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  • La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que 360 millones de personas en el mundo sufren algún grado de discapacidad auditiva (Nota descriptiva N° 300 de febrero de 2014).
  • Según estimaciones de la OMS el 10 % de la población mundial está expuesta a niveles de presión sonora que podrían causar hipoacusia. El 75 % de la población que habita en los grandes centros urbanos está afectada por la contaminación acústica y, por tanto, en su calidad de vida.
  • Estudios realizados por la Unión Europea en el año 2005 muestran que 80 millones de personas están expuestas diariamente a niveles de ruido ambiental superiores a 65 dB(A) y otros 170 millones, lo están a niveles entre 55-65 dB(A).
  • La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que 1.1 billones de jóvenes en el mundo tienen riesgo de presentar pérdida auditiva debido a prácticas de  escucha de riesgo.
  • Más de 43 millones de jóvenes entre 12 – 35 años viven con discapacidad auditiva.
  • Cerca del 50 % de los jóvenes entre 12 – 35 años escuchan niveles de sonido poco seguros a través de dispositivos de audio personales (mp3, teléfonos celulares y otros dispositivos).
  • Alrededor del 40 % de los jóvenes entre 12 – 35 años están expuestos a niveles potencialmente perjudiciales del sonido en clubes nocturnos, bares y eventos deportivos).
  • Al menos 1 millón de años de vida próspera son perdidos cada año en estados miembros de la Unión Europea y países de Europa occidental relacionados con el ruido.
  • El estudio Global Burden of Disease 2010 estimó que 1.3 billones de personas sufren hipoacusia, que contribuye en el 13er lugar a los años globales vividos con discapacidad (YLD).
  • La hipoacusia de comienzo en la adultez no relacionada enfermedad específica fue responsable del 79 % de los años globales vividos con discapacidad (YLD) por hipoacusia (19.9 millones de años, 2.6 % del número total).
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Día internacional del cuidado del oído y la audiciónComo parte de las actividades por el Día Internacional del Cuidado del Oído y la Audición 2015, se ha escogido el lema «Escucha de forma segura» con el propósito de llamar la atención sobre el creciente problema de la pérdida de audición inducida por el ruido. Es alarmante que millones de adolescentes y jóvenes están en riesgo de pérdida de la audición debido al abuso de los dispositivos de audio personales, incluyendo teléfonos inteligentes, y la exposición a niveles perjudiciales de sonido en lugares de ocio ruidosos tales como discotecas, bares y eventos culturales y deportivos. Se destaca que dicha pérdida auditiva por causas recreativas tiene consecuencias potencialmente devastadoras para la salud física y mental, la educación y el empleo. (ver tips en español, infografía en inglés)

La costumbre emergente de escuchar música a gran volumen y por periodos prolongados supone una seria amenaza para la audición. La audición es una facultad muy valiosa que repercute en el desarrollo educativo, profesional y social.

  • La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que 1.1 billones de jóvenes en el mundo tienen riesgo de presentar pérdida auditiva debido a prácticas de  escucha de riesgo
  • Más de 43 millones de jóvenes entre 12 – 35 años viven con discapacidad auditiva
  • Cerca del 50 % de los jóvenes entre 12 – 35 años escuchan niveles de sonido poco seguros a través de dispositivos de audio personales (mp3, teléfonos celulares y otros dispositivos)
  • Alrededor del 40 % de los jóvenes entre 12 – 35 años están expuestos a niveles potencialmente perjudiciales del sonido en clubes nocturnos, bares y eventos deportivos)
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En el artículo Putting the ‘Neural’ Back in Sensorineural: Primary Cochlear Neurodegeneration in Noise and Aging. de los autores Kujawa, Sharon G. publicado en la revista Hearing Journal. November 2014; 67(11). doi: 10.1097/01.HJ.0000457006.94307.97 se analiza el proceso de neurodegeneración coclear primaria asociado a la exposición al ruido y el proceso de envejecimiento.

