Prioridades para la Salud Cardiovascular en las Américas
La Organización Panamericana de la Salud ha publicado este documento, que sintetiza las prioridades para la salud cardiovascular,es el resultado de un amplio proceso de consultas que se centró en la prevención a nivel poblacional, el control integrado de riesgos y enfermedades y en la organización de los servicios de salud. Las prioridades se articularon en torno a las siguientes cuatro líneas de acción de la Estrategia Regional: a) política pública y abogacía, b) vigilancia, c) promoción de la salud
y prevención de las enfermedades y, d) control integrado de las enfermedades crónicas y los factores de riesgo. Asimismo, dichas prioridades son congruentes con la Agenda de Salud para las Américas y con el Plan de Acción de la OMS para la Estrategia mundial para la prevención y el control de las enfermedades no transmisibles, aprobado en el 2008.
En la consulta participaron numerosos expertos, instituciones de profesionales y académicas, organizaciones de la sociedad civil y los ministerios de salud de la Región. Varios asesores de la contexto de la situación económica, política y social de cada país.
OPS que representaban a las diversas áreas técnicas trabajaron en torno a la Agenda de Salud para las Américas y acordaron la definición de estas prioridades.
Este documento se ha preparado pensando principalmente en quienes tienen la responsabilidad de tomar decisiones en política sanitaria. Por esta razón es muy importante reiterar uno de los mensajes cruciales de esta consulta: como las enfermedades cardiovasculares (isquémicas del corazón y cerebrovasculares) son la primera causa de mortalidad y de mortalidad prematura en la mayoría de los países de la Región y comparten con otras enfermedades crónicas sus determinantes, factores de riesgo y necesidades de servicios, jerarquizar las acciones definidas aquí como prioridades para la salud cardiovascular produciría un beneficio directo para la prevención y el control de la diabetes, las enfermedades respiratorias crónicas y el cáncer, así como para otras enfermedades cardiovasculares y la obesidad. Finalmente, este documento debe ser entendido como un menú de opciones de política, en ningún caso preceptivo, que deberá ser evaluado, antes de su aplicación, y adaptado al contexto de la situación económica, política y social de cada país.