IA fuerte

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Hoy el temor se centra en una inteligencia artificial capaz de superar a los humanos y los peligros que esto conlleva.

SuperIAAhora la pregunta es, si surgirá una inteligencia artificial (IA) superior a la inteligencia humana. ¿Ya está la IA madura como por fin lograr la ansiada inteligencia artificial que iguale o supere a los humanos? Y surge otra pregunta tendrá consciencia esa superinteligencia?

Cuando hablamos de una superinteligencia artificial está implícito que tendrá una consciencia, no concebimos la inteligencia separada de la consciencia. Aunque yo no creo que tenga porque ser así. Y este es otro punto de vista, ¿se necesitara construirle una consciencia a las máquinas? ¿O esta emergerá por si misma?

Los argumentos para la creación de una IA han ido cambiando a lo largo del tiempo, al igual que las expectativas.

El paradigma simbolista

A finales de los 50, después de la arremetida contra la cibernética, surge la inteligencia artificial, como una ciencia en sí misma, basada en la idea de construir programas capaces de emular con la inteligencia humana. Entonces, se consideraba que la mente estaba compuesta por complejos algoritmos y que el cerebro era centro donde se procesaba la información, por lo que las investigaciones se orientaran a descifrar los programas que conforman los estados mentales o sea describir los conceptos en forma algorítmica. Para ello se desarrollaron nuevos programas basados en la lógica y la semántica del pensamiento humano. El paradigma simbólico o simbolista.

No podían faltar las predicciones, y muchos investigadores, a principio de los 60, afirmaron que en los años 80 se habría alcanzado una inteligencia artificial que no se diferenciaría de la humana. Demás esta decir que eso nunca se logró. Pero las esperanzas no se perdieron y en los 70 surgió una de las aplicaciones que mas expectativa despertó en la comunidad de IA: los sistemas expertos, los cual crearon una fiebre parecida a la del oro, y muchas empresas se lanzarón al desarrollo de sistemas expertos con fines comerciales. Pero, el proyecto más interesante, fue el proyecto japonés de quinta generación, con el cual esperaban construir una tecnología, soportada sobre el lenguaje prolog, capaz de manipular conceptos como lo hace la mente humana, una máquina basada en inferencia por segundos . Todos estos proyecto fracasaron y en los años 90, la decepción no se hizo esperar. Los investigadores de la IA se dieron cuenta que algo estaba mal.

El paradigma conexionista

Las críticas sobre el paradigma simbolista fueron en exceso duras y fueron muchos los que lo abandonaron, incluido el sueño de hacerse rico con los sistemas expertos. Ya nadie creía en una heurística general que resolviera todos los problemas, ni en encontrar una representación algorítmica adecuada a la resolución de problemas, tampoco el aprendizaje automático rendía los frutos esperados, y los sistemas expertos se hacía demasiado costosos debido a la necesidad de estar actualizando constantemente su base de conocimientos, dado su falta de contacto con el entorno (alguien los llamo sistemas autistas). Por lo que se abandonó la simulación por medio de símbolos y algoritmos de la mente de la mente por la simulación de las conexiones del cerebro, entre otros métodos conexionistas como los algoritmos genéticos, los agentes inteligentes, etc.

Ahora en lugar de buscar la representación del conocimiento humano (Ver Conocer de Francisco Valera) se buscaba la representación de elementos no inteligentes (neuronas, agentes, genes) que son capaces de ir conectados entre si para darle solución a un problema. Conexiones que se van almacenando como un aprendizaje. Esta flexibilidad permite que estos sistemas no dependan de una ingeniero de conocimientos que los este alimentando constantemente, además rompen con el esquema secuencial de paradigma simbólico que obliga a contar con una máquina de inferencia que vaya ejecutando las reglas, ahora estos entes (neuronas, agentes, genes) son se capaces de conectarse entre si y de ajustarse al problema e ir guardando su experiencia.

Siendo las redes neuronales en las que más se está trabajando. Pero surgía un nuevo problema, como simular las conexiones del cerebro en una computadora que no alcanza la velocidad de procesamiento del cerebro. Aquí surge Moravec, de quien ya hablamos, quien hace una comparación entre la velocidad de procesamiento del cerebro y la velocidad de procesamiento de la máquina, Moravec y el fin de la especie humana, y según Moravec, para el 2020 se alcanzara la equivalencia entre el cerebro humano y la máquina.

