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Lic. Santiago Morales Corzo: Editor principal, Licenciado en tecnologías de la salud, Perfil prótesis estomatológica

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The “All-on-4” Concept for Implant Rehabilitation of an Edentulous Jaw

El desdentamiento completo es una significativa carga para la salud oral asociada con una reduccción de la salud general y la calidad d vida. La prótesis con implantes oseointegrados ofrecen un número de ventajas sustanciales comparadas con las dentadiras convencionales. La terapia tradicional de implante . sin embargo, requiere de un período de al menos tres meses de oseointegración para cargar una prótesis definitiva sobre un implante. El concepto de tratamiento “todo sobre cuatro” facilita la función inmediata y la estética y a la larga con varios beneficios que están asociados con resultados eficaces en el tiempo y la satisfacción del paciente. Este artículo publicado por la revista Compendium of Continuing Education in Dentistry discute las consideraciones para el tratamiento de ” todo con cuatro” y presenta las descripcions metodológicas para el uso efectivo de este concepto de tratamiento.

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Cuando te encuentres de camino a Ítaca, desea que sea largo el camino,
lleno de aventuras, lleno de conocimientos.
A los Lestrigones y a los Cíclopes, al enojado Poseidón no temas,
tales en tu camino nunca encontrarás, si mantienes tu pensamiento elevado,
y selecta emoción tu espíritu y tu cuerpo tienta.
A los Lestrigones y a los Cíclopes, al fiero Poseidón no encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma, si tu alma no los coloca ante ti.
Desea que sea largo el camino.
Que sean muchas las mañanas estivales en que con qué alegría,
con qué gozo arribes a puertos nunca antes vistos,
deténte en los emporios fenicios, y adquiere mercancías preciosas,
nácares y corales, ámbar y ébano, y perfumes sensuales de todo tipo,
cuántos más perfumes sensuales puedas, ve a ciudades de Egipto, a muchas,
aprende y aprende de los instruidos.
Ten siempre en tu mente a Ítaca. La llegada allí es tu destino.
Pero no apresures tu viaje en absoluto.
Mejor que dure muchos años, y ya anciano recales en la isla,
rico con cuanto ganaste en el camino,
sin esperar que te dé riquezas Ítaca.
Ítaca te dio el bello viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene más que darte.
Y si pobre la encuentras, Ítaca no te engañó.
Así sabio como te hiciste, con tanta experiencia,
comprenderás ya qué significan las Ítacas.

Constantino Cavafis

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“¿Quieres ser médico, hijo mío?

¿Has pensado bien en lo que ha de ser tu vida? Tendrás que renunciar a la vida privada; mientras la mayoría de los ciudadanos pueden, terminada su tarea, aislarse lejos de los inoportunos, tu puerta quedará siempre abierta a todos; a toda hora del día o de la noche vendrán a turbar tu descanso, tus placeres, tu meditación; ya no tendrás hora que dedicar a la familia, a la amistad o al estudio; ya no te pertenecerás.

Los pobres, acostumbrados a padecer, no te llamarán sino en casos de urgencia; pero los ricos te tratarán como esclavo encargado de remediar sus excesos; sea porque tengan una indigestión, sea porque estén acatarrados; harán que te despierten a toda prisa tan pronto como sientan la menor inquietud, pues estiman en muchísimo su persona. Habrás de mostrar interés por los detalles más vulgares de su existencia, decidir si han de comer ternera o cordero, si han de andar de tal o cual modo cuando se pasean. No podrás ir al teatro, ausentarte de la ciudad, ni estar enfermo; tendrás que estar siempre listo para acudir tan pronto como te llame tu amo.

Eras severo en la elección de tus amigos; buscabas a la sociedad de los hombres de talento, de artistas, de almas delicadas; en adelante, no podrás desechar a los fastidiosos, a los escasos de inteligencia, a los despreciables. El malhechor tendrá tanto derecho a tu asistencia como el hombre honrado; prolongarás vidas nefastas, y el secreto de tu profesión te prohibirá impedir crímenes de los que serás testigo.

Tienes fe en tu trabajo para conquistarte una reputación; ten presente que te juzgarán, no por tu ciencia, sino por las casualidades del destino, por el corte de tu capa, por la apariencia de tu casa, por el número de tus criados, por la atención que dediques a las charlas y a los gustos de tu clientela. Los habrá que desconfiarán de ti si no gastas barbas, otros si vienes de Asia; otros si crees en los dioses; otros, si no crees en ellos.

Te gusta la sencillez; habrás de adoptar la actitud de un augur. Eres activo, sabes lo que vale el tiempo, no habrás de manifestar fastidio ni impaciencia; tendrás que soportar relatos que arranquen del principio de los tiempos para explicarte un cólico; ociosos te consultarán por el solo placer de charlar. Serás el vertedero de sus disgustos, de sus nimias vanidades.