Para muchas formas de pérdida auditiva sensorineural las elevaciones permanentes del umbral se relacionan frecuentemente con daño o pérdida de las células ciliadas. Estas pérdidas han recibido mucha atención experimental y son el enfoque principal de los esfuerzos en la profilaxis y el tratamiento (Rubel et al. 2013, Hear Res. 2013, 297: 42–51). El reciente trabajo sobre el ruido y el envejecimiento, ha revelado un proceso mucho más insidioso que interrumpe de forma progresiva la comunicación entre células ciliadas sensoriales y las neuronas auditivas, resultando en última instancia en la muerte de estas neuronas. Estos cambios neurodegenerativos son probablemente muy comunes, ocurriendo incluso en oídos con una sensibilidad del umbral normal y una dotación de células ciliadas intactas; por lo tanto, esto representa desafíos a nuestros enfoques tradicionales para su diagnóstico y manejo.

La sinapsis de las fibras nerviosas de las células ciliadas de la cóclea, es el conducto principal a través del cual la información sobre el entorno acústico es transmitida al sistema nervioso auditivo. En oídos que envejecen normalmente, por ejemplo, sin exposición al ruido, las sinapsis se pierden gradualmente durante toda la vida y son vistas en toda la cóclea, mucho antes de la edad relacionada con la pérdida de la sensibilidad de umbral o de las células ciliadas (Sergeyenko et al 2013, J Neurosci. 33(34):13686-94). Los cuerpos celulares del nervio coclear (células del ganglio espiral, SGC) muestran una disminución proporcional, con pérdidas reportadas en ratones envejecidos, compatible con lo observado en huesos temporales humanos clasificados según la edad (Makary et al 2011, J Assoc Res Otolaryngol. 12(6):711)

El ruido origina pérdidas sinápticas similares, pero de forma inmediata y acelera el envejecimiento, incluso para exposiciones que originan cambios transitorios del umbral y no la pérdida de células ciliadas (Kujawa and Liberman 2006, J Neurosci. 26(7):2115-23; Kujawa and Liberman 2009, J Neurosci. 29(45):14077-85). Las pérdidas producidas por tiempos pos exposición cortos son restringidas a regiones de frecuencia de la cóclea con cambios agudos del umbral máximos y son seguidas por la pérdida de SGC proporcional en las mismas regiones de la cóclea. Cuando los animales envejecen, las pérdidas se extienden a regiones de la cóclea que inicialmente parecían desvinculadas del daño producido por el ruido. El ruido que induce neurodegeneration coclear ha sido observado actualmente en algunas especies mamíferas; no hay razón para suponer que el ser humano sea una excepción en este descubrimiento general.

Esta extendida neurodegeneración primaria ha permanecido oculta por años. Aunque los umbrales son sensibles a la métrica del daño de las células ciliadas, son relativamente insensibles a la pérdida difusa de sinapsis y neuronas cocleares: a) Las DPOAEs no son afectadas porque solamente requieren procesos pre sinápticos para su generación; b) Los umbrales de respuesta neurales (por ejemplo., ABR) no son afectados porque el ruido se centra en las neuronas de la cóclea con umbrales elevados (Furman et al 2013, J Neurophysiol. 110(3):577-86) y c) Los umbrales de la audiometría conductual no se afectan por la misma razón que (b) y porque la detección del estímulo requiere menos información neural que discriminación del estímulo. Aunque los umbrales dejan de captar el error de comunicación, Kujawa y colegas han identificado evidentes indicadores claves en la respuesta neural supraumbral.

Esta neurodegeneración coclear primaria es la principal contribución a la variedad de anomalías perceptuales auditivas, comunes en el envejecimiento y después de la exposición al ruido, incluyendo las dificultades para la comunicación en ambientes ruidosos (Bharadwaj et al 2014, Front Syst Neurosci. 8(26), el tinnitus y la hiperacusia (Gu et al 2010, J Neurophysiol. 104(6): 3361-70 Schaette et al 2011, J Neurosci. 31(38):13452-57).