La explosión de inteligencia

Lo anterior ha ido conduciendo a un nuevo enfoque de la IA, lo cual ha divido a los investigadores de IA en dos grupos, los que defienden la explosión de la inteligencia (cuando las maquinas superan e igualan al humano) por medio del software (los programas) y los que creen en la velocidad del hardware. Y ante la dificultad que han venido desarrollando la programación de una IA tanto desde el paradigma simbolista como el conexionista, muchos investigadores se inclinan por la velocidad del hardware, y con ello la idea de construir máquinas cada vez más potentes y que en un futuro próximo (después del 2020) serán capaces de igualar la velocidad de procesamiento de información del cerebro, basándose en la inteligencia artificial fuerte. En realidad, el proyecto de crear una superinteligencia consiste en que una vez que las máquinas alcancen la inteligencia humana, ellas sean capaces de construirse a si mismas cada vez mejores

En cambio los defensores de una explosión de inteligencia por medio del software, son más moderados (con excepción de Minsky y de Google que a ratos parecen contradecirse) y no están dispuestos a seguir arriesgándose públicamente, a pesar del las aplicaciones que se han logrado por medio de las redes neuronales en los últimos tiempos.

En próximos artículos hablaremos de los peligros de la inteligencia artificial.

Foto: Actualidad RT

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1. El escenario:

La Inteligencia Artificial.Durante los primeros años la Inteligencia Artificial (IA) se fundamentó en el desarrollo de programas que fueran capaces de realizar actividades propias de la mente humana, tales como demostrar teoremas, jugar a las damas, al ajedrez, darle soluciones a problemas poco estructurados basados en la heurística o en campos donde se requería de conocimientos, los sistemas expertos. Esta vía para lograr una inteligencia no humana, para muchos era demasiado lenta y no cumplía con las expectativas. Muchas esperaban haber creado una inteligencia no humana en los 80s. Se puede decir que a finales de los 80s y principio de los 90s muchos investigadores comenzaron a desesperarse y no fueron pocos los que abandonaron sus laboratorios por líneas de trabajo más prometedoras.

Sentimiento de fracaso que invadió tanto a la IA débil como a la IA fuerte. Para la débil cuyo objetivo era crear sistemas informáticos que realizasen actividades que requerían de inteligencia tales como los sistemas expertos, en los cuales se cifraron grandes esperanzas tanto investigativas como comerciales, se esperaba que el mercado estuviera abarrotado de sistemas expertos, incluso los metódicos japoneses, para no ser menos, se lanzaron en su famoso proyecto de 5ta. Generación que también quedo como otro intento más. Por su parte la fuerte cuyo propósito es reproducir en la máquina la extensa variedad, sutileza y profundidad de la inteligencia humana, no logro cumplir con sus metas de en menos de 20 años haber reproducido la mente humana y estaban atascados en modelos muy elementales de la inteligencia, como el mundo de bloques y en sistemas cerrados que eran incapaces de mostrar iniciativa o fallaban estrepitosamente ante cualquier problema que requiriera de sentido común.

2. Nuevos actores: Vingen y Kurzweil

Comenzaremos con el norteamericano Vernor Vingen, quien vaticina que la creación de entidades con inteligencia mayor que la humana será una realidad, antes del 2030. Este autor le da más importancia al hardware de la computadora que a sus programas y se concentra en la creación de máquinas inteligentes independientes de sí emulan la mente humana Y afirma, que existen otros caminos diferentes a la IA para llegar a la superhumanidad a la cual él le llama amplificación de la inteligencia, la misma se esta sucediendo de una forma natural, cada vez que se mejora nuestra capacidad para acceder a la información y para comunicarnos. Esto nos lleva a la conclusión de una inteligencia “emergente” que podrá surgir de un momento a otro.

Por otra parte, Vingen, considera que el poder y la influencia de Internet están siendo muy poco considerada: “La total anarquía de la red mundial es una evidencia de su potencial. A medida que crecen la conectividad, el ancho de banda, el tamaño de la capacidad de archivo y la velocidad de proceso (su habilidad para comunicarse en anchos de banda variables, incluyendo algunos mucho más elevados que la voz o los mensajes escritos). ¿Qué pasará cuando partes de un ego pueden ser copiadas y unidas a otras, cuando la autoconciencia puede aumentar o disminuir para aproximarse a la naturaleza del problema bajo consideración? Es algo parecido a una biosfera recapitulada como un procesador de datos, pero un millón de veces más rápida y con millones de humanos como agentes inteligentes (Nosotros mismos)”.