Sientes pasión por la verdad; ya no podrás decirla. Tendrás que ocultar a algunos la gravedad de su mal; a otros su insignificancia, pues les molestaría. Habrás de ocultar secretos que posees, consentir en parecer burlado, ignorante, cómplice.

Aunque la medicina es una ciencia oscura, a quien los esfuerzos de sus fieles van iluminando de siglo en siglo, no te será permitido dudar nunca, so pena de perder todo crédito. Si no afirmas que conoces la naturaleza de la enfermedad, que posees un remedio infalible para curarla, el vulgo irá a charlatanes que venden la mentira que necesita.

No cuentes con agradecimiento; cuando el enfermo sana, la curación es debida a su robustez; si muere, tú eres el que lo ha matado. Mientras está en peligro te trata como un dios, te suplica, te promete, te colma de halagos; no bien está en convalecencia, ya le estorbas, y cuando se trata de pagar los cuidados que le has prodigado, se enfada y te denigra.

Cuanto más egoístas son los hombres, más solicitud exigen del médico. Cuanto más codiciosos ellos, más desinteresado ha de ser él, y los mismos que se burlan de los dioses le confieren el sacerdocio para interesarlo al culto de su sacra persona. La ciudad confía en él para que remedie los daños que ella causa. No cuentes con que ese oficio tan penoso te haga rico; te lo he dicho: es un sacerdocio, y no sería decente que produjera ganancias como las que tiene un aceitero o el que vende lana. Te compadezco si sientes afán por la belleza; verás lo más feo y repugnante que hay en la especie humana; todos tus sentidos serán maltratados. Habrás de pegar tu oído contra el sudor de pechos sucios, respirar el olor de míseras viviendas, los perfumes harto subidos de las cortesanas, palpar tumores, curar llagas verdes de pus, fijar tu mirada y tu olfato en inmundicias, meter el dedo en muchos sitios. Cuántas veces, un día hermoso, lleno de sol y perfumado, o bien al salir del teatro, de una pieza de Sófocles, te llamarán para un hombre que, molestado por los dolores de vientre, pondrá ante tus ojos un bacín nauseabundo, diciéndote satisfecho: “Gracias a que he tenido la preocupación de no tirarlo”. Recuerda, entonces, que habrá de parecer que te interese mucho aquella deyección. Hasta la belleza misma de las mujeres, consuelo del hombre, se desvanecerá para ti. Las verás por las mañanas desgreñadas, desencajadas, desprovistas de sus bellos colores y olvidando sobre los muebles parte de sus atractivos. Cesarán de ser diosas para convertirse en pobres seres afligidos de miserias sin gracia. Sentirás por ellas más compasión que deseos. ¡Cuántas veces te asustarás al ver un cocodrilo adormecido en el fondo de la fuente de los placeres!

Tu vida transcurrirá como la sombra de la muerte, entre el dolor de los cuerpos y de las almas, entre los duelos y la hipocresía que calcula a la cabecera de los agonizantes; la raza humana es un Prometeo desgarrado por los buitres.

Te verás solo en tus tristezas, solo en tus estudios, solo en medio del egoísmo humano. Ni siquiera encontrarás apoyo entre los médicos, que se hacen sorda guerra por interés o por orgullo. Únicamente la conciencia de aliviar males podrá sostenerte en tus fatigas. Piensa mientras estás a tiempo; pero si indiferente a la fortuna, a los placeres de la juventud; si sabiendo que te verás solo entre las fieras humanas, tienes un alma bastante estoica para satisfacerse con el deber cumplido sin ilusiones; si te juzgas bien pagado con la dicha de una madre, con una cara que te sonríe porque ya no padece, o con la paz de un moribundo a quien ocultas la llegada de la muerte; si ansías conocer al hombre, penetrar todo lo trágico de su destino, ¡hazte médico, hijo mío!”

¨Comienza con lo que tienes, no con lo que te hace falta. Tu ya tienes todo lo que necesitas para comenzar a crear tu futuro. Sin embargo a veces te encuentras diciendo: Si tan solo tuviera esto, si al menos esto fuera distinto, si tuviera mas dinero¨. No exageres la importancia de las cosas que no tienes. Empieza con lo que tienes. No con lo que te hace falta.

No permitas que aquello que no puedes hacer te impida hacer lo que si puedes. La pasividad prolongada paraliza la iniciativa. Para la mente que vacila todo parece imposible. No esperes que existan circunstancias extraordinarias para hacer el bien, hazlo en las situaciones comunes. No necesitas mas energía, habilidad ni mayores oportunidades. Lo que debes hacer es sacarle provecho a lo que ya tienes.

