Poshumanidad: ¿Solo un sueño?

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1. El escenario:

La Inteligencia Artificial.Durante los primeros años la Inteligencia Artificial (IA) se fundamentó en el desarrollo de programas que fueran capaces de realizar actividades propias de la mente humana, tales como demostrar teoremas, jugar a las damas, al ajedrez, darle soluciones a problemas poco estructurados basados en la heurística o en campos donde se requería de conocimientos, los sistemas expertos. Esta vía para lograr una inteligencia no humana, para muchos era demasiado lenta y no cumplía con las expectativas. Muchas esperaban haber creado una inteligencia no humana en los 80s. Se puede decir que a finales de los 80s y principio de los 90s muchos investigadores comenzaron a desesperarse y no fueron pocos los que abandonaron sus laboratorios por líneas de trabajo más prometedoras.

Sentimiento de fracaso que invadió tanto a la IA débil como a la IA fuerte. Para la débil cuyo objetivo era crear sistemas informáticos que realizasen actividades que requerían de inteligencia tales como los sistemas expertos, en los cuales se cifraron grandes esperanzas tanto investigativas como comerciales, se esperaba que el mercado estuviera abarrotado de sistemas expertos, incluso los metódicos japoneses, para no ser menos, se lanzaron en su famoso proyecto de 5ta. Generación que también quedo como otro intento más. Por su parte la fuerte cuyo propósito es reproducir en la máquina la extensa variedad, sutileza y profundidad de la inteligencia humana, no logro cumplir con sus metas de en menos de 20 años haber reproducido la mente humana y estaban atascados en modelos muy elementales de la inteligencia, como el mundo de bloques y en sistemas cerrados que eran incapaces de mostrar iniciativa o fallaban estrepitosamente ante cualquier problema que requiriera de sentido común.

2. Nuevos actores: Vingen y Kurzweil

Comenzaremos con el norteamericano Vernor Vingen, quien vaticina que la creación de entidades con inteligencia mayor que la humana será una realidad, antes del 2030. Este autor le da más importancia al hardware de la computadora que a sus programas y se concentra en la creación de máquinas inteligentes independientes de sí emulan la mente humana Y afirma, que existen otros caminos diferentes a la IA para llegar a la superhumanidad a la cual él le llama amplificación de la inteligencia, la misma se esta sucediendo de una forma natural, cada vez que se mejora nuestra capacidad para acceder a la información y para comunicarnos. Esto nos lleva a la conclusión de una inteligencia “emergente” que podrá surgir de un momento a otro.

Por otra parte, Vingen, considera que el poder y la influencia de Internet están siendo muy poco considerada: “La total anarquía de la red mundial es una evidencia de su potencial. A medida que crecen la conectividad, el ancho de banda, el tamaño de la capacidad de archivo y la velocidad de proceso (su habilidad para comunicarse en anchos de banda variables, incluyendo algunos mucho más elevados que la voz o los mensajes escritos). ¿Qué pasará cuando partes de un ego pueden ser copiadas y unidas a otras, cuando la autoconciencia puede aumentar o disminuir para aproximarse a la naturaleza del problema bajo consideración? Es algo parecido a una biosfera recapitulada como un procesador de datos, pero un millón de veces más rápida y con millones de humanos como agentes inteligentes (Nosotros mismos)”.

Vingen también propone una inteligencia superhumana fuerte, la cual podría parecerse a una Sociedad de la Mente (idea de Minsky) con varios componentes muy calificados, donde algunos de esos “equivalentes humanos” podrían ser usados nada más que para procesamiento digital de señales. Y agrega: “para aquellos que no hayan cambiado (los que decidan seguir siendo humanos) el logro será un trato benigno, quizás dándoles la apariencia de ser los dueños de unos semidioses esclavos (las máquinas superinteligentes)”.

El reduccionismo siempre estará en la mente de todo científico y Ray Kurzweil toma la idea de la ingeniería inversa y la aplica a los procesos de la mente. Y dice: Un ordenador es más rápido que el cerebro humano en algunas cosas, pero lo difícil es que tenga la riqueza, sutileza y profundidad de nuestro pensamiento. Para lograrlo será clave el software de la inteligencia, basado en la ingeniería inversa, que copia el funcionamiento del cerebro humano. Nuestros circuitos cerebrales son tridimensionales y se basan en unas complejísimas conexiones. Escaneando el cerebro podremos crear una réplica, y usando circuitos artificiales tridimensionales de nanotubos (tubos microscópicos) podremos imitar su funcionamiento y crear una inteligencia artificial avanzada. El profesor norteamericano Andreas Nowatzyk ya trabaja en un proyecto para copiar el cerebro de un ratón. Es un primer paso para lo que vendrá luego.