Vingen también propone una inteligencia superhumana fuerte, la cual podría parecerse a una Sociedad de la Mente (idea de Minsky) con varios componentes muy calificados, donde algunos de esos “equivalentes humanos” podrían ser usados nada más que para procesamiento digital de señales. Y agrega: “para aquellos que no hayan cambiado (los que decidan seguir siendo humanos) el logro será un trato benigno, quizás dándoles la apariencia de ser los dueños de unos semidioses esclavos (las máquinas superinteligentes)”.

El reduccionismo siempre estará en la mente de todo científico y Ray Kurzweil toma la idea de la ingeniería inversa y la aplica a los procesos de la mente. Y dice: Un ordenador es más rápido que el cerebro humano en algunas cosas, pero lo difícil es que tenga la riqueza, sutileza y profundidad de nuestro pensamiento. Para lograrlo será clave el software de la inteligencia, basado en la ingeniería inversa, que copia el funcionamiento del cerebro humano. Nuestros circuitos cerebrales son tridimensionales y se basan en unas complejísimas conexiones. Escaneando el cerebro podremos crear una réplica, y usando circuitos artificiales tridimensionales de nanotubos (tubos microscópicos) podremos imitar su funcionamiento y crear una inteligencia artificial avanzada. El profesor norteamericano Andreas Nowatzyk ya trabaja en un proyecto para copiar el cerebro de un ratón. Es un primer paso para lo que vendrá luego.

Al igual que Vingen no ve limites al desarrollo tecnológico el cual absorbe a todas las actividades humanas. Y apuesta por una evolución tecnológica que rompa con la lenta evolución biológica. Y afirma que muchos científicos tienen una perspectiva lineal y ven el futuro como un calco retocado del pasado. Eso es un error. Estamos en una fase de crecimiento exponencial en la que confluyen la informática, la biotecnología, la física cuántica, la nanotecnología… Este siglo será equivalente a 20.000 años de desarrollo lineal.

Entre sus numerosas predicciones se encuentran escanear el cerebro para luego instalarlo en otro medio no biológico, así como lograr la inmersión total virtual. Y cree que los entornos de realidad virtual integrarán todos los sentidos y a la vez serán capaces de mejorar la inteligencia; se podrá pensar más rápido, tener pensamientos más complejos y tele cargar el conocimiento, y sueña con que estos entornos de realidad virtual entre el 2030 y el 2040 compitan con los entornos reales.

3. Que piensa el padre de la Inteligencia Artificial

Minsky quien fuera uno de los fundadores de la IA, junto a John McCarthy y líder de los “zarrapastrosos” junto a Schank (así se les llamaba a los investigadores que defendían la represetanción semántica en contraposición a los “pulcros” que abogaban por una representación lógica) desde donde defendía la idea de una IA lo más cerca posible al pensamiento humano y se oponía al formulismo frío de la lógica, resulte ser ahora uno de los paladines de la sustitución del hombre por las máquinas.

Minsky quien no puede ocultar su decepción con la inteligencia artificial dice: “La IA está en un estado risible, debido a que podemos hacer que las máquinas hagan el tipo de cosas que hace un “experto”, pero aún no podemos lograr que hagan la mayor parte de las cosas que puede hacer un niño de 4 años. Aunque reconoce que la IA se atasco, anuncia que esta solo se ha detenido por un momento. Y dice: Hacia 1980 el progreso se detuvo en cierta forma y la gente se dispersó en otras direcciones para tratar de encontrar alguna vía de volver.

Minsky ya en su vejez, parece darle más importancia a la inmortalidad que al propio sentido ético de lo que propone, de ahí que diga: “Hasta ahora hemos tendido a vernos como producto final de la evolución, pero la evolución no ha cesado. La verdad es que ahora estamos evolucionando más rápidamente aunque por el lento procedimiento darwinista. Ya es hora de que empecemos a pensar en nuestras nuevas identidades, que están aflorando. Podemos comenzar a diseñar sistemas fundados en un tipo ingenioso de selección innatural, capaces de sacar partido de características adquiridas”. Y agrega: “Estamos en una era primitiva, en la cual las máquinas no tienen perspectiva del futuro, ni “valores familiares básicos”. Y sí, tengo que insistir que esta ciencia llevará a la extensión de nuestro lastimoso tiempo de vida”.