El encanto de lo distante y lo difícil es engañoso. Lo que puedes hacer ahora es la única influencia que tienes sobre tu futuro. La alegría nunca vendrá a quienes no saben apreciar lo que ya poseen. Nadie logro el éxito mientras esperaba que todas las condiciones fueran ideales Dedícate de lleno a terminar la tarea que tienes en tus manos¨.

Seguramente tienes un concepto de dar gracias que has adquirido inconscientemente de acuerdo a valores familiares y también del medio ambiente en que fuiste criado.
Por lo tanto es un concepto no elaborado voluntariamente, sino más bien aceptado como parte de una costumbre o protocolo de convivencia social.

¿Sabías que el dar gracias es una herramienta poderosa para crear una familia feliz o para tener éxito en los negocios, o en tu comunidad?
Pocas personas saben esto, pero cuando despiertan a la conciencia del poder de dar gracias, sus vidas toman un giro diferente.

Agradecer es una poderosa herramienta de crecimiento personal.
Es una manera de crear mejores relaciones personales y de crecer en los negocios.

¿Agradeces en tus negocios? ¿Y en tu familia, en tus relaciones en general?
¿Sabes que hay una técnica para decir gracias?

Cuando digo esto no me refiero al agradecimiento formal, “Gracias por su visita o Gracias por su compra”.
Sino a una técnica para desarrollar tu negocio y tu vida.

¿A cuántas personas mirando a los ojos le diste gracias hoy?
El primer síntoma de un buen agradecimiento debe ser el placer de hacerlo, debe generarte gozo en tu corazón.

Debe responder a una actitud mental positiva.
Agradecer de este modo crea una situación de alegría, y la necesidad de quien recibe tu agradecimiento a retribuirte de algún modo.
Agradecer de este modo contribuye a la creación de equipos de trabajo fuertemente motivados para el éxito común.
Cuantas personas, al recibir un regalo, dicen “no te hubieras molestado” eso no es saber decir gracias, quien sabe agradecer, tiene técnica para agradecer, te dirá “muchas gracias por este regalo, por haber tenido tiempo para pensar en mi, aprecio profundamente tu regalo.

Agradecer es una manera de dar.
Agradece siempre, independientemente de lo que recibas a cambio y veras como esta ley comienza a funcionar.
Nunca lo hagas con el interés de esperar algo a cambio, no funcionará.

Debes ser sincero y generar en ti y en el otro el placer de dar y recibir gracias.
Debes decirlo desde el corazón, de forma clara.
Ten cuidado, muchas veces no encontrarás lo mismo del otro, No importa, lo haces para dar y no para recibir,
que eso no te atemorice o inhiba, agradece desde tu autoestima, firme y claro.
No esperes nada a cambio.

Agradecer es un arte que muy pocas personas desarrollan.

Se ha descubierto que escuchar bien distingue a los mejores gerentes, maestros y líderes. Entre los profesionales asistenciales, como médicos o trabajadores sociales, la habilidad para escuchar profundamente está entre las tres primeras cualidades de aquellos cuyo desempeño ha sido calificado como sobresaliente por sus organizaciones. No sólo se toman el tiempo necesario para escuchar y por ende sintonizarse con los sentimientos de la otra persona, sino que también hacen preguntas para comprender mejor la situación de fondo de la persona, no sólo el problema inmediato ni el diagnóstico rápido.
La atención completa, tan en peligro en esta época de tareas múltiples, se embota cada vez que dividimos nuestro enfoque. La enajenación y las preocupaciones disminuyen nuestra atención, de modo que somos menos capaces de reparar en los sentimientos y necesidades de las otras personas, mucho menos responder con empatía. Nuestra capacidad para sintonizar sufre, extinguiendo la afinidad.
Pero la presencia completa no nos exige tanto. Una conversación de cinco minutos puede ser un momento humano perfectamente significativo, para que funcione, hay que hacer a un lado lo que uno estaba haciendo, dejar lo que uno estaba leyendo, desembarazarse de la computadora portátil, abandonar el sueño despierto y concentrarse en la persona con la que uno está.

Prestarle más atención a alguien intencionalmente puede ser la mejor manera de propiciar el surgimiento de la afinidad. Escuchar con cuidado, con una atención indivisa, orienta nuestros circuitos neurológicos para la conectividad, poniéndonos en la misma longitud de onda. Eso maximiza la probabilidad de que los otros ingredientes esenciales para la afinidad –sincronía y sentimientos positivos– puedan florecer.

Tomado de: Inteligencia  Social. Daniel Goleman

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El barniz separante que disponemos en nuestro país es el Sepacril y se presenta en polvo para ser mezclado con agua en las proporciones adecuadas.
Para preparar medio litro de separante con una consistencia óptima se debe mezclar:

  • 30 gramos de polvo en 500 ml de agua destilada.