Al igual que Vingen no ve limites al desarrollo tecnológico el cual absorbe a todas las actividades humanas. Y apuesta por una evolución tecnológica que rompa con la lenta evolución biológica. Y afirma que muchos científicos tienen una perspectiva lineal y ven el futuro como un calco retocado del pasado. Eso es un error. Estamos en una fase de crecimiento exponencial en la que confluyen la informática, la biotecnología, la física cuántica, la nanotecnología… Este siglo será equivalente a 20.000 años de desarrollo lineal.

Entre sus numerosas predicciones se encuentran escanear el cerebro para luego instalarlo en otro medio no biológico, así como lograr la inmersión total virtual. Y cree que los entornos de realidad virtual integrarán todos los sentidos y a la vez serán capaces de mejorar la inteligencia; se podrá pensar más rápido, tener pensamientos más complejos y tele cargar el conocimiento, y sueña con que estos entornos de realidad virtual entre el 2030 y el 2040 compitan con los entornos reales.

3. Que piensa el padre de la Inteligencia Artificial

Minsky quien fuera uno de los fundadores de la IA, junto a John McCarthy y líder de los “zarrapastrosos” junto a Schank (así se les llamaba a los investigadores que defendían la represetanción semántica en contraposición a los “pulcros” que abogaban por una representación lógica) desde donde defendía la idea de una IA lo más cerca posible al pensamiento humano y se oponía al formulismo frío de la lógica, resulte ser ahora uno de los paladines de la sustitución del hombre por las máquinas.

Minsky quien no puede ocultar su decepción con la inteligencia artificial dice: “La IA está en un estado risible, debido a que podemos hacer que las máquinas hagan el tipo de cosas que hace un “experto”, pero aún no podemos lograr que hagan la mayor parte de las cosas que puede hacer un niño de 4 años. Aunque reconoce que la IA se atasco, anuncia que esta solo se ha detenido por un momento. Y dice: Hacia 1980 el progreso se detuvo en cierta forma y la gente se dispersó en otras direcciones para tratar de encontrar alguna vía de volver.

Minsky ya en su vejez, parece darle más importancia a la inmortalidad que al propio sentido ético de lo que propone, de ahí que diga: “Hasta ahora hemos tendido a vernos como producto final de la evolución, pero la evolución no ha cesado. La verdad es que ahora estamos evolucionando más rápidamente aunque por el lento procedimiento darwinista. Ya es hora de que empecemos a pensar en nuestras nuevas identidades, que están aflorando. Podemos comenzar a diseñar sistemas fundados en un tipo ingenioso de selección innatural, capaces de sacar partido de características adquiridas”. Y agrega: “Estamos en una era primitiva, en la cual las máquinas no tienen perspectiva del futuro, ni “valores familiares básicos”. Y sí, tengo que insistir que esta ciencia llevará a la extensión de nuestro lastimoso tiempo de vida”.

Con respecto al sentido ético de sus ideas, afirma que es tan malo que si insiste en él va a ser peor. Y propone, no sin razón, que la ética debe venir de gente que sepa de eso. Y agrega: No creo que sea bueno pedirle a los científicos que entiendan las consecuencias de su trabajo, porque no pueden. Y los justifica diciendo: Pasan todo su tiempo pensando en su trabajo, así que no piensan en la ética o en las consecuencias.

Y concluyo con un párrafo de mi libro Inteligencia Artificial, el futuro del hombre: “En el futuro surgirán nuevas tendencias basadas en la cooperación de todas las inteligencias (nadie sabe cuantas ni como serán), y surgirán nuevas profesiones que tendrán que ver con las inteligencias no humanas, y sobre todo, creo, se intensificarán los estudios sobre la inteligencia humana: psicología, neurofisiología, antropología, sociología, parasicología y otras. Es totalmente racional pensar que el hombre ante la superinteligencia de las máquinas trate de comprender su propia humanidad y sienta mas que nunca la necesidad de conocer su propio cerebro (lo irracional sería que el hombre se dedicara a adorar a las máquinas como dioses). Las máquinas a su vez le servirán al hombre como impulsoras de nuevas fuerzas creativas, este al no tener que dedicarse a las actividades rutinarias… más tiempo para darle un uso más eficiente a su cerebro, o será el hombre tan torpe que en lugar de perfeccionar su sistema educativo buscando ser cada vez mas creativo, se aferre como única solución a la perfección de las máquinas, cuando en realidad ambos pueden ser mejores y ambos tanto las máquinas como los humanos dependen de la capacidad del individuo como ser social”.

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