Estos moderados hallazgos tienen importantes implicaciones para la salud pública. Una vez que el oído ha sido expuesto al ruido, una pregunta que puede ser hecha es si el daño que produce el ruido puede influenciar cambios futuros en el oído y la audición; por ejemplo, los que aumentan con la edad. El enfoque tradicional ha sido sobre los umbrales, y la ausencia de cambios retardados en el umbral después de exposición al ruido, pueden ser tomadas como evidencia de que los efectos retardados del ruido pueden no ocurrir. Trabajos recientes usando nuevas herramientas, proveen claras evidencias de que esto puede ocurrir. ¿Cómo pensamos ahora sobre el ruido como riesgo? Las guías federales de exposición al ruido aspiran a proteger contra los cambios permanentes del umbral, un objetivo de protección que asume que los cambios reversibles del umbral se asocian con la recuperación coclear y una exposición segura. Las evidencias acumuladas indican que esta suposición carece de bases.

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El artículo publicado en eLife Sciences (doi.org/10.7554/eLife.03564. Oct 20, 2014) de los autores Guoqiang Wan, Maria E Gómez-Casati, Angelica R Gigliello, Charles Liberman, Gabriel Corfas, destaca el trabajo realizado por estos científicos para restaurar la capacidad auditiva en ratones que la habían perdido parcialmente por ruido, usando herramientas avanzadas para estimular la producción de una proteína clave en sus oídos.

Al demostrar la importancia de dicha proteína, llamada NT3, para mantener la comunicación entre los oídos y el cerebro, este nuevo avance, obra del equipo de Gabriel Corfas, de la Universidad de Michigan en la ciudad estadounidense de Ann Arbor, abre la puerta hacia investigaciones en humanos que podrían mejorar el tratamiento de la pérdida auditiva causada por exposición a ruido excesivo y por el envejecimiento normal.

La NT3 es crucial para la capacidad de formar y mantener conexiones entre las células ciliadas y las células nerviosas, como han demostrado los investigadores. Este tipo especial de conexión, conocida como cinta sináptica, hace posible una comunicación ultraveloz de señales que viajan en ambas direcciones a través de separaciones pequeñas entre los dos tipos de células.

La pérdida de capacidad auditiva debido a daños en las cintas sinápticas, ocasionados por el ruido excesivo o el envejecimiento normal, es un problema muy común y hasta ahora difícil de resolver de forma satisfactoria. El equipo de Corfas comenzó este trabajo hace 15 años para aclarar aspectos críticos del oído interno, y ahora estos científicos comienzan a obtener los frutos de esa larga labor.

Usando una técnica genética especial, los investigadores lograron que algunos ratones produjeran una cantidad extra de proteína NT3 en células de áreas específicas del oído interno, después de haber sufrido una pérdida auditiva como consecuencia de la exposición a un nivel de ruido muy fuerte. Los ratones que tenían una carga extra de NT3 recuperaron su capacidad auditiva mucho mejor que los ratones que no recibieron este tratamiento.

El equipo de Corfas planea ahora explorar el papel exacto de la NT3 en el oído humano, y buscará fármacos que puedan estimular la producción de NT3 o su acción. Aunque pueden pasar años antes de que dichos fármacos puedan ser usados en las personas, el nuevo hallazgo es el primer paso hacia esa meta.