Si desea preparar una cantidad menor, pudiera ser 15 gramos en 250 ml.
Una forma homogénea disolución, es usando alcohol de 90 grados. Se toma la cantidad de polvo a mezclar de acuerdo a las proporciones deseadas y se vierte en una pequeña cantidad de alcohol. Verás que se disuelve rápidamente, luego continúas agregando el agua destilada hasta completar la proporción.
El alcohol nos ofrece 2 ventajas:

  • Ayuda en la preparación del separante porque disuelve rápidamente.
  • Ayuda en la conservación de este barniz porque funciona como antiséptico evitando que se corrompa

Más información sobre el separante

Cuando me amé de verdad, comprendí que en cualquier circunstancia, yo estaba en el lugar correcto y en el momento preciso. Y, entonces, pude relajarme…

Hoy sé que eso tiene nombre… autoestima.

Cuando me amé de verdad, pude percibir que mi angustia y mi sufrimiento emocional, no son sino señales de que voy contra mis propias verdades.

Hoy sé que eso es… autenticidad.

Cuando me amé de verdad, dejé de desear que mi vida fuera diferente, y comencé a ver que todo lo que acontece contribuye a mi crecimiento.

Hoy sé que eso se llama… madurez.

Cuando me amé de verdad, comencé a comprender por qué es ofensivo tratar de forzar una situación o a una persona, solo para alcanzar aquello que deseo, aún sabiendo que no es el momento o que la persona (tal vez yo mismo) no está preparada.

Hoy sé que el nombre de eso es… respeto.

Cuando me amé de verdad, comencé a librarme de todo lo que no fuese saludable: personas y situaciones, todo y cualquier cosa que me empujara hacia abajo. Al principio, mi razón llamó egoísmo a esa actitud.

Hoy sé que se llama… amor hacia uno mismo.

Cuando me amé de verdad, dejé de preocuparme por no tener tiempo libre y desistí de hacer grandes planes, abandoné los mega-proyectos de futuro. Hoy hago lo que encuentro correcto, lo que me gusta, cuando quiero y a mi propio ritmo.

Hoy sé, que eso es… simplicidad.

Cuando me amé de verdad, desistí de querer tener siempre la razón y, con eso, erré muchas menos veces.

Así descubrí la… humildad.

Cuando me amé de verdad, desistí de quedar reviviendo el pasado y de preocuparme por el futuro. Ahora, me mantengo en el presente, que es donde la vida acontece.

Hoy vivo un día a la vez. Y eso se llama… plenitud.

Cuando me amé de verdad, comprendí que mi mente puede atormentarme y decepcionarme. Pero cuando yo la coloco al servicio de mi corazón, es una valiosa aliada.

Y esto es… saber vivir!

No debemos tener miedo de cuestionarnos… Hasta los planetas chocan y del caos nacen las estrellas.

Charles Chaplin

A veces corremos las impresiones y el especialista desea tener los modelos para ese mismo día.
Todos sabemos que para el recortado, el equipo funciona con agua y los modelos quedan completamente mojados.
La solución es soplarlos muy bien con la pistola de aire para eliminar los residuos de agua y colocarlos en el microondas por 30 segundos a potencia máxima.
Cuando los sacas del horno veras que están mojados otra vez porque el calor los hace sudar.
Los soplas de nuevo y esperas unos minutos a que se refresquen y ya se puede trabajar con ellos.

14 MAY 12 | Por la Dra. Vidal y Benito

¿Qué es la empatía? “Ponerse en los zapatos del otro”, entender el mundo de creencias, vivencias, concepciones e ideas del paciente.
Dra. María del Carmen Vidal y Benito

La Empatía es un fenómeno que ha sido tratado bastante intensamente aunque por épocas,  por diversos estudiosos y pensadores  pertenecientes a diferentes disciplinas y en cuanto se comienzan a analizar los ensayos, las monografías, las tesis de doctorado, las revisiones y los trabajos de investigación dedicados a este tema, lo primero que resalta es que  no existe consenso acerca de lo que esta palabra  significa.

Es muy probable que el uso del término, por parte de profesionales de disciplinas diversas,  además de su vulgarización y uso cotidianos, sean las circunstancias que han contribuído  a la confusión que existe con respecto del mismo.

La Empatía considerada como un fenómeno básicamente afectivo  presente en los seres humanos,  que posibilita darse cuenta de que el otro, el que está frente a mí, presente en toda su corporeidad, se emociona como yo lo hago, siente como yo siento, y por lo tanto  es una persona tal cual yo lo soy, ha sido abordado por la Filosofía y estudiado por ella como una condición del ser o del existir humanos,  que posibilita la intersubjetividad,  es decir  la relación con los otros.