Con respecto al sentido ético de sus ideas, afirma que es tan malo que si insiste en él va a ser peor. Y propone, no sin razón, que la ética debe venir de gente que sepa de eso. Y agrega: No creo que sea bueno pedirle a los científicos que entiendan las consecuencias de su trabajo, porque no pueden. Y los justifica diciendo: Pasan todo su tiempo pensando en su trabajo, así que no piensan en la ética o en las consecuencias.

Y concluyo con un párrafo de mi libro Inteligencia Artificial, el futuro del hombre: “En el futuro surgirán nuevas tendencias basadas en la cooperación de todas las inteligencias (nadie sabe cuantas ni como serán), y surgirán nuevas profesiones que tendrán que ver con las inteligencias no humanas, y sobre todo, creo, se intensificarán los estudios sobre la inteligencia humana: psicología, neurofisiología, antropología, sociología, parasicología y otras. Es totalmente racional pensar que el hombre ante la superinteligencia de las máquinas trate de comprender su propia humanidad y sienta mas que nunca la necesidad de conocer su propio cerebro (lo irracional sería que el hombre se dedicara a adorar a las máquinas como dioses). Las máquinas a su vez le servirán al hombre como impulsoras de nuevas fuerzas creativas, este al no tener que dedicarse a las actividades rutinarias… más tiempo para darle un uso más eficiente a su cerebro, o será el hombre tan torpe que en lugar de perfeccionar su sistema educativo buscando ser cada vez mas creativo, se aferre como única solución a la perfección de las máquinas, cuando en realidad ambos pueden ser mejores y ambos tanto las máquinas como los humanos dependen de la capacidad del individuo como ser social”.

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Este año en Universidad de Pekin (China cuya presencia cada vez es más fuerte en el mundo y la Inteligencia Artificial no es una excepción) se está celebrando la Sexta Conferencia sobre Inteligencia Artificial General (AGI 2013) y a continuación, en el mismo escenario, de 3 al 9 de agosto, se celebrará la XXIII Conferencia Internacional Conjunta sobre Inteligencia Artificial.

La Inteligencia Artificial General (AGI, en inglés) es un intento de retomar la idea de una inteligencia artificial fuerte (ver, en este blog, el artículo anterior) dado los nuevos conceptos que ha ido surgiendo en la actualidad, sobre todo las idea del surgimiento de una superinteligencia artificial y de una posible singularidad tecnológica, siendo Ray Kurzweil el punto de referencia de este movimiento.

Haciendo historia, la Inteligencia Artificial (IA) luego de la euforia de sus primeros años, y ante los fracasos de sus pronósticos, siendo el proyecto de quinta generación japonés, uno de los más connotados, se sumergió en una profunda crisis, al extremo que muchos científicos abandonaron su línea de investigación y otros como Minsky, uno de los padres de la IA junto a Mc Carthy, se mostraba molestó ante la falta de apoyo cada vez mayor que estaba sufriendo las investigaciones en la IA.

En su momento los Sistemas Expertos (SE) se convirtieron en la gran esperanza, aunque no fue muy acogida por los teóricos de la IA (algunos le llamaron los hijos bastardos de la IA) si conto con el apoyo financiero y logístico para su despegue y fueron muchos los que pasaron a engrosar las filas de investigadores de este nueva aplicación. De nuevo las expectativas se fueron por encima de la realidad y nuevamente el sentimiento de fracaso invadió a los científicos.

Parecía cuestión de tiempo, que la IA fuera a pasar a un segundo plano y perdiera su influencia como una de las líneas más promisorias dentro de las tecnologías de la información. Para beneplácito de muchos la IA, al igual que la Cibernética (de está hablaremos en otro artículo) está cogiendo un segundo aire

Serían las ideas de Hans Moravec, Vernor Vinge y sobre todo las de Kurzweil, las que le darían un nuevo impulso a la IA y se retomaría nuevamente la casi olvidada idea de una Inteligencia Artificial Fuerte. Es bueno aclarar que para comprender a la IA hay que verla desde tres enfoques: IA fuerte, IA débil y la IA comercial.

La IA fuerte, como ya dijimos en el artículo anterior, está convencida de que la mente humana se puede reproducir en una computadora, la IA débil, se dedica a desarrollar programas que sean capaces de resolver actividades consideradas inteligentes, y no les preocupa que la máquina, como tal, pueda considerarse inteligente; a la IA comercial solo le interesa aplicar las técnicas de la IA en elaborar sistemas que puedan ser comercializados y no le importa si estos simulan o no la inteligencia.

