener un enfoque local, predominantemente económico y desde una visión a corto plazo, sin tener en cuenta a la mayoría, ni las consecuencias ambientales, de ahí su carácter perjudicial en muchos casos. En la actualidad sigue existiendo una separación entre lo que es el progreso humano y lo que significa el progreso tecnológico para los seres humanos, y son muchos los que tienden a subordinar el progreso humano al progreso tecnológico, la singularidad tecnológica en su interpretación más radical, es una clara demostración de un futuro donde la tecnología viene a resolver todos los problemas humanos incluso a suplantar la limitada inteligencia humana por una superinteligencia artificial y que dado su carácter suprahumano será capaz de saberlo todo, sentirlo todo y hasta presenciarlo todo.

Lo que nos lleva a un enfoque transdisciplinar de los problemas, ya el desarrollo sostenible representa un cercamiento a un enfoque más global de los problemas, pero sigue ignorando el impacto que tendrán las tecnologías emergentes y los escenarios futuros que podrían suceder y para los cuales no estamos preparados.

De acuerdo al análisis del estado del futuro, tenemos más dinero (crecimiento económico) a costa de menos espacios naturales (deterioro del planeta). De ahí la importancia de los objetivos del desarrollo sostenible, en la actualidad el paradigma del desarrollo sostenible representa el compromiso más serio con un futuro sostenible: perpetuar la vida en la tierra. La debilidad del desarrollo sostenible consiste en que no tiene en cuenta el impacto de las tecnológicas emergentes ni la influencia de la religión (se necesita un cambio de mentalidad), Tampoco acepta la idea de que las tecnologías se conviertan en una superestructura capaz de compartir las decisiones con los humanos.

No se puede tapar el sol con un dedo

Si analizamos los problemas actuales captamos la gravedad de los mismos, y lo que es peor su incremento, tales como la degradación del planeta que amenaza con destruir a todas las especies sin excepción y el alarmante crecimiento del crimen organizado que pone en peligro a la sociedad y a la vida humana. Por más que se quiera tener una visión optimista del futuro es indudable que perdemos en temas que son vitales para la subsistencia humana y para garantizar un futuro mejor. La mayoría sigue esperando por que los gobiernos tomen las grandes decisiones, otros esperan que las tecnologías vengan a jugar ese papel por nosotros.

El análisis del estado del futuro apunta a que los disturbios y las revoluciones han seguido aumentando así como la delincuencia debido a las desigualdades, la escasez de recursos, la opulencia de unos pocos.

Las revoluciones en Latinoamérica son un ejemplo de la reacción de los pueblos ante las desigualdades, el injusto orden mundial y la explotación desmedida de los recursos naturales por parte de las transnacionales.

Surgimiento de nuevas formas de acción colaborativa.

Como bien dice el informe, el poder de comunicación, de decisiones y acciones aumentan por parte de los individuos tanto para crear como para destruir. El problema es ético, la complejidad del mundo actual nos lleva a buscar un enfoque más abarcador de la realidad y de nosotros mismos (ideología transdisciplinar).

Este es otro de los grandes desafíos en nuestra época crece el protagonismo de los actores sociales sin necesidad que estos sean parte de los centros de gobierno, hoy cualquiera puede convertirse en un mecanismo de propagación de información, de elaboración de software, crear comunidades virtuales, foros, etc. Y este poder trae en si grandes ventajas y grandes riesgos y dado el contexto actual de poder basado en la competencia y las ganancias, nos puede llevar a un aumento de la violencia y del delito en general, lo cual apunta a la necesidad de una ética global y la conformación de una visión comprometida con un verdadero progreso humano y con un futuro sostenible.

Y es que estamos en la era de la creación de herramientas de uso colectivo, que permitan nuevas formas de colaboración entre humanos (el software libre) y entre estos y las maquinas (IA distribuida) y las maquinas entre sí (cerebro global) lo que nos llevará al surgimiento de una superinteligencia colectiva donde humanos y máquinas se hacen cada vez más inteligentes.

De ahí que hoy estamos viviendo una explosión de aplicaciones basadas en la Inteligencia Artificial (IA) desde el paradigmático Watson de IBM, hasta los nuevos enfoques del aprendizaje profundo de moda en Google y para no quedarse atrás Amazon, Apple, Microsoft, entre otras grandes transnacionales de la información, también están investigando las técnicas de IA. Todo esto nos conduce, por primera vez en la historia, al sueño de construir una inteligencia artificial, fuera de los grandes centros de investigación. Hoy en Google se habla de construir una inteligencia artificial al estilo de la superinteligencia HAL

Tipos de superinteligencias
• Superinteligencia artificial (HAL)
• Superinteligencia hibrida (Cyborg)
• Superinteligencia colectiva (Cerebro global
• Superinteligencia biológica (Clon)

Estamos hablando de la necesidad de desarrollar una estrategia de cómo manejarnos con los nuevos conocimientos tecnológicos y con tecnologías cada vez más inteligentes y autónomas, y como se van integrando a la vida humana para entre ambos ir construyendo una superestructura tecno-social colaborativa que tenga como meta alcanzar un futuro sostenible.