La Psicología en cambio,  ha estudiado  la Empatía como característica psicológica,  principalmente afectiva para algunos, cognitiva para otros y mixta para la mayoría en la actualidad,  que constituye por sí misma o es una condición  para la generación de las conductas y actitudes prosociales y es fundamental en el desarrollo infantil.

Más recientemente, las Neurociencias se interesan en hallar las razones por las cuales el cerebro-cuerpo genera una mente que se piensa a sí misma y abordan la consciencia, la Empatía, el altruismo, las conductas morales, etc., tratando de entender cómo en el ser humano, se producen  la consciencia de uno mismo y también la capacidad de sentir la emoción de otro, pudiéndola  diferenciar de la propia emocionalidad.

Es así que cuando se habla de Empatía, el o los autores pueden estar refiriéndose a:

• Sentir la emoción que el otro siente

• Conocer el mundo  interno de otra persona,  sus ideas, creencias y sentimientos.

• Conocer y comprender al otro y también  compartir su estado emocional

• Comprender los sentimientos de los otros: vivenciar lo que el otro siente, tomar distancia y valorar lo sentido por el otro

• Adoptar la postura o la expresión facial del interlocutor durante el intercambio con otros (la imitación sería la base de la Empatía)

• Proyectarse uno mismo en la situación de otro y luego percibir lo proyectado como perteneciente al objeto (Empatía Estética)

• Imaginar  lo que se sentiría o se  pensaría si se estuviera en el lugar del otro.

• Imaginar cómo el otro siente o piensa.

• Incomodidad, malestar, angustia, distress frente al sufrimiento del otro.

• Acompañamiento del sufrimiento o la alegría del otro lo que motiva a ayudarlo. La compasión, la congratulación, la conmiseración, son componentes de esta actitud que  es designada desde Max Scheler,  como Simpatía, si bien algunos autores denominan Empatía.

Es fácil observar que en las definiciones anteriores, la Empatía es considerada como un elemento afectivo o cognitivo o mixto.

Pero además la empatía forma parte relaciones interhumanas muy específicas, como la Relación Profesional de la Salud-Paciente y dentro de este campo se puede diferenciar la Empatía de la Relación Médico Paciente y la de la Relación Psicoterapeuta/Psicoanalista-Paciente, esta última conocida como Empatía Terapéutica.

Personalmente adhiero al concepto de Empatía como una actitud  humana que forma parte de la Competencia Social,  entendida ésta, como el conjunto de habilidades, destrezas y actitudes de las personas,  necesarias para relacionarse los unos con los otros y conformar grupos sociales.

En la Relación Médico Paciente tal actitud es parte de la Competencia Comunicacional que a su vez está incluída en la Competencia Clinica.

En esta relación,  la Empatía  no solo “se presenta”,  dependiendo de la capacidad natural del profesional y de las características del  que consulta, sino que puede ser considerada  como una herramienta al servicio de alguna estrategia con una finalidad terapéutica y por lo tanto puede y debe ser enseñada y también puede y debe ser aprendida por los profesionales de la Salud.

Lo que sucede habitualmente en la relación entre los Profesionales de la Salud en general y los Pacientes, es que  el vínculo empático se desarrolla dependiendo de las capacidades naturales de cada profesional, ya que en general, éstos carecen de la formación necesaria para implementarlo,  salvo en algunos ámbitos de formación en los cuáles se intenta fomentar esta actitud, los cuales son más bien escasos al menos en la Argentina.

Sea cual fuere la definición que se utilice, se acepta en  general que la Empatía se desarrolla en los seres humanos desde muy pequeños, no es de distribución homogénea,  ya que hay personas con mayor facilidad para empatizar  que otras; se entiende que se  presenta con mayor frecuencia en las mujeres, lo que muy probablemente sea una consecuencia de lo que se valora en el sexo femenino en nuestra cultura,  aunque también debe haber otros factores que intervienen, muy probablemente neurohormonales (Oxitocina); sabemos que hay relación entre la Empatía, las habilidades sociales de los niños, su capacidad para aprender y la tolerancia a la frustración y que el grado de desarrollo de  esta característica en los padres, influye en la evolución infantil.

Por otra parte la Empatía está muy relacionada a la posibilidad  de vivir en sociedad, al altruismo, a las condiciones para la  afiliación a un grupo, a la solidaridad, a los valores éticos, es decir a todas las actitudes y conductas que favorecen la convivencia y la interacción social y es posible por lo tanto  inferir  que la Empatía está vinculada a la concepción de la nostridad, del nosotros como una entidad compleja y no como un yo plural, como una sumatoria de individuos singulares.