Podemos decir que muchas técnicas, salidas de los laboratorios de la IA, se están aplicando, hoy, en muchos sistemas que ni siquiera se menciona su relación con la inteligencia artificial.

Volviendo al evento AGI 2013, los organizadores se plantean la necesidad de volver a los objetivos originales de la IA, mediante el tratamiento de la inteligencia en su conjunto y hacen un llamado a una transición a hacer frente uno de los problemas más difíciles, la comprensión de la mente humana, y resaltan como diferencia con respecto a la IA convencional, que la inteligencia artificial general hace hincapié en la versatilidad y la integridad de la inteligencia (en franca oposición a los sistemas expertos), y por llevar a cabo la práctica de una ingeniera que siga el esquema de la mente humana.

Es bueno destacar que la inteligencia artificial general toma elementos de la IA fuerte y la IA débil, evitando el excesivo optimismo de algunos defensores de la inteligencia artificial fuerte.

Libro recomendado:
Inteligencia Artificial, el futuro del hombre
Más libros del autor

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Descripción del libro

“¿Será posible llegar a una era poshumana? ¿Qué tendrá que suceder o que está sucediendo ya? El hombre  construye máquinas –cada vez más potentes– a una velocidad nunca antes imaginada; y mientras el desarrollo de las máquinas parece no tener límites, la especie humana da la impresión que haber detenido su proceso evolutivo. Tiene sentido pensar que las máquinas le darán alcance e incluso lo rebasarán. ¿Y qué sucederá entonces? ¿Tendrá el hombre que someterse al dominio de las máquinas o surgirá alguna forma de fusión entre hombres y máquinas, en la que el hombre pierda su identidad humana y se dé inicio a la era poshumana?”

El libro es una propuesta sobre el futuro del hombre y como será su relación con una tecnología que cada vez se hace más independiente y más ajena al destino del hombre como ser humano y es un esfuerzo por responder a las preguntas sobre cuál será nuestro futuro ante el acelerado desarrollo de las máquinas. Y que opciones tenemos.

De forma amena y sencilla se trata el tema del hombre y la máquina. Analiza la simbiosis que se está produciendo (hombre-máquina)  y se cuestiona si el ser humano como tal perderá su identidad producto de esta relación de equilibrio y complementación. Así como la preocupación en saber si vivimos en una sociedad sana o enferma y se narra lo que sucedería en una sociedad controlada por una computadora central manipulada por un tirano.

Como tema central el libro gira en torno a una posible poshumanidad y el peligro de la extinción de la especie humana, ante la falta de un sentido ético y de un compromiso con un futuro pero sin negar el progreso tecnológico. Se plantea la necesidad de alcanzar una superestructura tecnológica sostenible donde el progreso tecnológico se integra al progreso humano de forma armónica.

No escapa la preocupación por el advenimiento de una singularidad tecnológica y su viabilidad y da un nuevo enfoque sobre las vías para alcanzarla así como sus riesgos que son analizados desde una comparación entre los cibernéticos que defienden la transformaciones biológicas del ser humano y los que se oponen ya sea, por no considerarla viable o por sus consecuencias.

Podemos creer que el mundo siempre será igual, que podemos seguir creciendo indefinidamente y que el progreso nunca se detendrá. Pero sabemos que el planeta se está deteriorando que los recursos del planeta se agotan y que el futuro prospero que prometía modelo capitalista comienza a derrumbarse. ¿Pueden venir las tecnologías a resolver los grandes problemas actuales? Para los defensores del futuro poshumano esta es la única solución.

En el capítulo final se discute lo que,  sin dudas, es el movimiento más importante de este siglo: el transhumanismo y sus postulados tecnológicos para llegar al enfrentamiento biopolítico entre las posiciones transhumanistas y las bioconsevadores. Se exponen las diferentes posiciones ante los desafíos de este siglo y las alternativas que tenemos.

En todos los capítulo, el libro, asume una visión optimista sobre un futuro y la aspiración de un mundo donde el ser humano, pueda vivir en armonía con la naturaleza, con las tecnologías y consigo mismo; en el que pueda manifestar todo su potencial como ser humano; sin desigualdades sociales, ni el deterioro del planeta y sin perder su propia esencia humana.

Disponible en: http://www.amazon.com/dp/B00CP89UR4

 

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 La trascendencia del ser humano.