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El artículo Haga parte de la atención audiológica la protección fetal contra el ruido. Hearing Journal. 2014; 67(6), destaca que niveles elevados de ruido pueden ocasionar pérdida auditiva y trastornos en el desarrollo fetal y de los recién nacidos, determinando el impacto educacional, social y el desarrollo emocional de una mínima pérdida auditiva.
Se destaca además, que en 1997 el comité sobre salud ambiental de la Academia Americana de Pediatría reportó el potencial de hipoacusia inducida por ruido y otros efectos sobre la salud en fetos y recién nacidos.
Más recientemente, investigaciones sobre la exposición al ruido de bebés  pre términos en la unidad de cuidados intensivos neonatal, han indicado los efectos adversos sobre la audición, el desarrollo cerebral y los cambios fisiológicos que ocurren en esta etapa.
Aparte de los estudios en animales y las recomendaciones de los grupos de consenso, la literatura actual sobre la exposición fetal al ruido es seriamente escasa. Sin embargo, la escasez del datos no quiere decir que el feto está protegido de estos riesgos.
El cerebro fetal se desarrolla a una velocidad asombrosa, con una replicación de 250 000 neuronas por minuto. Las conexiones ocurren tan rápidamente que alrededor de las 24 semanas de gestación, el sistema auditivo es funcional.
El ambiente acuático transfiere señales de baja frecuencia al oído interno sin atenuación, resultando en un ambiente intrauterino rico en sonidos. Consecuentemente, el daño mecánico de la células ciliadas internas y externas en la porción media y apical de la cóclea de ovejas sacrificadas, después de la exposición a ruido intenso, ha sido bien demostrado.
También se ha reportado que el ruido tiene efectos secundarios sobre la embarazada y el feto, como el ritmo circadiano, la presión sanguínea y otros aspectos sicológicos alterados por el estrés.
Las recomendaciones para las embarazadas incluyen limitar los niveles de ruido elevados de origen industrial y recreacional (carreras de automóviles, aviones, equipos de procesamiento, armas de fuego, música alta y lugares de recreación).
El feto no debe ser expuesto a sonidos intensos o mantenidos debido a su relación con el daño de la audición y alteraciones del cortisol, lactógeno y de los cromosomas, así como también con conductas sociales anormales después del nacimiento.
Para proteger al feto, los grupos de estudio se aconseja sean separados en expuestos a ruidos y con límites de sonido aceptables, por ejemplo el feto se expone a la voz de la madre a aproximadamente 80 dB, otras actividades de la vida diaria superan este nivel, con picos ocasionalmente elevados. El ruido perjudicial excede los 80 dB y presenta diferentes características (crónico, estado estable o de impulso).
Las recomendaciones para una exposición segura al sonido del feto y el menor pre término, sugieren contener la exposición al ruido para limitar los efectos potencialmente negativos sobre la neuroplasticidad y la maduración.
Este articulo contiene referencias a destacadas publicaciones científicas:

  1.  Pediatrics 1997;100[4]:724-727
  2. Ann N Y Acad Sci 2012;1252:17-24
  3. J Perinatol 2000;20[8 pt 2]:S20-S30
  4. Ear Hear 1999;20[1]:21-32
  5. U.S. Navy
  6. Mayo Clinic
  7. J Obstet Gynecol Neonatal Nurs 2012;41[2]:166-170
  8. Clin Occup Environ Med 2003;3[3]:641-648
  9. Occup Environ Med 1995;37[8]:945-950
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En el trabajo Perfil audiológico de jóvenes usuarios de dispositivos de escucha personal. Tatiana Melo. Distúrb Comun. 2014; 26(2): 337-347, se propone evaluar el perfil audiológico de adultos jóvenes que hacen uso frecuente de dispositivos personales de audio y caracterizar su perfil con respecto al uso. Se evaluaron 40 individuos, 21 usuarios de auricular de algún tipo de dispositivo de sonido (grupo de estudio) y 19 no usuarios (grupo control), de ambos los géneros, con edades entre los 18 a 26 años. Todos los sujetos se sometieron a evaluación audiométrica básica y emisiones otoacústicas evocadas transitorias y productos de distorsión. También se aplicó un cuestionario para caracterizar el perfil de los participantes con respecto al uso del dispositivo. Los resultados muestran que el dispositivo más utilizado por los participantes fue el teléfono móvil, con uso de auriculares internos. Utilizan los dispositivos en promedio hace cinco años, cinco veces a la semana, tres horas por día, con un nivel de intensidad de 15% a 100% del volumen disponible para el equipo. Los resultados de la evaluación audiológica fueron compatibles con los criterios de normalidad adoptados para todos los participantes, sin embargo, los umbrales auditivos de 4000Hz y 6000Hz y los resultados de audiometría vocal del oído derecho fueron peores, de forma estadísticamente significativas, para los participantes que utilizan dispositivo de escucha personal. Se concluye que la evaluación de la audición de los adultos jóvenes que hacen uso frecuente de dispositivos personales de audio resultó estar dentro de los límites normales adoptados, pero con peores resultados que en los participantes del grupo control.