También se vincula la Empatía y sus disfunciones a la psicopatología humana,  particularmente  con los llamados Trastornos Generales del Desarrollo, especialmente el Autismo.

La Medicina es un arte antiguo y muchas de las conductas y actitudes del médico son por lo tanto de larga data, aunque por cierto la mayoría de las veces, los profesionales de la salud no nos detenemos a reflexionar acerca de ellas.

A  través del tiempo, un gran número de las formas de atender a los pacientes han sufrido variaciones acompañando los cambios histórico-culturales que se han ido produciendo.

En la medida que una modalidad de atención se repite, se instala, se incorpora a la cotidianeidad de la actividad profesional, se pasa a creer que tal modalidad es “naturalmente así” y por lo tanto no merece que nos detengamos a analizar sus  implicancias.

Es así como en la consulta médica poco a poco se ha establecido un modo de encuentro rápido, de  contacto superficial, centrado en recabar los síntomas de la enfermedad o el malestar físico que aqueja al consultante, orientado a diagnosticar con la mayor aproximación posible el problema biológico, con preguntas cerradas, con escasa oportunidad de exposición por parte del paciente de su interioridad, con una psicosemiología prácticamente ausente, una semiología clínica breve y rudimentaria y una hipertrofia de estudios y análisis complementarios.

Es lo que se denomina el modelo biomédico, focalizado  en el diagnóstico de la enfermedad  y centrado en el profesional de la salud,  con una relación Médico Paciente fragmentada y fragmentadora , objetivante y cosificadora, en la que los sentimientos, afectos, preocupaciones, temores y expectativas del paciente no son de interés para el médico y cuando perturban el desarrollo de la entrevista generando situaciones incómodas para el profesional que no las maneja y además piensa que no le corresponden,  entonces se procede “a derivar” al paciente depositándolo en el psicólogo o en el psiquiatra para que se hagan cargo “de la parte psicológica”.

Algunos autores plantean que la Empatía no puede ser enseñada ni aprendida, porque la consideran una característica de los sujetos humanos que depende básicamente de su personalidad.

No quiere decir esto que un médico/a o un enfermero/a deban manejar la Empatía tal como lo haría un psicoterapeuta, pero tampoco pueden dejar librada esta actitud a su propia intuición, transformándola en un modo benevolente y a veces hasta condescendiente de escucha de lo que el otro tiene que decir, constituyendo finalmente una actitud hacia el interlocutor pseudo-empática o pseudo-comprensiva.

También resulta claro que no con todas las personas que nos consultan, se establecerá una relación empática profunda.

Son muchos los pacientes que llegan a la consulta, con los que se establece una relación amable y atenta, respetuosa de sus particularidades como sujeto humano, pero en la cual por diversas razones,  no se desarrolla ese “aprehender la vivencia ajena” 2,  muchas veces porque lo que trae al paciente a ver al médico es un problema intrascendente desde el punto de vista de la salud y el mismo paciente desea una consulta rápida, o porque el que consulta, como muchos en la actualidad, está acostumbrado a ver especialistas  directamente y no cuenta o no desea contar con un médico de cabecera o porque recurre a lo que se llaman “consultas no-programadas”,  que son breves y se crearon para resolver el problema de la espera de turnos en los sistemas sobresaturados, pero que muchas personas utilizan sistemáticamente y mediante las cuales cada vez verán a un profesional de la salud distinto, que los atenderá poco tiempo, y no tendrán un médico que los conozca y los siga,  ya que nunca se generarán un espacio de tiempo dedicado a su salud,  y más bien verán a un profesional de la salud diferente cada vez, en los espacios que “les sobren” entre otras actividades “más importantes”, pensando que la historia clínica computarizada reemplaza perfectamente al médico de cabecera.

Pero que  el profesional de la salud “sienta lo que el paciente está sintiendo” en el momento en que éste nos cuenta una situación de su vida que a él le importa mucho, es fundamental para que dicho paciente se dé cuenta de que es escuchado y comprendido,  y por ende valorado como persona digna de ser el centro del interés del profesional-persona que lo está atendiendo.

Pero este momento de “aprehensión del vivenciar del otro”, como planteaba Edith Stein, es un acto incompleto en las Ciencias de la Salud,  a menos que  el profesional tratante pueda “cortar” el momento emocional para pasar a un momento reflexivo,  en el cual rápidamente tendrá que articular la emoción experienciada por él y  la sentida por el paciente, con las creencias, pensamientos, ideas, modo de vivir y de ser de ese paciente, separándolas además,  de las propias ideas y emociones.

No se trata de imaginar lo que el paciente siente, ni tampoco de representarse lo que el profesional de la salud sentiría si estuviera en el lugar del paciente.