Para Moravec está basada en la descendencia, al igual que en la biológica, los hijos son nuestros herederos, para Moravec los robot serán nuestros descendientes y heredaran el planeta, de lo cual se siente tan orgulloso como un padre de sus hijos. Para Kurzweil es copiar su mente en una computadora, y así ser inmortal, el sueño de su vida.

Inteligencia artificial fuerte

La IA es reduccionista, ya que trata de reducir los procesos de la mente (que son complejos) a programas algorítmicos. Se considera a la mente como  un sistema de procesamiento de la información que cumple con las leyes de la manipulación de símbolos.

Dualismo mente – cuerpo

El dualismo en filosofía supone que el alma es independiente del cuerpo, cuando muere el cuerpo el alma sigue viva. En el caso de la computadora se puede romper la computadora pero los programas se pueden usar en otra, siempre que exista una copia, lo cual nos lleva a considerar que los programas son independiente de la computadora y creer que la mente también puede ser copiada a otro sustrato,

La dificultad radica en que si aceptamos el dualismo filosófico debemos también aceptar el idealismo.  La pregunta sería: ¿si aceptamos el dualismo mente‑cuerpo tendríamos entonces una mente que existe independiente del cerebro o sea el alma? Pero, entonces, los pensamientos se generarían sobre un alma inmaterial, por lo que, no necesitarían de ningún soporte físico, llámese cerebro o llámese computadora. De ahí que la IA tenga que hacer una adaptación y proponer un DUALISMO‑MATERIALISTA y afirmar categóricamente que la inteligencia humana se hace realidad sobre la materia.

Causalidad del cerebro       

La causalidad del cerebro. Si la mente es parte del cerebro y es este quien la genera y si aceptáramos que la mente es propiedad exclusiva del cerebro. Entonces, el gran sueño de la IA de lograr reproducir la mente humana en una computadora no sería posible. Ya que es en el cerebro donde se codifican los procesos mentales, lo cual hace que no se pueda separar la mente del cerebro, no solo por el hecho de que la mente necesita de un soporte físico como ya se dijo al analizar el dualismo mente‑cuerpo, sino porque los procesos mentales tienen que ser producidos por alguien que tenga existencia material: el cerebro, que es la causa de los pensamientos.

Paradigma conexionista

Esto nos lleva a la conclusión, de que si queremos lograr algún tipo de intelecto artificial se debe tratar de reproducir al cerebro y no a la mente, por ser esta última, tan solo, una manifestación abstracta del complejo funcionamiento del cerebro. Por lo que, actualmente, muchos investigadores de la IA han abandonado el paradigma simbolista, el de la mente,  para dedicarse al conexionista, el del cerebro, y a través de los sistemas de redes neuronales, intentan comprender como trabaja el cerebro.

Concepto de persona

Para los transhumanistas lo que identifica a la persona como ser sustancial no es el ser con capacidad subjetiva sino la misma sensibilidad subjetiva independientemente de su soporte. La singularidad  es la propia inteligencia sin soporte corporal que puede encontrarse en un animal, en un humano, en un posthumano o en un soporte no biológico. El deber moral del hombre será permitir a la inteligencia, desencarnada, encontrar un soporte más adecuado para desarrollar plenamente sus posibilidades.

  • Se reduce a su cerebro. Es pura materia y es reducido a sus conexiones neuronales (metáfora cognitiva).
  •  Es parte mente y parte cerebro. Se reduce a un sistema de procesamiento de información donde la mente es el software y el cerebro el hardware (metáfora computacional).

Para los transhumistas, lo que interesa no es la persona como ser sustancial y con capacidad subjetiva sino la reproducción material de la mente como información y que es ejecutada en un sustrato material: el cerebro; el cual es equivalente al hardware de una computadora. Y es que el transhumanismo ha sustituido la metáfora espiritual basada en el alma humana, por las metáforas congnitiva y computacional

Si hemos decidido aceptar los presupuestos tecnológicos como posibles, ¿qué consecuencias tendrá para la forma en la cual nosotros percibimos el mundo? El transhumanismo no es sólo para las mentes acostumbradas al futurismo sino algo que concierne a toda la sociedad. Ya que está en juego el progreso humano.

La esencia del problema radica en que el ser humano no puede dejar de creer en sí mismo y abandonar su propio progreso en aras de otro que le es ajeno y que inexorablemente lo irá deshumanizando y poco a poco, ira alejando de su propio contexto humano, hasta convertirlo en un artefacto, en un producto más de la tecnología.