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Protocolo de vigilancia de la salud específica: Ruido. El Real Decreto 286/2006, de 10 de marzo, sobre la protección de la salud y la seguridad de los trabajadores contra los riesgos relacionados con la exposición al ruido transpone al derecho español la Directiva 2003/10/CE, del Parlamento Europeo y del Consejo, sobre las disposiciones mínimas de seguridad y de salud relativas a la exposición de los trabajadores a los riesgos derivados de los agentes físicos (ruido). La norma establece una serie de disposiciones mínimas de protección de los trabajadores contra los riesgos para su seguridad y su salud derivados de la exposición al ruido, en particular los riesgos para la audición.

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La publicación “Burden of disease from environmental noise – Quantification of healthy life years lost in Europe“, resume las evidencias sobre la relación entre el ruido ambiental y los efectos de salud, incluyendo la enfermedad cardiovascular, el deterioro cognitivo, los disturbios de sueño, el tinnitus e incomodidad. La metodología de carga ambiental de la enfermedad, sobre la base de la relación entre exposición – efecto, distribución de la exposición, prevalencia de enfermedad de fondo y la discapacidad como resultado, es aplicada para calcular la carga de enfermedad en términos de discapacidad ajustada a años de vida. Ofrece además diseños de políticas y consejos con apoyo técnico sobre la valoración cuantitativa de riesgo sobre el ruido ambiental.

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Organización Mundial de la SaludLa Organización Mundial de la Salud en su nota descriptiva No 300. Sordera y defectos de la audición (febrero 2014), señala importantes elementos relacionados con la discapacidad auditiva que merecen ser conocidos :

  • 360 millones de personas padecen pérdida de audición discapacitante en todo el mundo.
  • Estos defectos pueden estar causados por enfermedades infecciosas como la meningitis, el sarampión, la parotiditis y las infecciones crónicas del oído. Otras causas frecuentes son la exposición al ruido excesivo, los traumatismos craneoencefálicos, el envejecimiento y el uso de medicamento ototóxicos.
  • La mitad de los casos de pérdida de audición se podría evitar a través de la prevención primaria.
  • La situación de las personas que padecen pérdida de audición puede mejorar con la utilización de aparatos, como audífonos, dispositivos de ayuda auditiva e implantes cocleares, y con el empleo de subtítulos, la formación en el lenguaje de signos y el apoyo educativo y social.
  • La producción actual de audífonos cubre menos del 10% de las necesidades a nivel mundial.
  • La OMS está ayudando a los países a desarrollar programas de atención primaria del oído y la audición integrados en los sistemas nacionales de atención primaria de salud.

 

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En el artículo An experimental investigation into the effects of traffic noise on distributions of birds: avoiding the phantom road, de los autores Christopher J. W. McClure, Heidi E. Ware, Jay Carlisle, Gregory Kaltenecker, and Jesse R. Barber, publicado en la revista Proceedings of the Royal Society. 2013 Dec 22; 280(1773): 20132290 destaca que muchos escritores han sugerido que los efectos negativos de las carreteras sobre los animales son en gran parte debido al ruido vehicular. Aunque sugestivo, la mayoría de los estudios anteriores sobre los efectos del ruido vehicular sobre la flora y fauna fueron realizados en presencia de otros efectos distorcionando los efectos del ruido vehicular, tales como el trastorno visual, las colisiones y la contaminación química entre otros. Presentamos el primer estudio experimental aplicando ruido vehicular a un área sin carreteras a escala horizontal – evitando otros elementos distorcionadores  presentes en estudios anteriores. Reprodujimos el sonido de una autopista a intervalos – alternando 4 días de ruido con con 4 días sin ruido – durante el período migratorio otoñal se empleo unos 0.5 kilómetros, ordenando los altavoces dentro de un sitio de parada temporal establecido en Idaho del sur. Dirigimos reconocimientos diarios de las aves a lo largo de nuestra “carretera fantasma” y en un sitio cercano de control. Nosotros documentamos una disminución de la cuarta parte de las aves existentes y la evasión casi completa por muchas especies entre los periodos de tiempo con ruido y sin ruido a lo largo de la carretera fantasma, no evidenciándose tales efectos en los sitios de control – sugiriendo que el ruido vehicular es el mayor efecto de las carreteras sobre las poblaciones de animales.