Ambas situaciones son engañosas y están más relacionadas con las características del profesional que se imagina o se representa la emocionalidad del otro, que con el mundo emocional real del paciente.

Se trata en ambos casos de inferencias, de suposiciones que podrían ser acertadas, pero que en igual proporción podrían ser erróneas ya que están muy contaminadas con la interioridad del profesional.

Pero que el profesional de la salud contextualice la emoción expresada por el paciente y que él ha vivenciado, es importante para no propiciar con ciertas actitudes,  aspectos poco saludables de dicho paciente.

Una persona puede llorar dramáticamente, con angustia intensa y muy conmovedora, porque no ha logrado manipular a otro,  y en el acompañamiento empático se debe tener cuidado,  porque es probable que ese paciente se calme si el médico se deja manipular, con lo cual se fortalece un aspecto poco sano del que consulta.

En síntesis:

La Empatía requiere de un primer paso que consiste en que el profesional de la salud, escuchando atentamente lo que el paciente dice y observando lo que expresa sin palabras, con los gestos, las actitudes, los tonos de voz, los énfasis, los silencios, etc., pueda sentir la emoción que el paciente está sintiendo, y en este sentido, la Empatía es claramente una actitud afectiva, en la que el estado emocional percibido por el profesional, se ha generado en aquél al cual éste escucha utilizando al máximo su capacidad de concentración,  sin prestar o prestando poca atención a los aspectos del mundo circundante,  ni tampoco a las propias preocupaciones que en ese momento deben estar fuera del foco de la consciencia.

Pero “ponerse en los zapatos del otro”, la frase de Rogers que más utilizan los profesionales de la Salud cuando se refieren a la Empatía, requiere un paso más, que consiste en tomar distancia, saliéndose del estado afectivo en el que se estaba inmerso hasta ese momento, para entender el mundo de creencias, vivencias, concepciones e ideas del paciente y en este momento la Empatía es una actitud básicamente cognitiva.

Todas las observaciones, señalamientos, esclarecimientos, orientaciones y consejos que se brinden deberán serlo desde ese mundo de creencias que es el mundo del paciente,  porque de otra forma lo que el profesional de la salud quiera transmitir no tendrá significado para dicho paciente, le resultará extraño, ajeno, no lo comprenderá y por lo tanto no producirá el efecto buscado.3

Referencias:

1) Este artículo está basado en “La Empatía en la Consulta” de María del Carmen Vidal y Benito. En prensa. Editorial POLEMOS. Buenos Aires. Argentina. 2012.
2) Empatia: aprehender la vivencia ajena (Edith Stein. Alumna de Husserl)
3) Vidal y Benito, M del C. “La Relación Médico Paciente. Bases para una comunicación a medida”. Edit. Lugar. Bs As. Argentina. 2010.

*Dra. María del Carmen Vidal y Benito especialista en Salud Mental, Magister en Educación Médica. Fac de Medicina. Universidad Nacional de Tucumán. 2010, Especialista en Psicología Médica. UBA- 1979, Especialista en Psiquiatría. MSP. (Ministerio de Salud Pública)- 1991, Integrante del Registro de Expertos en Psicooncología y en Psiquiatría de la CONEAU, Evaluadora de Proyectos UBACYT 2010-2012. Grupos en Formación. Designada por la Comisión Asesora de Ciencias Sociales-UBA , Jefa del Sector Psiquiatría de Enlace e Interconsulta del  Departamento de Psiquiatría del CEMIC.

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El mayor peligro para la mayoría de nosotros no es que nuestra meta sea demasiado alta y no la alcancemos, sino que sea demasiado baja y la consigamos.

MIGUEL ÁNGEL (1475-1564)

Miguel Ángel Buonarroti, pintor, escultor, arquitecto y poeta italiano del Renacimiento, es una destacada figura en la historia de las artes plásticas.

Miguel Ángel, que vivió nada menos que hasta los ochenta y nueve años y seguía esculpiendo, pintando, escribiendo y diseñando a una edad en la que los noventa suponían casi sesenta años por encima de la esperanza de vida de aquella época, hablaba en esta famosa cita de la idea de tener esperanzas y metas muy altas. El peligro no reside en fijar metas irreales, sino en no tener ninguna o en que esta sea muy baja, ya que, de ese modo, con nuestra falta de fe, frenamos la posibilidad de llegar a materializar metas más altas.

Esto no solo se aplica a la superación de enfermedades físicas, sino que prácticamente lo incluye todo. El mundo está lleno de personas con metas bajas y pensamientos limitados que desean imponer esta actitud a los demás. El verdadero riesgo está en rendirse o en dejarse llevar por las bajas expectativas. Escucha atentamente a Miguel Ángel, un hombre al que muchos consideran el mayor artista de todos los tiempos.

