Cualquiera puede ponerse furioso… eso es fácil. Pero estar furioso con la persona correcta, en la intensidad correcta, en el momento correcto, y de la forma correcta… eso no es fácil.
ARISTÓTELES, Ética a Nicómano.
Imagino un futuro en el que la educación incluirá como rutina el inculcar aptitudes esencialmente humanas como la conciencia de la propia persona, el autodominio y la empatía, y el arte de escuchar, resolver conflictos y cooperar.
En la Ética a Nicómano, la indagación filosófica de Aristóteles sobre la virtud, el caracter y la buena vida, su desafío consiste en administrar nuestra vida emocional con inteligencia. Nuestras pasiones, bien ejercitadas son sabias; guían nuestro pensamiento, nuestros valores, nuestra subsistencia. Pero es fácil que lo hagan mal, y a menudo es así. Desde el punto de vista de Aristóteles, el problema no está en la emocionalidad, sino en la conveniencia de la emoción y su expresión. La pregunta es: ¿Como podemos poner inteligencia en nuestras emociones… y cortesía en nuestras calles y preocupación y cuidado en nuestra vida en común?
Tomado de:
Inteligencia Emocional. De Daniel Goleman.
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