Un ejemplo es la estatua del David en Florencia. El tamaño, la majestuosidad, el espíritu que parece salir del mármol es Miguel Ángel díciéndonos a todos que apuntemos bien alto. Cuando se le preguntó cómo fue capaz de crear semejante obra de arte, respondió que en realidad David ya estaba en el mármol, él se limitó a quitar lo que sobraba para que este pudiera salir a la luz. Una elevada meta, sin duda.

Hablando de alturas, vale la pena contemplar la Capilla Sixtina. Miguel Ángel tardó cuatro años en pintar la bóveda, tendido boca arriba sobre un andamio, entre 1508 y 1512. Fue un proyecto que otros artistas de menor talla habrían considerado imposible. Sin embargo Miguel Ángel lo aceptó, así como muchos otros, en una vida cuajada de energía, talento y, cómo no, de grandes metas.

Tomado de:   La sabiduría de todos los tiempos.   Wayne W. Dyer

Una historia que nos permite conocernos como personas.

Cuentan que una vez había un anciano que todos los días se sentaba en la entrada de un pequeño pueblo, al lado de un pozo. Cierto día llegó un joven forastero algo desorientado, y con mucho respeto se le acercó y le preguntó:

– Buenos días señor, nunca he venido por estos lugares y quisiera saber, ¿Cómo son los habitantes de este lugar?
El anciano con amabilidad le respondió con otra pregunta:
– Dime muchacho, ¿Cómo eran los habitantes de la ciudad de la que vienes?
– Y, realmente no quisiera volver a ese lugar, ya que todos son muy egoístas, mentirosos y malvados; es por eso que estoy buscando un mejor lugar para vivir. Le digo sinceramente: estoy contento de haberme ido de allí!
– Ah, porque así son los habitantes de este pueblo … -le respondió el anciano.
Entonces el joven le agradeció y se fue sin siquiera entrar a recorrerlo.

Un rato después llegó otro forastero, quien se acercó al anciano y le hizo la misma pregunta:
– Señor, este lugar es nuevo para mi. ¿Podría decirme como son los habitantes de este pueblo?
El anciano muy calmo, de nuevo, contestó con la misma pregunta:
– Dígame joven, ¿cómo eran los habitantes de la ciudad de la que vienes?
– Allí todos eran buena gente, muy generosa, hospitalaria y honesta. Le soy sincero si le digo que tengo tantos amigos y conocidos que me ha costado muchísimo separarme de ellos.
– Ah, porque así también son los habitantes de este pueblo -respondió.

Cerca de ellos se encontraba un hombre que había llevado a sus animales a tomar agua del pozo y que había escuchado ambas conversaciones.
En cuanto el joven se alejó, le dijo al anciano, con profunda curiosidad:
– Disculpe, querido amigo. ¿Cómo puede dar dos respuestas completamente diferentes a la misma pregunta?
– Mire joven -le respondió – Cada uno lleva el universo en su corazón. Quién no ha encontrado nada bueno en su pasado, tampoco lo encontrará aquí; en cambio, aquel que tenía amigos en su ciudad, encontrará también aquí amigos leales y fieles. Porque las personas encuentran en los demás lo que son en sí mismas.

SOLEDAD

Feliz es el hombre cuyo deseo y preocupación
están ligados a unas pocas fanegas paternas,
contento de respirar su aire nativo
en su propia tierra.

Cuyas manadas leche dan, cuyos campos de pan le abastecen,
cuyos rebaños de atavío le proveen,
cuyos árboles en verano sombra le dan
y en invierno fuego le proporcionan.

Bendito aquel que sin inmutarse
puede ver pasar tranquilamente
las horas, los días y los años,
con salud física y paz mental;
tranquilo de día,
profundamente dormido de noche, mezclados,
estudio y descanso, dulce recreo e inocencia que,
junto a la meditación, es lo que más complace.

Déjame vivir así, sin ser visto ni conocido;
déjame morir así, sin lamentos.
Arrebatado del mundo y sin tan siquiera una piedra
que diga dónde yazgo.

ALEXANDER POPE
(1688-1744)

Alexander Pope, poeta inglés y escritor satírico, fue la mayor autoridad literaria de su época y se le consideró el prototipo del neoclasicismo inglés.

Los tres primeros versos de este poema hacen referencia a la necesidad de respirar aire puro, ser autosuficientes en la naturaleza y disfrutar de la soledad y el silencio durante el día. Os animo a todos a hacer todo lo posible para introducir estos elementos en vuestra vida, dondequiera que viváis. Dedicad un tiempo para salir de la ciudad y estar en contacto con la naturaleza, donde podréis disfrutar de momentos de inmenso placer y de paz.

Tomado de:   La sabiduría de todos los tiempos.   Wayne W. Dyer